El Valencia ya tiene a su fiera goleadora con la llegada de Maxi Gómez
El tira y afloja vivido con el Celta terminará de forma satisfactoria para ambas partes. Marcelino contará con su pieza más ansiada de cara al remate final.
Una vez ya alejados todos de las pretensiones iniciales del presidente de la entidad celtiña, Carlos Mouriño, las cuales se circunscribían a los 50 millones euros del importe de la cláusula de rescisión, el ariete uruguayo Maxi Gómez (Paysandú, Uruguay, 1996) se convertirá en la tercera incorporación del club de Mestalla para el curso 2019-20 por la mucho más terrenal cantidad de 14,5 millones de euros con otros dos posibles en variables. Lo hará después de las altas registradas en los últimos días de Jasper Cillessen para defender el marco, y, por otro lado, de Denis Cheryshev, quien se convierte así en jugador che en propiedad después de formar parte del equipo mediante una cesión por parte del Villarreal durante la pasada temporada.
… y el Celta aceptó las condiciones
Algo que el club celeste terminó por hacer, en gran medida, debido a la inclusión en la operación de su hijo pródigo Santi Mina. Tras disputar cuatro campañas como balanquinegro con un más que aceptable rendimiento, en el seno de los vigueses se espera que el delantero gallego acredite en su retorno esa condición de futura estrella con la que abandonó con tan solo 19 años la casa futbolística que le vio nacer.
Nada desdeñable, especialmente para el secretario técnico de los celtiñas, Felipe Miñambres, resulta, de la misma forma, la fórmula de abaratamiento del traspaso consistente en hacer partícipe del mismo al prometedor central, adquirido recientemente por el Valencia CF procedente del CD Tenerife, Jorge Sáenz, cuyos derechos pasarán durante dos campañas al RC Celta en forma de cesión; puesto que la proyección del zaguero canario, internacional sub-21, parece fuera de toda duda.
Otro de los factores determinantes a lo que hora de que la operación, no sin tensión por momentos en las negociaciones, terminara fructificando cabría atribuirlo a la voluntad del propio jugador charrúa de continuar creciendo dentro de su fulgurante carrera en Europa, siendo contemplado el marco de una competición del calibre de la próxima edición de la Champions League como el más idóneo para ello.
Delantero tanque a la antigua usanza
Pese a ser un término algo en desuso dentro del contexto del fútbol moderno, el de delantero tanque sería un concepto de lo más ajustado a la hora de definir las características del punta uruguayo. Escasamente dado a los caracoleos en el borde o el interior de área, ni proclive a la conducción del esférico, su fijación con los tres palos de la meta contraria constituye el principal argumento de su inventario futbolístico.
Con 1.86 de estatura, su capacidad para dominar el juego aéreo en la ofensiva es un hecho, algo que viene determinado, en la misma proporción, por la capacidad de anticipación frente a los centrales rivales, así como por la habilidad que demuestra para leer los centros que sus compañeros puedan ofrecerle a través de su gran juego sin balón.
Algunas de las otras virtudes por su parte en lo que concierne al remate - poco espacio necesita para armarlo con potencia utilizando ambas piernas - quedaron patentes cuando sorprendió a propios y extraños convirtiendo gol en cinco de las seis primeras jornadas de LaLiga 2017-18, recién aterrizado desde el fútbol charrúa, y cuando entonces contaba con apenas 21 años y ya se podía, eso sí, vislumbrar un futuro para él como el que ahora pretende aprovechar al máximo; las cifras de 17 tantos esa misma campaña y 13 en la posterior - esta última - no hicieron sino ahondar en esas buenas sensaciones. Llegar con esa juventud a la Champions y un grande Europa como el Valencia CF no es asunto baladí.