La desmotivación evidente
El bien visto es ese del culo plano que nunca da la cara y que ni por asomo es un predicador de ejemplo
Ocurre en muchos trabajos, en unos está algo camuflado para que no salte a la vista, o no se den cuenta los demás, en otros se disfraza de buenas intenciones que nunca llegan pues se utiliza la mentira e hipocresía con cierta frecuencia como estrategia de que “todo continúe igual”.
En otros mundos laborales no se cortan nada, ni un ápice, es más que obvio que premian al gandul, al correveidile, al alcahueta que cotillea cada noticia como si del “sálvame” se tratara, en definitiva, a aquellos siervos de naturaleza traicionera que venden hasta a su madre y que, si pudieran traicionaría a la más mínima a aquel al que sirven.
El famoso divide y vencerás utilizado por algunos caciques para que se les llene la boca diciendo: “Es que son compañeros y se llevan mal”, como excusa para paralizar negociaciones colectivas, ventajas laborales, o condiciones de trabajo que buena falta nos hace.
Se habla mucho del “estar quemado del funcionario” y también de las secuelas físico-psicológicas que deja en muchas personas que han pasado de ser estandartes de su empresa o ayuntamiento a ser seres de ultratumba que no levantan cabeza.
Una de las causas que lo provoca es la absoluta desmotivación, y de eso se encargan aquellos que viven bien (normalmente bien compensados) y que no quieren ni por asomo "la evolución de las cosas”. Además, huyen de objetivos, metas, retos, o de formar debidamente a sus trabajadores, porque el perfil de funcionario que quieren es una persona que no opine, no piense, no aconseje, no aporte ideas, ya que todo está fenomenal en la involución, y les fastidia que llegue alguien y les estropee su organización fantasma. Estos responsables no quieren estadísticas de nada, pues ahí puede ver cualquiera su ineficacia, su irresponsabilidad. Nademos en el océano de la mediocridad.
¿Las cosas salen mal? Ya se encargan algunos impresentables de decir que sus trabajadores no están a la altura, no se enteran, son unos despistados, no están preparados, hacen lo que les da la gana, o no sé qué hacer con ellos. Incluso: No me obedecen.
El caso es que les echan la culpa a escondidas, pero siempre utilizando la mentira, ya que está de moda en el mundo político y lo estamos viendo constantemente en la televisión, incluso en las promesas en los plenos que nunca llegan. La falta de formación y de preocuparse de que los grupos de trabajo que pueden estar obsoletos determina obviamente lo buen o mal responsable que puedes llegar a ser, de modo que si te sienta mal este comentario es que eres un dirigente espantapájaros de paja, que en vez de hacer escucha activa y ponerte al día, prefieres hundir a tu grupo de quejicas paralizándoles toda acción y haciéndoles nadar en un limbo de estupidez y de degradación.
Hemos visto responsables de grupo dirigiendo a patrullas de servicio desde un asiento cómodo, con el aire acondicionado a todo gas, haciendo trabajos del exterior (de su vida privada) y gastando folios a tutiplén mientras otros están dando la cara en peleas, amenazas con armas, alcoholemias, accidentes de circulación, o conflictos cualesquiera siendo un servicio mínimo.
Pero no se preocupen, aquellos que primeramente menciono no se levantarán nunca de la silla para defender a esos compañeros que siempre están tratando de resolver los problemas de la calle, porque no les importa lo más mínimo lo que ocurra. El patrullero que se aguante con lo que le venga, y si le parten la cara, da igual. ¿No es eso una completa desmotivación?... Finalmente el bien visto es ese del culo plano que nunca da la cara y que ni por asomo es un predicador de ejemplo.
Un estado de desidia en los componentes de cualquier policía local provoca consecuentemente unos daños más que colaterales. Muchos se encuentran de baja, mientras otros están pensando cómo llegar a estar en esa misma situación, ya que aquí se valora la astucia de aquel que “no está al pie del cañón”, por lo tanto el revuelo se produce, criticas, comentarios y acciones.
Algunos tratan de largarse a toda prisa de esos lugares que están malditos, ya sea por su involución, por la nefasta dirección y nula organización, por el obsoleto y deprimente sueldo, por lo desagradecidos que son, o por todas estas cosas juntas y algunas más que es mejor no mencionar, pero, no es fácil salir de “comisión de servicios” en algunos lugares con la excusa de que no hay efectivos.
Muchos de los policías que quieren irse a otras poblaciones tienen que volver a opositar; otros simplemente cambian por un tiempo de lugar, pero pronto vuelven “al planeta de los simios de origen”, cuestión cada día más complicada, sobre todo para aquellos que tienen más edad.
Hablar de las recompensas laborales que son a modo de mención en la policía local más honoríficas que otra cosa puede llegar a ser un tema amplio para explicar en un libro y no sería un libro corto de pocos folios.
En algunos lugares el cacique de turno no otorga ni una condecoración porque le da credibilidad al funcionario y claro, eso no puede pasar, el mandamás no lo consentirá, nadie puede estar por encima ni en eso.
En otros lugares puede que sean los “elegidos” aquellos que ostentan cierto poder, son conocedores o amigos de gente influyente, y usan sus comodines para que les proporcionen un galardón a la más mínima, la mayoría de las veces sin mérito alguno. Y después están los súper clase, esos que en las películas americanas son los revotaos de la comisaría pero que se dejan la piel, y que llegan hasta el final.
Aquí desgraciadamente a muy pocos se les reconoce su interés, su mérito, o su responsabilidad, más bien se les localiza pronto para todo lo contrario… “anularlos”, y solo se les pide ayuda cuando todo el mundo se bloquea o se caga de miedo ante la adversidad y la maldad de la calle.
Lo que comentábamos, la desmotivación e injusticia.
Dedicado a aquellos cracks con los que estamos los ciudadanos seguros en nuestras casas.
*Oficial de Policía Local y Grupo EmeDdona.