La discreta visita de Pablo Casado a La Vall d´Uixó para cumplir una promesa
Las inundaciones cambiaron su agenda de ese día y se desplazó a Ontinyent. No obstante, tanto Bonig como Clavell esperaban que fuera hasta su municipio a inaugurar la sede local
Lo había anunciado durante su campaña de primarias y ratificado en persona posteriormente, Pablo Casado quería visita La Vall d´Uixó. La agrupación local del Partido Popular esperaba con tanto entusiasmo su asistencia que había ido retrasando la inauguración oficial de su sede (va a cumplir dos años abierta) hasta que viniera su presidente nacional para hacerlo. Y cuando ya había una fecha clara y anunciada, el pasado viernes 13, el rumbo de los acontecimientos empezó a torcerse tanto que temían un nuevo desengaño. No obstante, Casado cumplió su compromiso. Con discreción.
Ese día el presidente nacional del PP trastocó todo su agenda para desplazarse a Ontinyent y presenciar la magnitud de la riada que devastaba otra Vall, en este caso, d´Albaida, y en especial su municipio más populoso. No era un acto previsto, ya que tenía programado participar en un encuentro de jóvenes europeos en Valencia. No obstante, las circunstancias mandaban. Y, estratégicamente, fue el primer líder nacional en desplazarse a la zona afectada, incluso por delante del ministro del Interior.
Desde allí, con una agenda enrevesada por los acontecimientos, barajaba la opción de ir a Valencia para coger el AVE que le llevara a Madrid. Pero sabía que en Castellón lo esperaban. Y no solamente en La Vall, sino también en Segorbe. Se había curado en salud pues desde su entorno, y así lo recogió algún medio, habían anticipado con anterioridad que el recorrido por la provincia de Castellón quedaría aplazado.
No obstante, su relación con Óscar Clavell, presidente local y diputado nacional, además de ex alcalde de la población, y también el hecho de que la presidenta autonómica del PP, Isabel Bonig, hubiera sido primer edil del municipio, constituían dos buenas razones para desplazarse a La Vall d´Uixó, además de que tenía la oportunidad de cumplir la promesa proferida tiempo atrás.
Y así lo hizo. Pese a la lluvia, desde Ontinyent atravesó la provincia de Valencia y subió hasta la de Castellón. Acudió primero a Segorbe, donde le esperaba el presidente provincial popular y segorbino de pro, Miguel Barrachina, para explicarle los intríngulis de la famosa Entrada de Toros y Caballos local y, después, a las cinco de la tarde, su coche llegó a La Vall (al final volvería directamente con el vehículo a Ávila en este caso. La opción del AVE ya estaba descartada).
Eso sí, había pedido que el acto de La Vall fuera "íntimo", con la afiliación y poco más. No obstante, en la localidad castellonense lo esperaban alrededor de 200 personas, que hasta el último momento no tenían claro si Casado llegaría o no. Descubrió la placa de apertura de la sede donde lucía su nombre, firmó el libro de honor, destacó la figura de Óscar Clavell, al que calificó de "amigo" al que quiere "tener cerca", y también, alejó atisbos de cambios en el liderazgo autonómico de Bonig. "Transformó La Vall y pronto hará lo mismo en la Comunidad Valenciana", apuntó sobre ella.
Debido a la multitudinaria afluencia de público que se sumó a la asistencia de afiliados, la comitiva se desplazó de la sede al teatro local, que ya lo había reservado la agrupación del PP en previsión de lo que podía ocurrir. Y en un ambiente de saludos y confraternización se hicieron las siete de la tarde, hora en que el presidente nacional de los populares volvió a subir a su vehículo para alejarse de la Vall d´Uixó.
Había cumplido su compromiso. Con discreción. Sin televisiones ni cobertura de medios. Y manteniendo la cita hasta el último segundo a pesar de que desde su partido (no desde la agrupación local, que siempre confió en su llegada), habían adelantado que la agenda podía cancelarse. En lugar de eso, se agrandó, con la visita previa a Ontinyent y sus declaraciones ante las televisiones nacionales a pie de inundaciones.