El Valencia completa su mejor partido (0-1)

Un líder debe caracterizarse por saber ceder en ocasiones. Eso no le convierte en menos líder, al contrario. Celades ha cedido en su convicción del 4-3-3 y ha regresado al 4-4-2 de Marcelino. Ha salido bien. Cuando quiera, que vuelva a experimentar, ya se ha ganado las credenciales este sabio tímido que dirige a las bestias pardas de ese vestuario.

Avisó primero el Valencia con una buena apertura de Maxi Gómez para Wass, que se proyectó en ataque y su centro al área lo remató el uruguayo y el balón salió lamiendo la escuadra. Qué voracidad la de Maximiliano Gómez González. No olvidemos que este señor es cazador en sus ratos libres.

Iba creciendo el Valencia en el partido y haciéndose dueño del balón. La presión del Athletic no lograba sus frutos. En el minuto 27, robo de Parejo, centra a Rodrigo, este a Maxi Gómez, el uruguayo abre para Ferran Torres y la asistencia del canterano la remacha a la red Cheryshev. Revisada la jugada, Melero López dio validez al gol.

Partido entretenido, bonito para el espectador. El valencianismo podía estar contento con el juego de su equipo, después de la derrota contra el Leganés y el empate contra el Getafe. Descanso feliz, con sabor a vermú, antes de la plácida comida del sábado en familia.

En el 7 de la segunda la tuvo nuevamente Máxi Gómez. Pase prodigioso de Rodrigo y remate cruzado del uruguayo que logra despejar Unai Simón.

Tres minutos después, doble ocasión de Williams. Qué delantero, también. No olvidemos que su madre saltó la valla de Melilla embarazada. Su primer remate lo rechazó Cillessen y el rechace lo estrelló en el poste. Se venía arriba el Athletic.

En el 22 de la segunda, primer cambio en el Valencia. Se marchó Maxi Gómez y entró Manu Vallejo. A los cuatro minutos, jugadón de Manu Vallejo que filtró un pase para Cheryshev y el remate del ruso lo rechazó con los pies Unai Simón.

Volvía a la carga el Athletic. Lekue colgaba un balón y Cillessen, muy seguro toda la mañana, lo atrapaba. Los vascos siguieron atacando, con el aliento de su afición incansable. El Valencia supo mantener el marcador hasta el final, como en los mejores tiempos de Marcelino.

Celades ha logrado, sin pretenderlo, algo bello, insólito. Una oda al Valencia de la última década. Jugó como el Valencia de Neville ante el Barça. Como Quique ante el Chelsea. Como Emery ante el Getafe. Como Marcelino en Bilbao. Esta temporada sólo puede acabar de dos maneras: en descenso o ganando la Champions.