Entender España
Se necesita pedagogía en cantidades industriales para explicar que aquello de la uniformidad nacional llevada al extremo no es ni sano ni natural
Creo que no hay tarea más apasionante que la de entender España, porque ello implica necesariamente conocer sus múltiples expresiones culturales, su mezcla y su tradición. Me pasó hace unos días que a un apasionado defensor de la esencia nacional de bandera en pecho casi entra en parada cuando le comenté que, cuando hablamos en valenciano, o en vasco, o en fala (una lengua preciosa que se conserva aún en tres pueblos de una esquina de Extremadura), también estamos hablando en español. Se necesita pedagogía en cantidades industriales para explicar que aquello de la uniformidad nacional llevada al extremo no es ni sano ni natural.
Español no es sólo castellano. Sucede algo parecido con el Derecho Civil Valenciano, cuya recuperación y vigencia no supone generar desigualdad alguna (pues históricamente muchos territorios han disfrutado de normas civiles particulares y su vigencia sólo hace que confirmar cuán diversos somos los españoles).
La recuperación del Derecho Civil Valenciano, esa noble tarea que lleva a cabo no con pocos esfuerzos la Associació de Juristes Valencians, no es más que el defender el propio sentido de lo que es España: diversidad. Defender la diversidad, como algo natural, es defender a su vez la unidad. Diferente no quiere decir separado, ni desigual.
Cuando hablamos valenciano, usamos leyes valencianas o jugamos a deportes valencianos estamos hablando español, usando leyes españolas y jugando a deportes españoles. Y europeos. La cultura no es algo restrictivo ni excluyente y entender España como un conjunto de provincias adjuntas a Madrid donde hay algunas provincias ‘rebeldes’ es tan erróneo como querer quebrar la convivencia constitucional a base de referéndum.
No querer atender a la realidad cultural de los territorios que históricamente han conformado España es tanto como decir que se pretende dar la espalda a siglos de historia española. Por ello, y para que cuestiones como la recuperación del Derecho Civil Valenciano o la reivindicación de una justa financiación no sean entendidas como un desafío al Estado, es preciso hacer pedagogía de la España de territorios diversos y a la vez unidos que saben que lo que les diferencia es también lo que les une.
No dejar que los nacionalismos se retroalimenten es tarea de todas las fuerzas políticas y actores sociales que saben que la unidad en la diversidad es nuestra mayor fortaleza. Aprovechémosla.