La financiación que nunca veremos

Cuando falta un mes para que se celebren las cuartas elecciones generales en los últimos cuatro años, en la Comunitat Valenciana prácticamente sólo se habla de un tema: la financiación autonómica. Un asunto -el único- en el que todas las fuerzas políticas valencianas coinciden: la reforma es vital. Sin embargo, una vez se llega a ese punto, arranca el juego. Unos acusan a otros de no exigir lo suficiente al Gobierno central de turno, antaño popular y ahora socialista. Y mientras, del asunto se habla en Madrid, pero más bien poco.

Pedro Sánchez vino hace un año a Valencia para participar en el 9 d'Octubre, pero apenas dijo nada al respecto, a pesar de los envites de Ximo Puig y, sobre todo, Mónica Oltra. Este año, le tocó el turno de visita a Pablo Casado. El líder popular debió escuchar a Sánchez, que la semana pasada en La Petxina dijo algo así como que si un político nacional viene a Valencia y no habla de la financiación, es que está loco.

Casado le hizo caso y a las puertas del Palau de la Generalitat prometió que, si es presidente tras el 10-N, aprobará un nuevo modelo de financiación autonómica. Tal cual. Ábalos, en el mismo lugar de la calle Caballeros, recurrió al argumentario socialista: si hay Gobierno, en el primer año se abordará el tema, y se aprobará la reforma antes de que acabe la legislatura. Si es que hay legislatura, claro.

Pero... ¿y el cómo? ¿Quién explica cómo llegar a esa reforma? Detalles que las declaraciones de trazo grueso típicas en campaña no contemplan. Quizás por ese 'cómo' llevamos el tiempo que llevamos sin conseguir que ningún gobierno, del color que sea, aborde una cuestión tan grave como evidente: la injusta financiación que recibimos los valencianos. Y, quizás por ese motivo, la financiación que desde hace tanto se reclama, nunca la veremos.