Recuerdos de la calle José Benlliure en su tramo del Canyamelar
José Tomás de Aquino Benlliure Gil nació el 30 de septiembre de 1855 en este barrio valenciano, que era parte de Pueblo Nuevo del Mar. Fue bautizado en la Parroquia Señora del Rosario
El gran Antonio Machado nos cautivó con tantos poemas y entre ellos:”Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero; mi juventud, veinte años en tierras de Castilla; mi historia, algunos casos que recordar no quiero”.
Y ello viene a cuento porque mi infancia son recuerdos de la calle José Benlliure en su tramo del Canyamelar. Allí viví desde que nací hasta 1984, en esa finca donde estaba en sus bajos el parvulario del centro de enseñanza Villagrasa Ballester, donde Rosario y su madre enseñaron tantas cosas a los niños que ocuparon aquellas aulas.
En esa manzana de José Benlliure nos conocíamos todos, pero en la finca casi éramos como una familia, también las puertas 1 y 2 eran del Cole Villagrasa Ballester. En la puerta 3 vivía con mis padres y mi hermano, y enfrente, en la 4, Pablo y Mercedes, con sus hijos Merche, Pablín y Ana. En la 5 la “teta” Amparín y Pascual, con Pascualín y Mª Amparo “la cuca”; en la 6 Pepe Sancho y Liber con sus hijos Pepito y Luci. Arriba en la 7 el señor Segundo -Pascual lo llamaba cariñosamente el tío Jalisco- y la señora Amparo su esposa; y en la 8 Paco Poderoso y su esposa Lolita. Y en la nueve Amparo, una chica soltera que vivía con su madre.
Con la “teta” Amparín Aragó y Pascual Adelantado que está en el cielo, al igual que con Pablo Aragó y Mercedes García la relación de familia sigue hasta la actualidad. Hemos estado en bodas, bautizos y comuniones. Con Pascualín jugamos de niños y de jóvenes y desde el cielo seguro que se acuerda de nosotros. Ellos pertenecieron durante un tiempo a la Hermandad del Descendimiento del Señor. Pascual padre tenía una chispa muy buena y cuando decía eso de “ascolta primo…” ya nos salía la carcajada.
Pablo Aragó, “el manitas”, el fontanero, parecía serio, pero es que te contaba los chistes así, como si fuese una historia y sin hacer una mueca, te partías de risa con él. Es un auténtico “crack”, en lo profesional y en lo humano, un tío que de verdad vale la pena que esté cerca de ti, no se enfadaba nunca. Con Pablín jugamos a los coches a las motos, pues éramos más que vecinos, insisto, una familia. Mercedes. su madre, salió de clavariesa en mi Hermandad de Vestas. Y todos los niños recorrimos aquella escalera con capirotes de papel, báculos hechos con palos de escoba, y estandartes con las antiguas bolsas de Superette y su famosa ardilla.
De esa casa y ese patio –José Benlliure 36, luego fue 28 como actualmente- salió durante muchos años el estandarte de mi querida Hermandad. Allí estaba también la Huevería de Llamosí, que eran de los Granaderos del Rosario, y arriba vivía María José la hija de la Marqueseta.
Al revés que el insigne poeta, mi historia, que recordar si quiero, de mi calle de entonces del Cañamelar. La droguería de Juan Cubells, hoy ya no existe. Pero disfruté de niño y comí muchas veces en su casa junto a su amable esposa Lola y acompañado de todos sus hijos, en armonía y alegre algarabía, en la calle Mariano Cuber, donde vivía con todos ellos. Casi de carrerilla decía yo sus nombres el mayor Juan Rafael, Pilar toda una madraza, mi querida Mª Jesús, Belén siempre tan callada, las mellizas, Mª Dolores, -muy amiga de mi hermano Jorge- y Marien –de más mayores coincidimos en algún sarao político pero creo que no se acuerda de mí- y el pequeño Dimas, un gran chaval que de niño ya apuntaba que iba a ser una gran persona, que trabajaría al servicio de los demás en el benemérito Cuerpo.
Esa calle tenía otro sabor al actual, mucho más viva, la huevería de Filo y Rafa cuántas anécdotas guardo, hoy allí está la farmacia de María José; la “paraeta” de la señora Amparo, -luego la tuvo la “teta Amparín-, la peluquería de Sancho –la señora Lola fue todo un símbolo de esa calle enfrente vivía Paquita Sanchidrian también de los Afligidos-, el escayolista Soliva, la pastelería de Guinart, que bueno y delicioso, todo lo elaborado allí – también eran devotos del Cristo del Buen Acierto y los Guinart Antolinos, algunos de ellos también procesionaron conmigo y nos reuníamos en esa calle enfrente en el desaparecido Bar la Dinámica - , Cansino, con su ropa de lo más selecta, casa Durá que hoy en día está en obras para albergar un nuevo negocio gastronómico llamado La Sastreria, la papelería Ibiza, regentada por un matrimonio mayor, aunque luego fueron Nines y Julio, los padres de mis amigos Julio y Miriam Martínez, que conocí más adelante, primero a ella, y luego a él.
Hoy es un bar de moda llamado El Ultramarinos. El estanco de Pepita Marco, el Horno de Tomaset, que luego fue el Horno de Mayte donde la familia Rubio lo elevó en categoría y de allí salió Juanito Villena, que sigue elaborando en el Horno de El Reloj y expandiendo sus negocios, un buen tipo.
Al principio de la calle estaba el Horno de Gamarra, que lo llamaba de la señora Pepita que luego fue vecina mía en J.J. Dómine. La sastrería de Martí que también era de los Granaderos del Rosario
Los mármoles de Juan Antonio Sinisterra, donde tantas veces paramos a rezar la estación del Vía Crucis que tenía, cada Viernes Santo y el buque insignia de esa contornada por la que yo moraba, justo al lado de mi casa, era Casa Guillermo con mayúsculas, el auténtico Rey de la anchoa. Cuantos variaditos me pusieron Guillermo y su esposa la señora Carmen, para luego degustarlos en mi casa y cuantas anchoítas como sólo él las preparaba, y que supo transmitir a sus hijos Guillermo y Amparo esta última sigue el negocio en la actualidad en la calle Progreso.
Casa Monpó, la carbonería, la relojería junto a la Farmacia de Trini, y que tenia de practicante al señor Julio, Casa Montaña del señor René, que hoy Emiliano y su hijo le han dado otro cariz más selecto. Rosarín Llorens, la gran amiga de mi madre también vivía, primero en nuestro patio y luego arriba de la papelería Ibiza.
El 0,95 que fue luego el Bazar Sargas, Calzados Zamora, los Electromesticos Esteve, la Tintoreria Gran Central de los Padres de Lina, Mari Pepa y Jorge, la Papeleria de Galindo, la Tintoreria Carda, antaño la Cesteria Mari, y las máquinas de escribir de Toni Mata de los Afligidos, Bolsos Peiró y la tienda de mi amigo Manolo Corella y su esposa Amparo Ruiz también con Bolsos y cinturones, que luego se fueron a la calle de la Reina. El famoso Cine Merp, antes Marfil, donde tantas películas de reestreno vimos, luego fue un Jobac. El Horno de las delicias, donde ahora está la Falla de José Benliure-Teatro. La casa de cuadros Josmar, la artesanía de Aiguamanil que sigue al pie del cañon.
Se me agolpan los recuerdos, y si voy al principio de la calle, estuvo la ferretería de los Blasco, Ramón el padre fue Presidente del Ateneo Marítimo y su hijo Sergio y yo fuimos compañeros en los Escolapios de Micer Mascó, y luego en la Facultad de Derecho en el Campus de Blasco Ibañez, cuantos viajes matutinos compartimos en mi querido dos caballos.
La pastelería de Alarcó que funciona desde 1925 y que tantos pasteles y tartas también degustamos y sigue al pie del cañon, mi iaio Bernabé, apodado “Manotes”, la llamaba la Pastiseria del Riuet, por estar cercana al Paseo Colón, por donde discurría antaño la referida acequia.
Una calle que tenía muchas más cosas que sería interminable evocar. El acuerdo de que la calle en cuestión se dedique al insigne pintor José Benlliure se adoptó en nuestro consistorio con fecha 27 de diciembre de 1909. Anteriormente se había llamado San Telmo, Soledad, Angel y calle Mayor.
Y es que José Tomás de Aquino Benlliure Gil nació el 30 de septiembre de 1855 en El Cañamelar, que era parte de Pueblo Nuevo del Mar. Bautizado en la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario, José Benlliure supo elevar, a través de su arte y sus obras, el buen nombre que entonces ya tenía el barrio que le vio nacer el Cañamelar. Estos datos se pueden constatar en el 'Folio 126 del Libro 10 de Bautismo. Parroquia Nuestra Señora del Rosario. Pueblo Nuevo del Mar. Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores. Legajo 4335'.
José Benlliure nunca se olvidó del Cañamelar e incluso en lo que hoy es su Casa Museo, situado en las calle Blanquerias se puede apreciar, en el Jardín, un hermoso azulejo de cerámica donde está la Virgen del Rosario, Santo Domingo de Guzmán y Santa Catalina de Siena, grupo similar al que preside el Altar Mayor de la parroquia Nuestra Señora del Rosario y grupo que realizó otro insigne vecino del barrio, el conocido artista de la Plaza de la Cruz del Cañamelar, Francisco Martínez Aparicio.
Una calle que hoy en día sigue teniendo sabor semanasantero del Cañamelar, junto a los locales de Santa Faz, Crucifixión, y los Cristos del Buen Acierto y Afligidos ahora se suman los Pretorianos. Frente a Guillermo estuvo el local del Santo Encuentro que mudó a la calle del Progreso, y allí esa hermosa calle larguísima que atraviesa el Cabañal y llega hasta el Cap de França con el local de Shemyrs en el número 347..
Ya saben que siempre les recomiendo escuchar a nuestro corazón, obrar el bien a los demás, y sentir estos lares marineros. Permítanme que felicite a mi esposa Alicia que mañana es su cumpleaños. Sean felices y nos vemos en la Valencia Marítima.