La apoteosis de Ferran (2-0)

Según explica José García Ladrón de Guevara en su libro 'La malafollá granaína', es "una suerte de mala hostia gratuita que los granadinos repartimos sin ton ni son a todo aquel que nos rodea y que, en ningún caso, denota mal carácter, ni mala educación, ni animadversión en particular por el interlocutor”. Así se presentó Soldado en los días previos al partido, presumiendo de que nunca había perdido en Mestalla. Pues ya las tiene. La malafollá y la derrota.

Como contraste, la sencillez de Ferran, que sigue viviendo en su calle de siempre, en Foios, y saludando a cada vecino. En la semana de su apoteosis, conviene contar que estamos ante un ídolo sereno, de pies de plomo. Al mismo tiempo, extraterrestre sobre el terreno de juego.

El partido llegaba después del despido a Mateu. Sin embargo, como se puede estar en un tanatorio y planeando la paella del domingo, el equipo es feliz porque logra mantener la portería a cero y consigue la tercera victoria consecutiva.

La primera parte fue muy anodina, pero el equipo se entonó en la segunda, con mucho más ímpetu. Aún así, la posesión global del partido fue ligeramente superior a los granadinos, con igualdad en disparos a puerta. En el minuto 60, gol anulado a Parejo por fuera de juego. Gameiro está en la trayectoria entre el balón y el portero y es eso lo que invalida el tanto.

En el 70, gol válido de Wass. Había dudas por un posible fuera de juego de Maxi Gómez en el primer centro, y luego Wass pudo controlar con la mano. Pero finalmente Estrada Fernández da gol.

A seis para el final, combinación entre Gameiro y Vallejo por la banda izquierda. La pared acaba en disparo de Gameiro pero el francés la mandó fuera. En el descuento, nuevo gol anulado al Valencia. En este caso, a Gameiro, por fuera de juego.

El último gol llegó tras un contragolpe del Valencia que se llevó en velocidad Ferran Torres. El centrocampista se la llevo casi sin oposición y disparó perfectamente a la escuadra. El joven de Foios completa su semana de confirmación, tras su recital ante el Lille. Un jugador que llama a las puertas de la absoluta y al que se rifan todos los clubes europeos de primer nivel. Será difícil retenerle. Más todavía, después de su apoteosis. Hasta entonces, a disfrutar de un jugador de época