Un puñal en la espalda de Gorbachov
El pasado 10 de diciembre la CIA desclasificó un informe secreto que analizaba un plan para ocupar las Repúblicas Bálticas por parte de políticos radicales enfrentados a Gorbachov en 1989
El frío invierno de Siberia vio nacer en 1920 a Yegor Ligachev, uno de los políticos más importantes en la historia de la URSS. Tras estudiar ingeniería aeronáutica en Moscú, decidió regresar a tierras siberianas, donde se encontraba más cómodo: “aquí la gente te dice lo que piensa a la cara, en la capital te apuñalan por la espalda”, solía repetir a quien le preguntaba por qué había decidido abandonar la capital.
Al frente del partido comunista en Siberia, pronto comenzó a ser un referente en la política nacional junto a otro joven líder en alza, Mijaíl Gorbachov. Ambos eran brillantes y ambiciosos, tenían ideas reformistas y se entendían bien, así que era cuestión de tiempo que –trabajando unidos- se hicieran con el poder en la URSS.
En 1985 Gorbachov fue elegido secretario general y máximo dirigente soviético. Ligachev se convirtió en su número 2 y comenzaron juntos su programa de reformas políticas y económicas. Su relación era buena, pero a los pocos años surgieron los primeros problemas, principalmente por el distinto ritmo que ambos querían marcar en ese proceso de cambios.
En este ambiente ya enrarecido entre ambos líderes, comenzó a despuntar la figura de Boris Yeltsin -con un perfil más nacionalista y populista- que amenazaba las bases del régimen comunista y se erigió en un símbolo de la nueva etapa de renovación.
Para complicar la situación política todavía un poco más, en 1987 comenzó la llamada Revolución Cantada, provocada por los deseos de independencia de las tres repúblicas bálticas de Estonia, Letonia y Lituania.
El gobierno de la URSS trató de apaciguar aquellos anhelos con una serie de cambios legislativos y gestos con los líderes nacionalistas bálticos que Ligachev no compartía, así que en el verano de 1990, el que había sido fiel escudero de Gorbachov fue defenestrado en el 28º Congreso del Partido Comunista de la URSS.
Y un año después, en el verano de 1991, se dieron dos hechos fundamentales en la historia soviética (o post-soviética ya): Boris Yeltsin se convirtió en el líder indiscutible de Rusia (tras parar el golpe de estado del KGB subido a un tanque con un megáfono) y las repúblicas bálticas consiguieron su independencia.
Hace poco más de una semana, el 10 de diciembre de 2019, la CIA desclasificó un informe secreto que lleva por título “URSS: La opción de la fuerza en el Báltico” elaborado el 7 de septiembre de 1989.
Recordemos la situación en aquel momento: Gorbachov está intentando contentar a los líderes nacionalistas de aquellas repúblicas con varios gestos (autonomía económica, autorización del uso de sus banderas, himnos e idiomas….) en contra de la opinión de su número 2 Yegor Ligachev.
Volvamos al documento secreto: lo que la CIA analiza en él es la posibilidad del uso de la fuerza de la URSS para someter los deseos de independencia de las repúblicas bálticas. Este estudio, además, desvincula completamente a Gorbachov de estos planes de intervención militar y señala específicamente a Ligachev como uno de los políticos que podría considerar el despliegue de tropas en el báltico.
La CIA habla de dos escenarios. El primero, la destitución y expulsión de los líderes nacionalistas. Para ello se apoyaría en la “División Aerotransportada del Distrito Militar del Báltico”, una fuerza militar de 5.000 soldados (entre paracaidistas e infantería embarcada en helicópteros) que se desplegaría rápidamente apoyada por 4.500 efectivos del Ministerio del Interior destinados en aquellas repúblicas.
Para esta operación, contaría con el refuerzo de más unidades aerotransportadas de otros distritos (que volarían en helicóptero) y con el desplazamiento –en menos de 24 horas por carretera- de 5.000 policías “especiales” (entrenados y equipados para misiones de control de masas y antidisturbios).
El segundo escenario que contempla la CIA es una “rebelión a gran escala”. En este caso, se movilizarían los 12 batallones que el ejército soviético tenía en aquellas repúblicas. Esta opción era muy arriesgada, ya que estas unidades tenían soldados naturales de Estonia, Letonia y Lituania. Además, el necesario llamamiento de reservistas para activar al completo los 12 batallones, era percibido por los dirigentes de la URSS como un riesgo de enfurecer -aún más- a la población civil.
Finalmente ni los paracaidistas saltaron sobre las capitales bálticas, ni los policías desplegaron sus unidades, ni los 12 batallones fueron movilizados. Hasta qué punto estaba “maduro” aquel plan -escrito hace treinta años- quizás nunca lo sabremos: el informe de la CIA consta de cuatro páginas, y en la segunda hay tres párrafos que no han sido desclasificados.
En los años 90 se popularizó el videojuego de estrategia “Crisis en el Kremlin”. Ambientado en los últimos años de la URSS, el jugador debe unirse a una de estas tres facciones: los reformistas de Gorbachov, los nacionalistas de Yeltsin o los extremistas de Ligachev.
Cuando salió a la venta en 1991 aún no se conocía este plan que asocia a Ligachev a una operación militar contra las repúblicas bálticas. Pareciera como si los creadores de este juego de ficción se hubieran anticipado a la desclasificación de este análisis de la CIA que acabamos de conocer.
El viejo político siberiano ya ha cumplido 99 años, y no sé si alguien le habrá informado de la publicación de este informe. A mí me gustaría contárselo, estar frente a él y preguntarle si la CIA estaba en lo cierto y qué cree que esconden esos tres párrafos que permanecen aún ocultos.
Camarada Yegor Ligachev: ¿Se planteó “apuñalar por la espalda” a Gorbachov? ¿Estuvo a punto de ordenar la toma de los parlamentos de aquellas repúblicas por parte de los paracaidistas? Quedará entre usted y yo. Le doy mi palabra de no publicarlo ni de crear ningún videojuego jamás.
Aunque no hablo ruso, estoy seguro de que con mirarle a los ojos sabría la respuesta. Yo soy de los que cree que la realidad siempre supera a la ficción.
*Experto en Seguridad y Geoestrategia.