El Llibre del Repartiment
Jaime I, para asegurarse el apoyo de nobles y milicias, prometió repartir las propiedades de los vencidos en los territorios conquistados
Jaime I, para asegurarse el necesario apoyo de nobles y milicias urbanas en las campañas militares de conquista, prometió repartir posteriormente las propiedades de los vencidos. Así lo hizo, por ejemplo, inmediatamente después de la toma de Valencia: "Començarem a repartir les cases amb l'arquebisbe de Narbona, els bisbes i els nobles que havien estat amb nós". Estos repartos fueron, por consiguiente, un proceso paralelo a la conquista y colonización del territorio valenciano.
El Llibre del Repartiment (Libro del repartimento) recoge abundante información sobre las promesas de repartos reales. Se trata, por toda la polémica lingüística e historiográfica existente en torno al mismo, de uno de los manuscritos más famosos de los conservados en el Archivo de la Corona de Aragón.
Particularmente conocida entre el público general resulta la edición de 1856 de Próspero de Bofarull, como parte Colección de documentos inéditos del Archivo de la Corona de Aragón. Una edición manifiestamente incompleta e incluso sobre la cual pesa la sospecha de abierta manipulación en beneficio de las tesis catalanistas.
Lo cierto es que el Llibre se trata de un manuscrito complejo y difícil de leer, fragmentario y desordenado. Si bien conoció una edición fotográfica en 1939, habrá que esperar hasta 1979 para disponer de una edición crítica que trascribiese su contenido de la mano de Cabanes-Ferrer. En su estudio, completado con títulos de propiedad, Llibres de avehinament y otras fuentes tanto cristianas como musulmanas, concluyeron que la colonización cristiana solo supuso un 5% de la población total y que la participación de colonos catalanes, frente a lo considerado anteriormente, fue mínima en estos primeros años.
Lo que conocemos como Llibre del repartiment está realmente compuesto por tres volúmenes distintos. El primero recoge las promesas de donaciones del Jaime I a los participantes de la campaña de conquista (1237-1245). Y lo cierto es que el rey prometió tierras a manos llenas, ya que necesitaba incrementar rápidamente sus escasas fuerzas militares.
De hecho, como él mismo tuvo que reconocer, se había prometido el reparto de más propiedades de las efectivamente disponibles, por lo que se redujo la extensión de la jovada: "Tindrà el nom de jovada i no ho serà".
El segundo reúne cuadernos diversos de repartos, sobre todo entre los años 1247 y 1250, marcados por la rebelión mudéjar. Y el tercero es una revisión detallada que hicieron los oficiales reales en 1239 de las propiedades repartidas y las efectivamente ocupadas.
Se trata, por lo tanto, de un protocolo notarial en el cual se anotaban abreviadamente los ofrecimientos que hacía el rey. Cuando la donación se hacía efectiva, se expedía el título de propiedad y se tachaba el nombre de este registro para indicar que la donación ya se había realizado.
No cabe ninguna duda de que el Llibre del Repartiment constituye una fuente de gran valor histórico. No obstante, deben tenerse en cuenta sus limitaciones, tanto cronológicas como geográficas, que deberían prevenir un posible abuso estadístico del mismo y más aún, de utilizarlo para defender posturas lingüístico-políticas contemporáneas.
La colonización cristiana continuó en las décadas siguientes y realmente los principales flujos migratorios tuvieron lugar una vez se dio por finalizada la campaña de conquista. Los movimientos de población, la dinámica del mercado de la tierra, las confiscaciones o las apropiaciones ilegítimas dejaron bien pronto obsoleta la fragmentaria información contenida en el Llibre. Desgraciadamente, la falta de protocolos notariales hasta la segunda mitad del XIII supone un imponente obstáculo para documentar este proceso y ofrecer una continuación a los datos contenidos en el Llibre del Repartiment.
*Doctor en Historia-UV