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La ciudad no es para mí. Las prisas de Sánchez

En tiempo récord defendió la tesis de otros, salió y volvió a la secretaría general, voló a Benicassim, mandó al Rey a paseo, pasó del insomnio al sueño beatífico por no cambiar de colchón..

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

Publicado por
JM. Felix

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Se podría argumentar que es hombre de acción este señor Sánchez, siempre con prisas. Al estilo de sus presuntos, controvertidos y enmascarados GEOS de acción diferida y abortada en Bolivia. Con prisas defendió en tiempo récord la tesis de otros, firmó el libro escrito por otros, salió y volvió a la secretaría general de lo que fue el PSOE, voló a Benicassim, allá y acullá, mandó al Rey a paseo, pasó del insomnio al sueño beatífico por no cambiar de colchón (o no cambiarlo de lecho), abrazó tiernamente a su enemigo y convocó investidura antes de que terminaran sus entusiastas fiestas de solsticio de invierno. Un figura con las prisas el señor Sánchez.

Por si creciera el fake de que no sólo un diputado socialista, sino varios, se abstuvieran durante la votación antipatriótica convocada para mañana, los periféricos han sido conminados a concentrarse esta noche en Madrid, alimentando de esta forma la especie del “tamayazo”. El modelo bolivariano, ya lo vimos ayer en Venezuela, es menos sutil. Es más operativo impedir directamente el acceso a la sala de votaciones de aquéllos que disienten del mandatario. Aquí no hemos llegado todavía a ese extremo. Todo se andará si vienen mal dadas.

El arquitecto y diputado Tomás Guitarte, de Teruel Existe, deberá templar sus nervios para justificar prebendas que pudieran rayar la ilegalidad

Buena le ha caído al arquitecto afincado en Valencia Tomás Guitarte con un Teruel que por certificar su existencia no parece dispuesto a vender España por un plato de lentejas y unos kilómetros de autovía. Lo ha explicado bien su alcaldesa Emma Buj, a propósito de la injusta campaña de desafección que ha provocado la lista de la compra de este neófito que deberá cargar con esa responsabilidad y templar sus nervios para justificar otras prebendas, más personales y que pudieran rayar la ilegalidad, para mantener la tara de su solitario escaño.

En simétrica y opuesta posición, la gigantesca estatura moral que ha simbolizado Ana Oramas, leal a España y fiel a sus votantes y a su palabra. Rara avis en la especie política contemporánea. Como Isidro Martínez, de Foro Asturias, que tuvo la osadía de reivindicar España, Rey y Constitución en un

parlamento disfrazado de asamblea constituyente. Y José María Mazón, del Regionalista Cántabro, que ha declarado ser “un partido español y solidario …” (Estuvo rápido Casado para ofrecer estabilidad gubernamental a Revilla tras la ira socialista).

Absolutamente inadmisibles -cuánta razón asiste a la indignación de Teresa Jiménez Becerril- los insultos a las víctimas, a Felipe VI y a la democracia, reivindicando a Otegi (ese hombre de honor para el deshonrado Rodríguez Zapatero) que ha lanzado, amparada en su impunidad y en la cobardía socialista que recuerda a diario el líder comunista morado, esa carroña filoetarra cuyo nombre Dios confunda.

Paniaguado entre su zapaterismo ideológico y su permanente ninguneo de la Corona, el candidato menos “blanco” (cándido) de la democracia española, se atrevió a tildar de artimaña jurídica (sic) la más que razonable decisión de inhabilitación de Torra y Junqueras

Sin inmutarse, paniaguado entre su zapaterismo ideológico y su permanente ninguneo de la Corona, el candidato menos “blanco” (cándido) de la democracia española, se atrevió a tildar de artimaña jurídica (sic) la más que razonable decisión de inhabilitación de Torra y Junqueras, por reducida que haya sido la mayoría. Y a ironizar en sede parlamentaria, y en día tan relevante, sobre las competencias de una Institución democrática. Ay! la deriva totalitaria … de qué maneras se manifiesta.

Rien ne va plus, gritan cuando ya hay pasta suficiente en el tapete los crupieres profesionales. Y la bola salta frenética de escaño en escaño (perdón no sé cómo se llaman los treinta y seis -treinta y seis- huequitos de la ruleta en los que puede caer) para que la banca, esta vez ocupada en funciones por un trilero profesional, siempre acabe ganando. Las “prisas del trilero” podría haber intitulado, y usted lector, no tendría duda alguna sobre el protagonista.