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Compromís: los viejos tics que priman sobre el pragmatismo valencianista

Baldoví ha tenido, en los dos plenos de investidura, la oportunidad de demostrar utilidad (consejo de Sánchez) y ha incurrido en los vicios que hicieron perder tres escaños a su formación

Baldoví se apresura a firmar el acuerdo con el PSOE mientras Adriana Lastra apura los tiempos

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H. G.

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Compromís disponía de cuatro diputados nacionales cuando, en el inicio de junio de 2018, apoyó la moción de censura presentada por el PSOE con su secretario general, Pedro Sánchez, como candidato a la presidencia del Gobierno. Por aquel entonces, como insistía su cabeza visible en el Congreso, Joan Baldoví, el objetivo consistía en desalojar del ejecutivo a un PP "corrupto".

Sin más contraprestación aparente ni ventajas para la Comunidad Valenciana, como tampoco las reivindicó, ni aprovechó esos cuatro escaños, cuando tuvo la oportunidad, meses antes, de apoyar el último presupuesto de Mariano Rajoy.

En abril de 2019 Compromís decidió concurrir en solitario, sin Unidas Podemos, con quien participó en coalición en 2016, a las elecciones del día 28. Confiaba en el tirón de su marca por encima de la repercusión de su labor en el Congreso. Se quedó con Baldoví como único parlamentario nacional. Perdió a los tres otros en el camino.

Las críticas sobre la falta de una reivindicación de la agenda autonómica en la política estatal comenzaron a calar en el seno de la coalición. A tenor de los resultados, Compromís no había demostrado que reclamaba -y conseguía- inversiones para la Comunidad Valenciana.

Llega la repetición electoral y la coalición compromisaria decide no repetir la experiencia de ir en solitario, pero escoge esta vez como socio a un partido asentado únicamente en Madrid, que le permite total autonomía para confeccionar su lista. El resultado fue en noviembre el mismo que seis meses antes: un escaño. Ni ir de nuevo en coalición le sirvió para mejorar registros. Ni tan siquiera el tirón de Joan Ribó desde la alcaldía de Valencia.

La reflexión de Sánchez sobre Ciudadanos que sirve para Compromís

En el pleno de investidura de estos días el candidato socialista a presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sacudió en varias ocasiones a Ciudadanos apelando a su "utilidad" y a que la clave de la pérdida de 47 escaños consiste en que ha dejado de ser útil para el electorado. A que, en definitiva, se habría dejado llevar por una táctica, demostrada suicida en la práctica, de tratar de abanderar la derecha en lugar de sacar el máximo jugo de su papel de centro.

Es misma reflexión, en otro sentido, podría aplicarse a Compromís y, en especial, a Baldoví, que centra su estrategia en su tendencia progresista o de izquierdas, que retroalimenta a sus bases y le sitúa en posición de competir con PSOE o Podemos, y no extrae el máximo rendimiento a su procedencia ´valencianista´, que abarca más público de su área de influencia. No antepone la segunda a la primera, con lo que desatiende a una parte de su potencial electorado, que le respaldó en las autonómicas de 2015 o en las nacionales de 2016 y que ha ido perdiendo en su caminar político.

Con el regalo de la bolsa de tila, Baldoví demuestra la obsesión estratégica de su partido por arremeter contra el PP, que hace años que ya no gobierna

Baldoví gozó la pasada semana de una oportunidad inigualable en el Congreso, con toda España pendiente de su intervención, de demostrar un viraje pragmático de la coalición compromisaria. No la aprovechó. En lugar de centrarse en reivindicar y en anteponer, por encima de cualquier otra cuestión, la agenda valenciana, obsequió con una bolsita de tila a un PP que está en la oposición y sin ministerios que dirigir y estrechó sonriente la mano a Pedro Sánchez. Su intervención de este martes ha tenido un guion similar al iniciarse con reproches a Vox. Luego, a continuación, ya ha mostrado el documento del acuerdo sin más detalles.

El simbolismo de estos gestos resulta bastante relevante. Sigue obsesionado con el enfrentamiento con el PP (o con la derecha en general), a pesar de que hace años que aquel partido no manda ni dirige, y mantiene su papel de muleta incondicional o apéndice especialmente cuidado del PSOE, como hizo en 2018 en la moción de censura sin que aparentemente la Comunidad Valenciana haya logrado priorizar sus inversiones o mejorar su financiación, como sí que han conseguido otras comunidades con partidos más exigentes.

Compromís se ha sumado a la España nacionalista de PNV o BNG y se desmarca de la regionalista de PRC o CC

Además, con ese voto sin fisuras se une a la España nacionalista, la que representan partidos que llevan ese apellido en su denominación, como el Partido Nacionalista Vasco (PNV) o el Bloque Nacionalista Galego (BNG) y que respaldan a Pedro Sánchez, y se desmarca de la regionalista, ejemplificada por el Partido Regionalista Cántabro (PRC) o Coalición Canaria (como mínimo de la de su voz en Madrid, Ana Oramas), que huyen de los acuerdos abstencionista de Sánchez con los grupos independentistas de Esquerra Republicana y Bildu.

En esta dicotomía, Compromís resalta el primer apellido que lleva tiempo manteniendo en la sombra de su principal socio fundador, el Bloc Nacionalista Valencià (en el que milita Baldoví), y enarbola la bandera de la izquierda sobre la del pragmatismo de anteponer los intereses autonómicos sobre ideologías, al contrario de lo que suelen hacer los partidos regionales más boyantes, empezando por el mismísimo PNV. En la práctica, la misma estrategia que le llevó a perder tres diputados.

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