Tormentas locales que arrecian sobre el PSOE y el adiós de dos dandis políticos
Castellón, donde crece la tensión con Compromís, y La Pobla de Vallbona, son dos frentes de atención urgente para el socialismo. Mientras, Monzó y Blanco dejan la política.
Una vez cerrada la investidura, comienza a rodar la maquinaria autonómica y local en los partidos políticos. Que el ritmo no pare, como entona Patricia Manterola en su célebre canción. Y en la principal formación en número de escaños a escala nacional y en la Comunidad Valenciana no lo hace. Ni para bien ni para mal, porque tiene varias crisis que parecían sumergidas informativamente y que ahora están brotando como setas en otoño.
Si parecía que las principales desavenencias entre socialistas y su socio prioritario de gobierno, Compromís, se desataban en la capital autonómica por la complicación en cerrar su pacto y por la crisis suscitada por la alcaldía pedánea de Benimàmet, estas últimas semanas la tormenta rupturista ha arreciado en el Ayuntamiento de Castellón.
El punto de partida lo constituyó una moción presentada por PP y Ciudadanos en el pleno de diciembre para convocar la asamblea general de fiestas. Y no fue la propuesta en sí lo noticiable, sino que la respaldara Compromís y obligara al PSPV-PSOE, que tiene la alcaldía, a hacer lo que no quería y, sobre todo, reflejara una imagen de desunión.
El tema no se ha quedado ahí. Ha ido progresivamente a más con cruces de declaraciones. Desde las filas socialistas hablaban de pérdida de confianza, mientras que esta misma semana el portavoz de Compromís, Ignasi García, ha llegado a afirmar, en una entrevista en Onda Cero, que "el ambiente no es el más adecuado" y que "la crisis hace que las cosas no fluyan". Incluso ha enrevesado más el debate al señalar que el PSPV-PSOE "no quiere llevar la delegación de Fiestas" después de ofrecer un intercambio a Compromís por Cultura, área siempre codiciada por la coalición compromisaria en todos los pactos que suscribe.
La respuesta socialista no se ha hecho esperar acusando al portavoz de la formación valencianista de "torpedear y obstaculizar", además del ya clásico calificativo, en todas estas polémicas, de "desleal". Por ese motivo han convocado una reunión de urgencia de la comisión que regula el denominado Acord de Fadrell o pacto de gobierno de Castellón.
La Pobla de Vallbona
Y en La Pobla de Vallbona, la crisis del PSOE es más de carácter interno, con el 50% de la ejecutiva que ha renunciado a sus cargos orgánicos y con una fuerte crítica sobre la candidata el pasado mes de mayo, Regina Llavata, al estancarse en tres concejales. La situación ha llegado al punto de que el PSPV ha propuesto una comisión gestora para que se haga cargo de la agrupación. Esta comisión la encabezaría una 'abalista' destacada, la actualmente senadora Mercedes Belenguer, que conoce bien la comarca de Camp de Túria, donde está La Pobla, por haber sido concejal de L´Eliana.
Por tanto, sería una persona de total confianza del secretario de organización nacional, José Luis Ábalos, quien tome las riendas del asunto. Mientras, otros temas esperan respuesta, como la alcaldía de Palma de Gandia, asumida por la cabeza de lista socialista que ha abandonado el partido, o la situación en la Mancomunitat de l´Horta Sud, donde el PSOE se partió y presentó dos candidaturas. La pugna interna se saldó con la victoria de la alcaldesa de Benetússer, Eva Sanz, apoyada por Socialistas 3.0 y el alcalde de Mislata y vicepresidente tercero de la Diputación, en detrimento del candidato apoyado por la secretaria general de la provincia, Mercedes Caballero.
Adiós hasta...
Y mientras estos frentes internos se avivan, dos dandis de la política se marchan, con sigilo y buenas palabras, justo después de la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Por un lado, Eusebio Monzó, en los últimos meses asesor del Partido Popular en el Ayuntamiento de Valencia y durante gran parte del pasado mandato portavoz del grupo municipal. En unos años muy delicados para su partido supo multiplicarse, atenuar las tensiones internas entre sus compañeros de bancada y la dirección de su formación y afrontar procesos judiciales que le salpicaron por cuestiones más políticas. Siempre con buena predisposición, una sonrisa y una discurso contundente y a la vez respetuoso con sus adversarios políticos. Ahora retoma sus tareas universitarias aunque aclarando que queda a disposición del PP. Eusebio Monzó siempre está a disposición de quien lo necesite. Es una de sus grandezas.
Y el otro dandi (término que la Real Academia de la Lengua Española define como hombre que se distingue por su extremada elegancia y buenos modales) que se marcha es quien fuera diputado de Esquerra Unida y hasta hace muy poco secretario autonómico de la Conselleria de , Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática, Ignacio Blanco, uno de esos políticos muy valorados en los cenáculos periodísticos y que dejó un buen recuerdo de su labor parlamentaria. Además, el hecho de abandonar la política -y el sueldo que comporta- para volver a su propia profesión, algo que ya hizo al principio de la pasada legislatura cuando lo repescó como funcionario Mónica Oltra, siempre aporta un plus de carisma y credibilidad. También el haberse quedado a las puertas de ser diputado por muy poco en 2015.
La marcha de Eusebio Monzó y de Ignacio Blanco no es una buena noticia en una época en la que se agradece la presencia de políticos con discurso y respeto. En cualquier caso, por la valía demostrada y por las buenas palabras y nulos reproches en sus sendas despedidas, es posible que sus partidos decidan no esperar demasiado tiempo para repescarlos.