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La jugada del ministro Ábalos que ha desconcertado a su 'familia'

El ministro ha desaprovechado una ocasión para fortalecer su poder interno y poner en jaque a Puig y ha provocado grietas entre sus seguidores, que no son mayoritarios

La decisión de Ábalos de destituir al delegado del Gobierno puedo tener más consecuencias internas de las que esperaba

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H. G.

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El cambio de 'cromos' del ministro José Luis Ábalos al sustituir a un 'abalista' por una 'abalista' al frente de Delegación del Gobierno ha despertado una gran polvareda en el espectro socialista. La gran pregunta es ¿por qué? Sobre todo por qué ha reemplazado a un delegado, Juan Carlos Fulgencio, que a base de discreción y omnipresencia se ha ganado el respeto de las agrupaciones socialistas. Incluso entre el sector 'ximista', afín al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que se ha quedado sin bazas para criticarlo internamente.

El comunicado emitido por la ejecutiva del PSPV-PSOE en l´Horta Nord el pasado jueves por la noche en el que respaldaba a Fulgencio asegurando que "ha hecho política de la de verdad, de la que es útil, efectiva y transformadora" y afirmando que "son inaceptables comportamientos que justifican una decisión", en alusión a su destitución, constituye únicamente la punta del iceberg.

Cabe recordar que de esa comarcal, la de l´Horta Nord, forma parte Burjassot, cuyo alcalde, el vicepresidente segundo de la Diputación Rafa García, es uno de los más firmes bastiones del ministro Ábalos. O lo era hasta ahora.

Precisamente García pudo haber sido presidente de la Diputación por ascenso directo si el actual máximo mandatario de la institución, Toni Gaspar, hubiera sustituido a Juan Carlos Fulgencio. Esa decisión resultaba más comprensible.

El 'abalismo' hubiera sacrificado el alfil de Delegación cediéndolo a una ficha neutral como Gaspar a cambio de ganar la torre de la Diputación de Valencia, una plataforma desde la que García podría haber optado, con fuerza por el poder de ese cargo, a la secretaría general del PSPV-PSOE en 2021 y haber hecho jaque mate a Puig.

No ha sido así. En lugar de realizar esa jugada maestra o de haber mantenido a un Fulgencio que se ha ganado el respeto del socialismo a base de constancia, ha elevado a la exalcaldesa de Sagunto Gloria Calero, una militante que no goza de excesivo predicamento en el partido y que se la consideraba amortizada políticamente desde hace años. Su perfil se compara en algún caladero del PSPV con el de la diputada provincial de Manises Pilar Molina, una concejal que genera más disensión más que unión.

Con estos mimbres, el desconcierto hacia la actitud del ministro crece desde Alicante hasta Puzol. Incluso hay quien atribuye esa decisión a una vendetta personal dentro de la propia familia ´abalista´en la que la secretaria general provincial, Mercedes Caballero, henchida de poder interno, podría haber tenido bastante que ver. Incluso se habla de la influencia de algún alto cargo bien situado por Ábalos en una empresa pública nacional y procedente de Moncada, la localidad del propio Fulgencio.

En este contexto, diversas fuentes coinciden en señalar que la jugada puede perjudicar al ya de por sí debilitado, por su ambigua conexión venezolana, ministro Ábalos, que ha destituido a un fiel escudero que había realizado una labor sin tacha al frente de Delegación del Gobierno para situar en ese cargo a una dirigente controvertida.

"No se entiende, ha sido un cambio de fichas que no ha reportado nada a Ábalos y que ha provocado grietas en su grupo, que tampoco es que destaque por ser mayoritario en el socialismo valenciano", resume un destacado dirigente socialista.

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