Un coche para la hija de Franco
Un regalo para celebrar la mayoría de edad de Carmen Franco permitió a los servicios secretos de EEUU descubrir parte del capital que salió de Alemania al terminar la II Guerra Mundial
La empresa de automóviles alemana D.K.W. (acrónimo de “coche movido por vapor”) popularizó a finales de los años 20 varios modelos de coche que se hicieron famosos por su novedosa tracción delantera. Acabada la II Guerra Mundial sus fábricas quedaron en la zona ocupada por los soviéticos y su capital desapareció de la noche a la mañana.
En junio de 1945, el empresario Eusebio Cortés registraba en Barcelona una marca para fabricar vehículos que llevaría por nombre “EuCort” (tomando las primeras letras de su nombre y apellido). Al año siguiente presentaba en la Feria de Muestras un modelo que pronto –muy pronto- comercializó y comenzó a vender fuera de Cataluña.
A finales de aquella década hubo días en los que se llegaron a producir 100 unidades, así que la empresa decidió dar el salto a la exportación internacional, comenzando por Argentina, único país comercialmente relevante con el que España mantenía relaciones.
Pero de la misma manera que creció rápidamente, en 1953 la empresa cerró de manera abrupta. Con la misma velocidad con la que llegó, se fue. Si extraña fue su aparición en 1945, aún lo fue más su liquidación a los 8 años en plena expansión comercial.
En aquel periodo de tiempo entre el auge y caída de Eucort, ocurrió que la única hija de Franco alcanzó la mayoría de edad, en aquella época 21 años. Fue en 1947, y el empresario tarraconense quiso obsequiarla con su mayor tesoro: el primer vehículo montado en su totalidad en su fábrica situada en la calle Nápoles de la Ciudad Condal.
En aquellas instalaciones, en la época dorada de la empresa, llegaron a trabajar más de un millar de operarios.
De este regalo dieron cuenta todos los medios y noticiarios españoles. Lo que no sabíamos hasta hace pocos años era el interés con el que los servicios secretos norteamericanos estaban vigilando aquella empresa.
La entrega del vehículo fue el 11 de septiembre de 1947 en El Pardo, y el 16 de octubre -de aquel mismo año- un informe secreto salía de Madrid hasta Washington, dando cuenta de un hecho novedoso y que ha permanecido oculto hasta su reciente desclasificación.
El documento lleva por título “Capital alemán en España”, y consta de cuatro párrafos. Los tres primeros son, básicamente, un repaso a la trayectoria de la empresa Eucort y unos datos concretos sobre el regalo para celebrar los 21 años de Carmen Franco.
El último punto es el que destapa todo. Afirma que el vehículo regalado es un coche alemán D.K.W. con mínimas variaciones en la carrocería para camuflar su origen. Esta afirmación, y el título del informe, no deja lugar a dudas: según la inteligencia norteamericana, la tecnología y el capital de la fábrica alemana D.K.W. eran el origen de los coches fabricados por Eusebio Cortés.
Que los coches Eucort estaban inspirados en los D.K.W. no se le escapaba a nadie que supiera algo de coches, pero este informe va más allá. No es que se parecían…, es que era el mismo.
Así que resulta que lo que iba a ser un inocente regalo para agasajar a la hija de un jefe de estado -la típica prebenda “abrepuertas”- sacó a la luz la auténtica realidad del capital alemán en esta empresa española (si tomamos como cierto el informe de la CIA).
¿Fue este descubrimiento la causa de la caída en picado de Eucort pocos años después? Es difícil afirmarlo con rotundidad, pero creo que la mejora de relaciones con los EEUU que había de venir era incompatible con empresas erigidas con dinero amasado bajo el régimen nazi.
La suerte estaba echada: Franco no quiso ayudar a la empresa cuando llegaron las primeras dificultades económicas.
En esta vida, lo que viene fácil se va rápido. Carmen Franco siguió con su coche, Eusebio Cortés cerró la fábrica, mil trabajadores se quedaron en la calle, Roosevelt abrazó a Franco, y aquí paz y después gloria.
Bombones, Eusebio, la próxima vez regala bombones.
*Experto en Seguridad y Geoestrategia.