Evasión por la literatura
Cuesta imaginar como vive el confinamiento ese 30% de españoles que asegura que no les gusta leer
Cumplidos ya los cuarenta días de confinamiento, y con visos de que todavía nos esperen otros cuarenta; con unas perspectivas bastante sombrías en relación a la desescalada y la reactivación de la actividad económica; con un independentismo catalán que ha perdido definitivamente todo contacto con la realidad, utilizando esta crisis sanitaria para vender la absurda idea de que una república catalana independiente habría sido poco menos que impermeable a la pandemia, culpando al malvado estado español de causar muertes catalanas; no pienso hablarles de nada de ello.
El hastío monotemático que el Covid-19 produce lleva a celebrar una efeméride que este año ha pasado relativamente desapercibida: el Día del Libro. Lo celebren ustedes comprando un libro acompañado de una rosa, acudiendo a alguna de las numerosas ferias del libro del territorio nacional a cotillear las novedades y lograr la firma de su autor favorito, o simplemente dedicando un rato a la lectura en su hogar, este año apreciarán todavía más la capacidad de evasión que la literatura proporciona.
Con los datos de hábitos de lectura presentados en febrero de este año por la Federación de Gremios de Editores de España, presuntamente leen el 68,9% de los españoles una media de casi 11 libros al año. Como es bien sabido, en términos estadísticos, si estamos dos personas en una habitación, una de las cuales se está comiendo un pollo, cada uno se está comiendo medio. Esto, y también la vergüenza de muchas personas que no leen, o no tanto como querrían, pero no se atreven a confesarlo porque entienden que es un hábito positivo del que presumir, me incita a pensar que en este país se lee poco.
Cierto que las cifras del estudio contemplan sólo los libros vendidos (nuevos) y no las ventas en segunda mano, que con la proliferación de librerías low-cost de libro usado a precio único se han disparado. Pero dudo mucho que eleve la cifra real de lectores habituales. Quédense con la idea de que un grupo reducido de lectores leen más de 50 libros al año y mejoran las cifras globales de modo significativo.
Cuesta imaginar como vivirá el confinamiento ese 30% de españoles que aseguran que no les gusta leer, ahora que se encuentran encerrados en sus casas desde hace más de un mes. Una casa sin libros es como un erial desnudo y vacío, intelectualmente también, en el que dudo que se afronte con éxito una situación de estrés como la actual. Con un poco de suerte, quizá un porcentaje de esta población se replantee su actitud hacia la lectura y encuentre en los libros un compañero de viaje.
Evándanse leyendo, porque les queda mucho tiempo entre las paredes de su hogar.
*Abogado y politólogo.