Los de derechas no lloran
El político de derechas siempre es presentado como inhumano, como alguien impasible ante el dolor y la tragedia. Es de manual para la izquierda, y en esta crisis sanitaria no iba a cambiar
Cuando eras pequeño, te caías y te ponías a llorar, una frase recurrente del adulto de turno era “los hombres no lloran”, como si la condición masculina te convirtiera en un ser de piedra ante el dolor dejando los sentimientos como un campo exclusivo para el sexo femenino. Con el paso del tiempo creces y te das cuenta de que los hombres sí lloran, que forma parte de nuestra naturaleza, y que incluso llorar no es malo porque nos permite soltar el dolor que llevamos por dentro, si lo hacemos en el momento adecuado.
Parece que algo similar se da la opinión pública cuando un político de derechas llora. No, no llores, contesta el progre de turno. Tú no tienes sentimientos, no tienes derecho a llorar. La última en unirse a esta lista es la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Ayuso estaba en un funeral ante una situación que ha causado miles de muertes y donde ha tenido que ver el sufrimiento de muchos seres humanos. Es decir, una situación ante la que cualquier persona lloraría. Ah, pero es que Ayuso es del PP, es además la enemiga número uno a batir para algunos sectores de progrelandia, y por tanto debe ser mala por naturaleza. Ella recorta, se ensaña con los más débiles, sólo beneficia a los ricos y es insensible ante la tragedia humana como indica el catecismo progre.
A nadie le extrañó ver a la ministra Margarita Robles, en una situación similar, hablar con un nudo en la garganta sobre los fallecidos. Es más, este tipo de actitudes tienden a humanizar la política en un momento en el que otros miembros del Gobierno hablan de miles de muertos como si fueran sólo de frías cifras. Y ahí es donde está la clave, en la humanización.
La izquierda más reaccionaria (quiero pensar que hay una moderada que se salva, aunque parte del PSOE y sus medios estén lanzados al monte) niega esa humanización a los políticos de derechas. Ellos no son humanos, sólo sufren por el dinero, y por eso sus lágrimas son falsas o deben ser objeto de mofa. La derecha no tiene sentimientos y la izquierda podemita no puede permitirse el relato de presentarlos como personas. Al enemigo hay que deshumanizarlo, eso es de primero de Goebbles.
Vivimos ante un relato que nos repiten machaconamente que la izquierda es la representante del pueblo, de los oprimidos y necesitados, y la derecha de la casta, los millonarios y los explotadores. En ese relato no caben lágrimas por parte de los segundos y para ello se pone en marcha toda la maquinaria de descrédito e intoxicaciones.
¿Por qué las lagrimas de Ayuso son cuestionadas y las de Robles no? A Margarita Robles no la criticaron ni los perfiles cercanos a Vox, hasta su gesto fue aplaudido por gente del PP o Ciudadanos. ¿Por qué al contrario Ayuso fue descalificada por determinados sectores de la izquierda? Por una simple razón: porque la imagen de Ayuso llorando, o de la consejera de Sanidad de Castilla y León, hace saltar por los aires ese discurso constante de que la derecha es cruel y despiadada.
Ha calado tanto esto que cuando hablamos de ‘recortes’ todos los relacionan automáticamente con el PP y con el ensañamiento a los débiles, obviando por completo que los gobiernos del PSOE hicieron también recortes y muy duros (que se lo digan a Zapatero y lo que hizo con las pensiones o los funcionarios) o que recortar no implica que el gobernante disfrute jodiéndole la vida a la gente.
El político de derechas siempre es presentado como inhumano, como alguien impasible ante el dolor y la tragedia. Como ese al que le da igual destrozar la sanidad para que mueran los más débiles ya que sus amigotes tienen pasta para pagarse un seguro. Esto es el a, b, c de la izquierda en España, y esta crisis del coronavirus no iba a ser la excepción. Por eso se empeñan las terminales mediáticas del Gobierno en machacarnos con los supuestos recortes de PP o en decirnos que ‘menos mal que está la izquierda en el Gobierno porque aunque la caguen el PP hubiera sido muy cruel’.
No dejes que la humanidad de tu enemigo lleve al traste tu discurso maquiavélico de buenos y malos es la filosofía que se esconde detrás de los insultos que recibió Ayuso. Yo sí creo que Ayuso lo pase mal, y Margarita Robles, y el ministro Salvador Illa, del que creo que no tiene una mala intención detrás (otra cosa es que acierte), y hasta de Pedro Sánchez que, aunque vive obcecado en mantener su poder, seguro que no le gusta verse en estas. No voy a negar el dolor del contrario ni a decirles que no lloren. Otros que se queden en su estrategia de deshumanización que, aunque a veces cale, al final la gente es más lista de lo que parece.