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La autopsia del referéndum de la OTAN

Varios documentos desclasificados por la CIA nos revelan los temores de la administración norteamericana a una derrota de Felipe González en el referéndum sobre la permanencia en la Alianza

El liderazgo de Felipe González fue clave para ganar aquel referéndum

Publicado por
Juanjo Crespo *

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En octubre de 1985 EEUU realizó un detallado informe sobre el prometido referéndum de permanencia de España en la OTAN. Las cuatro ideas principales de aquel estudio fueron:

1.- Que González estaba cada vez más decidido a cumplir su promesa electoral de convocar la consulta.

2.- Que el presidente del Gobierno no recibiría el apoyo de los conservadores.

3.- Que incluso si conseguía un resultado favorable, se pondría sobre la mesa el debate de la presencia norteamericana y sus bases en suelo español.

4.- Y la más importante de todas. Que en caso de convocar el referéndum, lo perdería.

Finalmente, Felipe González convocó la consulta –como indicaba el punto 1 del informe- cuya campaña giró en torno a las bases “yanquis” –como anticipaba el punto 3-. Además, la Alianza Popular de Fraga decidió no pedir el SÍ en aquella votación, como vaticinaba el punto 2 del estudio.

La administración norteamericana daba por perdido aquel referéndum. Los tres primeros puntos del estudio se habían cumplido con precisión matemática. Sólo quedaba ya la derrota de González para el pleno.

En contra de lo esperado, y de las encuestas, el pueblo español ratificó la presencia de España en la OTAN con gran alegría de los Aliados.

Mientras todos los funcionarios -civiles y militares- celebraban la victoria, en la sede de la CÍA su número 2 Robert Gates no paraba de darle vueltas a la cabeza, quería saber qué había fallado en el análisis de inteligencia que vaticinaba la derrota de González ¿cómo era posible que se acertara en todo salvo en el resultado final? ¿qué pieza no encajaba?

Gates encargó un informe de lo que había pasado al coronel George Kolt. La CIA estaba de suerte; Kolt acababa de colgar su uniforme de piloto y había sido nombrado Jefe de Inteligencia en Europa en 1986, es decir, no le vinculaba (personalmente) lo vaticinado en 1985.

El nuevo hombre de la CIA trabajó rápido y el 26 de marzo, apenas dos semanas después del referéndum, el coronel Kolt enviaba a Washington la “autopsia” del referéndum. Tras un sesudo repaso a connotaciones políticas y sociales de España, y tras darle muchas vueltas a la mentalidad del votante español, vio claro por qué González había salido victorioso.

“Yo creo que hubo un factor psicológico” escribió Kolt. Argumentaba que el tema de la OTAN era importante para el votante, pero no era un factor crítico. Era mucho más relevante preservar el liderazgo del presidente.

Para la CIA, como si de un ser vivo se tratara, España activó un instinto de supervivencia que hizo que pesara más la fortaleza del líder a la permanencia en la Alianza. El guantazo en el rostro de González habría sonado en toda España y se habrían tambaleado los cimientos de una sociedad que estaba consolidando su vuelta a la democracia.

La figura de González, por su peso político y por el momento histórico, actuó como banderín de enganche de los votantes. Cual partida de ajedrez, hubo que sacrificar algunas ideas –cual peones- para evitar el jaque mate.

George Kolt termina con una reflexión. Los servicios de inteligencia no pueden realizar análisis “al modo de Oráculo de Delfos” con tintes adivinatorios. “Nuestra experiencia con el resultado de este referéndum nos recuerda que necesitamos considerar todas las variables”, y la psicología española había sido olvidada en aquel análisis.

El coronel Kolt introdujo, pues, una nueva forma de aproximarse a los estudios de la CIA en Europa, y con su método anticipó la caída del muro de Berlín y el desmoronamiento de los regímenes comunistas en el viejo continente.

Felipe González apostó y ganó. Había anunciado que dimitiría si perdía el referéndum, y aunque la España de 1986 no veía con buenos ojos la permanencia de bases norteamericanas en nuestro suelo, no quiso arriesgarse a dejar caer el liderazgo del presidente del gobierno.

Líderes fuertes para momentos difíciles. El instinto de supervivencia es consustancial a la especie humana. Sólo hay un instinto más poderoso…., seguro que ya saben cuál.

*Experto en Geopolítica.