Algo está cambiando y no hay vuelta atrás: el rescate de Jero
Pese a su aún corta vida, ha protagonizado un periplo digno de contar, pero sobretodo, ha demostrado que en la sociedad algo está cambiando
Este de la imagen es Jero (en realidad es Hero, de héroe, pero con una pronunciación más bien de andar por casa, se ha quedado en Jero).
Este pequeñajo, que vive ahora feliz en una casa, no sabe la que lio el sábado pasado y la de personas que estuvimos pendientes de su rescate.
Porque Jero, pese a su aún corta vida, ha protagonizado un periplo digno de contar, pero sobretodo, ha demostrado que en la sociedad algo está cambiando y que, aunque uno sea gato y pequeño, hay mucha gente dispuesta a darlo todo po él.
Y eso fue lo que ocurrió.
Al parecer, Jero se debió colar por un pequeño orificio en la cubierta de unas naves colindantes a un supermercado y cayó por una bajante.
Y aunque desde la cubierta se oía al pequeño maullar, no había forma de verlo, así que se pensó que estaría, calculando la zona en que había caído, metido en una de las paredes del supermercado.
Después de algún día esperando el milagro, viendo que el animal no era capaz de salir solo y que el tiempo se acababa, tuvo lugar un despliegue de medios que hubiese sido impensable hace tan solo unos años.
Acudieron rescatistas y voluntariado de organizaciones animalistas, los vecinos recorrieron las naves y permitieron el acceso a las cubiertas para tratar de ubicar exactamente a Jero. Al mismo tiempo, por whatsapp la noticia circulaba como la pólvora y muchas personas a nivel particular empezaron a telefonear al servicio de atención al cliente del supermercado y me consta que varias personas que tenían contacto con personal del supermercado, les llamaron pidiendo una ayuda que se brindó de inmediato.
En unas horas, siendo sábado y con la tienda abierta, con todo el cuidado y medidas de seguridad e higiene exigibles, personal de mantenimiento del supermercado inició el picado de la pared, para tratar de localizar al pequeño.
Después de unas horas, se constató que Jero no estaba en la pared, parecía que se iba moviendo y se había desplazado a una zona bajo el pavimento y con la complejidad en la instalación que había, localizarlo comenzaba a resultar muy complicado.
Además de los rescatistas presentes, partciparon a distancia con sus consejos rescatistas de otros lugares, expertos en casos complejos. Se le puso comida para que se acercase y una red para intentar atraparlo, pero parecía que Jero en esos momentos tenía más miedo que hambre.
Al final, dado que parecía imposible poder localizarlo y no quedaba mucho tiempo, se recurrió a una empresa especializada en limpieza y mantenimiento de tuberías, que introdujo una cámara por las conducciones con la que se localizó a Jero y pudo ser entonces “cazado”.
Pasado tan solo un minuto, muchísima gente recibimos en el móvil la foto de Jero con su preciosa carita. Estábamos todos pendientes de él, con el corazón en un puño, y al fin, el final feliz que ansiábamos, había llegado.
Tengo que reconocer que no soy de mucho dormir y muchas noches me atormenta todo lo que en mi cabeza se acumula durante el día...dolor, rabia, impotencia,...pero esa noche, dormí de un tirón y me desperté con una agradable sensación de felicidad.
Felicidad por Jero, porque después de muchísimas horas de estar en riesgo y pasar miedo y hambre, por fin estaba a salvo.
Felicidad por ver cómo tanta gente, de todo tipo y a todos los niveles, se volcó para ayudar a un pequeño gato, atrapado en un lugar incierto de un supermercado.
Felicidad porque, pese a que muchos días lo veo todo gris, y los cambios son muy lentos, la verdad es que nuestra sociedad está cambiando, está evolucionando. Y esta consideración hacia los animales, no tiene vuelta atrás.
*Coordinadora provincial de PACMA en Valencia