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Los cien días de la delegada del Gobierno: entre la irrelevancia y el retuiteo

La delegada del Gobierno, cuyo nombramiento sorprendió por el apoyo a la gestión de su antecesor, está gestionando toda la pandemia desde un cargo clave

Gloria Calero ya ha superado los cien días en su actual cargo

Publicado por
H. G.

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Cuando a principios de febrero irrumpió el nombre de la exalcaldesa de Sagunto, Gloria Calero, como futura delegada del Gobierno, llamó poderosamente la atención en los corrillos (por aquel entonces todavía los había) políticos. Sobre todo entre los de su partido. El titular de ese cargo, Juan Carlos Fulgencio, estaba sorprendiendo gratamente por su labor discreta y omnipresencia.

"Actuó con inteligencia. De él se esperaba muy poco porque no destaca como comunicador ni tampoco despuntaba como gestor político. No obstante, supo aprovechar su fortaleza, su capacidad para trabajar y estar presente siempre, con su traje como seña de identidad", repasa para EsdiarioCV un miembro del Comité Ejecutivo Nacional del PSPV-PSOE que conoce bien al ex delegado del Gobierno.

El Consejo de Ministros ratificó, el 11 de febrero, a Gloria Calero como nueva delegada. Desde la ejecutiva comarcal socialista en l´Horta Nord, de la que Fulgencio es secretario general como miembro de la poderosa agrupación de Moncada, resaltaron la labor de este último y lamentaron su marcha con una crítica que compartieron muchos de sus conmilitones de otras comarcas.

"Fulgencio ha hecho política, la de verdad, la que es útil, efectiva y transformadora. La que nos demanda la ciudadanía", señalaban en un comunicado, para, sobre su cese, mostrar su "extrañeza" y recalcar que, aunque "sabemos que nada es definitivo, son inaceptables comportamientos que justifican una decisión".

El 21 de febrero tomó posesión como delegada del Gobierno la enfermera Gloria Calero, que retornaba a la primera línea de la actividad política tras años alejada. Lo hacía con un discurso en el que reivindicaba dos de las patas que sustentan el argumentario ideológico de su formación: socialismo y feminismo. Mantuvo casi al mismo extenso equipo de confianza que su antecesor, aunque con algún cambio, como el del jefe de gabinete, Voro Soler.

Entraba como una de las personas de confianza del plenipotenciario secretario de organización estatal del PSOE y ministro valenciano, José Luis Ábalos, aunque fuera a costa de Fulgencio, también del mismo entorno. El ´abalismo´se ensanchaba y dejaba ver sus primeras fisuras entre una familia que crece bajo la férrea disciplina impuesta por la mano izquierda del ministro en Valencia, Mercedes Caballero.

Desde entonces han transcurrido ya esos cien días que se suele (o se acostumbraba) dar en política como plazo para empezar a enjuiciar una labor. Calero los ha pasado en el contexto posiblemente más complicado de las últimas décadas, con una pandemia asolando España.

Difícil situación, aunque, por otra parte, para quien representa a un gobierno plenipotenciario en un estado de alarma podría ser más sencilla, de mayor presencia y protagonismo o lucimiento. Aunque no pueda estar físicamente en tantos actos como Fulgencio, su labor podría multiplicarse. No ha sido así.

Irrelevancia

"Pues depende de con quién hables te dará una valoración u otra. En cualquier caso, es cierto que en términos mediáticos es bastante irrelevante su presencia y en estos meses, con el estado de alarma, podría tener más visibilidad", reconoce un destacado miembro de la dirección socialista.

Uno de los fallos que se le achacan consiste en la insuficiente información a la ciudadanía, según subrayan compañeros suyos, que hacen hincapié en que "las restricciones a la libertad de movimiento son competencia de Delegación", por lo que echan en falta más actividad en ese sentido.

Hasta la fecha la mayor parte de notas desde el organismo que dirige y la inmensa mayoría de la difusión desde su cuenta particular de Twitter se basan en replicar acciones del Gobierno, tal cual, sin más adaptación al ámbito valenciano, aunque la autonomía haya transitado por diferentes fases que otras comunidades. Mucho retuiteo de vicepresidencias socialista, del presidente, y, por supuesto, del ministro Ábalos y su entorno.

Hasta la fecha, estos cien días los ha centrado Calero en clonar actuaciones realizadas a nivel nacional. Sin ir más allá. Sin reivindicación valenciana ni hiperactividad. Sin anunciar inversiones estatales. Básicamente difundiendo lo que desde Madrid se fragua. Tal cual. Quizás por eso la nombraron para ese puesto.