Jano o la doble cara que se acentúa en el tripartito del Consell
PSPV y Compromís viven unas semanas en que las críticas a escala nacional se transforman en miradas complacientes en el Consell, mientras Unides Podem muestra sus múltiples caras internas
Jano despuntó como uno de los dioses más singulares de la mitología romana. Su representación llama la atención, con dos caras contrapuestas, mostrando cada una lados diferentes de su perfil. Ese antagonismo bifronte se percibe en los propios poderes que se le atribuyen como divinidad de los inicios y de los finales, de las entradas y de la salidas. En tiempos de guerra las puertas de sus templos permanecían abiertas, ya que la fértil mitología clásica hace recaer en él la capacidad de arrojar el agua hirviendo que repelió a los sabinos en su ataque al Capitolio.
Con el tiempo y la traslación de las leyendas de la antigüedad a la historia contemporánea, se ha vinculado a Jano con la alusión a la hipocresía de una persona, a quien manifiesta doble rasero. Sin olvidar tampoco la veneración que los romanos, dentro de su crisol de deidades, tenían en especial al de caras contrapuestas cuando querían implorar un buen final, ya fuera a una guerra o a una inversión.
Se vincula a Jano con la alusión a la hipocresía de una persona, a quien manifiesta doble rasero
Esa duplicidad se contempla en numerosas facetas de la vida, y, dentro de esta, de una de sus vertientes más públicas: la política. En el ámbito valenciano la ejemplifica el propio Consell del Botànic II en sus tres patas. La que más fuerza en las últimas semanas esa mirada hacia lados contradictorios podría ser Compromís. Por segunda ocasión consecutiva ha votado no a un estado de alarma que propone el PSOE, su socio en el gobierno valenciano y la investidura como presidentes de cuyos líderes ha respaldado, tanto a nivel estatal como autonómico.
Aunque de nuevo ese voto en contra ha resultado testimonial e irrelevante porque no influye en el resultado, e incluso en esta segunda ocasión no ha acarreado ni el carácter noticioso de la sorpresa, llama la atención el desplante reiterado. Y todavía choca más que eleve el tono contra el ministro Escrivà, por ejemplo, por no delegar la gestión del Ingreso Vital Mínimo, o contra la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, por no destinar más dinero a la Comunidad Valenciana de esos 16.000 millones de reconstrucción postcovid-19.
Y, mientras, preserva un total respaldo externo y público a Ximo Puig o a Vicent Soler. Al fin y al cabo, los cuatro forman parte del mismo partido, el que según Compromís discrimina al territorio valenciano pero con el que a la vez gobierna el Consell. ¿La doble cara de Jano? ¿O el mirar hacia lados diferentes según sea PSOE estatal o PSOE valenciano, aunque todo sea PSOE?
Esa campaña reivindicativa la ha aderezado Compromís con una recuperación de sus lemas clásicos en los últimos días, en la insistencia en la palabra "personas" cuando la crisis sanitaria parece que comienza a amainar y en la que la gestión en las consellerias del partido compromisario ha quedado en entredicho. Sobre todo en las residencias de mayores, donde han fallecido cientos de personas.
O en el tramo final del curso escolar, donde la brecha digital y el retraso de Conselleria de Educación en su política tecnológica y de toma de decisiones no ha contentado a docentes y puede haber dejado rezagados a decenas de miles de alumnos, también personas, sin el acceso necesario a nuevas tecnologías o sin que hayan recibido la formación que requerían.
El Jano del PSPV o sus dos grandes familias
Y el Partido Socialista valenciano, mientras, responde con otro Jano. En su caso, el hecho de contar con dos poderosas ´familias´, sobre todo por el poder institucional que acaparan, le facilita esa dualidad. Cuando se trata de arremeter -o simplemente de replicar a las arremetidas- de Compromís, aparece la vertiente ´abalista´, la que cierra filas en torno al plenipotenciario ministro y secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos, y, por en ende, contra el Gobierno.
Mercedes Caballero, secretaria general en la provincia de Valencia, enarbola esa bandera, y le sigue una cada vez más nutrida tropa, con Gloria Calero, delegada del Gobierno, ya de lugarteniente y, tras ella, Pepa Andrés, María Murgui, Matías Alonso, Trini Castelló, David Calvo...
Desde el Consell, que sí que lanzó sus andanada en el primer ´no´del diputado nacional de Compromís, Joan Baldoví, prefieren girarse hacia otro lado. Como hacen Mónica Oltra, Vicent Marzà o Fran Ferri cuando se cruzan con ellos. La algarada es a escala nacional. En el ámbito valenciano -y aunque los aldabonazos salgan desde aquí- se mantienen las buenas palabras y las miradas complacientes. Jano siempre presente.
Unidas Podemos
Y Unidas Podemos está demostrando, durante estas semanas preasamblearias, que sus caras son mucho más que dos y que suman hasta 13 -tantas como aspirantes a dirigirlo han aparecido-, aunque parece que la mayoría acabará diluyéndose en la de Pilar Lima para confluir con ella en su pugna por el control del partido contra su compañera en Les Corts, Naiara Davó, la síndica a la que cayó el cargo de portavoz de rebote y que ha sorprendido por su desenvoltura. Tanto, que se ha izado por encima de quienes pensaban que la tenían controlada.
En esta lucha fratricidad, en la que las críticas públicas van edulcoradas siempre por el barniz de palabras como pluralismo, democracia o feminismo, surgen las diferencias de nomenclatura habitual en Podemos. La candidata bendecida por Pablo Iglesias marca distancias al sentirse ungida por las bases y tratar de combatir la institucionalización del partido en el que, sin aludirla directamente, estaría su rival, Davó. Curioso, porque, al fin y al cabo, ambas son diputadas autonómicas y forman parte de la misma institución. Jano, siempre omnipresente.