Puig nada entre dos aguas: Compromís pide revisar el pacto y Cs, que comparezca
El president anda sumido en la cruzada para eliminar la cuarentena del turismo británico y, mientras, se salta la sesión de control en Les Corts, que queda diferida en el tiempo
El president de la Generalitat, Ximo Puig, anda sumido en la cruzada por lograr que los turistas británicos pueda visitar la Comunidad Valenciana y, sobre todo, su enclave por antonomasia, Benidorm, sin que luego, a la vuelta a su reino, tengan que someterse a una cuarenta. Mientras el máximo responsable del Consell insiste en esas negociaciones, sus socios y sus posibles aliados le azuzan desde ambos flancos.
El síndic de Compromís, Fran Ferri, ha insistido hoy en una revisión del Pacte del Botànic II para "ver dónde están los puntos fuertes y débiles", al tiempo que ha subrayado la necesidad de que la unidad del acuerdo "se demuestre en todos los ámbitos", ante los "acercamientos de algunos grupos a partidos con una política muy diferente", en alusión al pacto de Xixona entre Ciudadanos y PSPV, socio preferente de Compromís. O al no tan reciente de Torrent. "Es importante que la unidad del Botànic se demuestre en todos los ámbitos", insiste Ferri, siempre presto a saltar ante cualquier acercamiento entre socialistas y ciudadanos.
En el caso de Podem, que fue quien primero pidió la revisión del citado pacto cuando su actual secretaria general, Pilar Lima, lo puso como una de las prioridades de su candidatura si ganara -objetivo que logró-, no son tan beligerantes apretando al PSOE. Entre otras cuestiones porque en asuntos de pactos locales se han convertido en un actor terciario y, en bastantes consistorios, inexistente.
La todavía síndica podemista, Naiara Davó, se ha limitado a señalar "la vinculación de la necesidad de reconstrucción del coronavirus con las prioridades del pacto", aunque sin olvidar la mención a uno de los grandes caballos de batalla de Unides Podem: la reversión de las concesiones sanitarias, aunque pueda suponer un sobrecoste en indemnizaciones en una coyuntura de carestía económica como la actual.
Y su posible aliado, que en la práctica ya lo es en algunos municipios del partido que dirige Ximo Puig, también aprieta. El respaldo de Ciudadanos al pacto de reconstrucción constituye la única opción del Consell para lograr una legitimación parlamentaria más allá de los votos del tripartito, de demostrar un consenso, aunque no sea completo en el arco parlamentario. Descartados PP y Vox, la única baza que resta es la de Ciudadanos.
El síndic de Cs, Toni Cantó, ya ha advertido que "hoy por hoy es muy difícil llegar a un pacto de reconstrucción con ellos. El tripartito tiene que centrarse en lo que nos une y no en lo que nos separa". Para, a continuación, mostrar su empatía hacia Ximo Puig al afirmar que el PSPV "a veces lo tiene un poco complicado", y dar "por perdidos a un Compromís y un Podemos que tienen un ataque de cuernos y están tensando la cuerda en un pacto en el que no hay que meter ideología".
Y mientras siguen los dimes y diretes, Les Corts se prepara para culminar su dictamen de reconstrucción y cerrar una comisión en la que fueron tantos los comparecientes escuchados como los excluidos, por decisión de la presidencia de su comisión específica. Lo hará en el último pleno de la temporada, el de la próxima semana.
Y se celebrará sin sesión de control al president de la Generalitat, Ximo Puig, lo que le ha valido el reproche de Ciudadanos, y también el de la síndica adjunta de Vox, Llanos Massó, aunque eso ya le importa menos al PSOE. En cambio, que su posible aliado se distancie y ponga en un brete su apoyo al pacto de reconstrucción sí que tensa más una relación que se estaba estrechando en los últimos meses. Ahora le resta al síndic socialista, Manolo Mata, la misión de relajarla.