Y 14 meses después Sandra Gómez alzó la voz y Ribó subestimó sus críticas
Ni el fraude de la EMT ni la peatonalización de la plaza del Ayuntamiento habían provocado discrepancias de la vicealcaldesa. Ha saltado un tema menor, que el alcalde ha desmontado
Ni el fraude de la EMT, ni la peatonalización con maceteros de la plaza del Ayuntamiento o la reducción a la mínima expresión de la circulación en coche por la calle Colón en pleno estado de alarma Ni tan siquiera la gestión de la pandemia. Hasta ahora, y después de los desencuentros de junio y principios de julio de 2019, el PSPV no había levantado la voz.
Habían pasado 14 meses en los que Sandra Gómez ha venido compareciendo semanalmente con su vicealcalde ´consorte´ de Compromís, Sergi Campillo, en un escalafón inferior al de Ribó y en completa connivencia con sus socios de gobierno. Sin fisuras aparentes ni el menor atisbo de crítica.
Hasta que decidió encender la mecha de la polémica esta semana por un tema de bastante difícil comprensión para la ciudadanía. No afecta directamente ni a servicios sociales, ni a tráfico, ni a transporte público ni a limpieza, las cuestiones que más preocupan en el día a día a los vecinos.
El motivo de esa primera crítica pública sonada de Sandra Gómez al alcalde, Joan Ribó, ha llegado por la reunión de este con más de una treintena de primeros ediles de grandes municipios para oponerse, conjuntamente, a la decisión del Gobierno de recurrir al superávit de los ayuntamientos. A esa cita acudieron los principales responsables de ciudades como Alicante, Badajoz o Barcelona. De todos los partidos, como defendió Ribó, excepto del PSOE.
Este tema tiene repercusión directa en la ciudad porque restringe sus inversiones, pero resulta bastante complicado de explicar a la ciudadanía. O que cale en ella. Los argumentos de Sandra Gómez de que fue una reunión convocada por el PP o que esa limitación del gasto del dinero de los ayuntamientos que ha provocado el superávit venía por una ley del vilipendiado ministro Cristóbal Montoro no ayudaban a comprender la cuestión ni le daban más peso que el corporativismo socialista.
Se lo puso fácil a Ribó, que despachó la crítica con un comentario en Radio Valencia en el que afirmaba que Sandra Gómez decía eso porque "es del PSOE". Con esa sencillez y rotundidad. La respuesta tiene una carga de lógica evidente, porque el mismo argumentario de Gómez se centraba en su vertiente de militancia política y de seguidismo a las directrices del presidente nacional, Pedro Sánchez, de su mismo partido. Quedaban lejos de su rol de vicealcaldesa y, por tanto, adalid de los intereses de Valencia por encima de cualquier otra cuestión.
El alcalde siguió afirmando que seguro que llegan a un acuerdo, -la experiencia de cómo ha resuelto anteriores discusiones avala sus palabras- y subestimando cualquier amago de crisis o de continuidad crítica en las palabras de Sandra Gómez.
El hecho de que su persona de máxima confianza y concejal de Hacienda, Borja Sanjuán, haya salido para añadirle un tono de cariz económico y técnico a las quejas de Gómez no aportará mucho más recorrido al tema porque el argumento inicial, el de participar con alcaldes del PP como si por si mismo eso fuera una condena en la víspera del día en que Pedro Sánchez se reunía con Pablo Casado, ya ha quedado desmontado por Ribó.
"Es del PSOE". Tres simples palabras han bastado al alcalde para desmantelar las críticas de su vicealcaldesa, 14 meses después del pacto de gobierno y con todos los problemas transcurridos durante este tiempo que no habían motivado a Sandra Gómez a alzar tanto la voz.