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La moción sándwich

"Gracias Abascal por esta moción a Casado. Es un lujo ver a la derecha dividida y matándose entre ella". Baldoví expresó como nadie el resumen de la moción.

Sánchez y Abascal

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La historia siempre se repite, y la moción de censura de Vox puede elegir mirarse en el espejo de otras anteriores en la historia reciente de España: la de Felipe González contra la UCD, que la perdió pero le sirvió para presentarse como alternativa, la de Hernández Mancha contra Felipe González, que no sirvió absolutamente para nada, y la de Pedro Sánchez contra Rajoy, la única que ha salido adelante en nuestra democracia.

Abascal quiere ser como el primero, como el Felipe que se alzó en alternativa, pero puede acabar como el segundo, en el sinsentido de una moción que no sirve de nada e incluso acaba reforzando al que se la presentas. Porque si está moción interesa a Abascal para tener tiempo ilimitado en la tribuna, gusta más Sánchez y a sus socios, porque tapa todos los temas de actualidad (esta semana mismo se subían el sueldo a la vez que subían impuestos a los libros, esos que dicen que son ‘impuestos para ricos’) para seguir agitando el fantasma de la ultraderecha.

Y mientras el relato de la actualidad sea la ultraderecha, el PSOE y la izquierda siempre ganarán. Tan sólo hay que ver como van a una todos los partidos en contra de Vox, ayer con firma del PSOE junto a ERC o Bildu de un manifiesto sin inmutarse, y tan cual está el panorama político de fragmentado, la derecha nunca llegará al Gobierno salvo que PP y Vox sumen mayoría absoluta, algo que está muy lejos de conseguirse.

Por eso esta moción es una moción sándwich, sándwich que le han hecho entre el PSOE y Vox al PP para desplazarlo y así mantenerse la izquierda eternamente en el poder. Los trolls en redes de Vox ni se han cortado con ello, dedicando más tuits contra el PP que contra el PSOE, que es a quien están en teoría censurando.

Esta moción pretende aniquilar la derecha moderada y el centro para polarizar la sociedad y la política en dos polos radicales donde la izquierda siempre tendría las de ganar. El PSOE está deseando que Abascal sea el líder de la oposición y así dará igual 50 que 100.000 muertos por covid que el fantasma de la extrema derecha les hará ganar siempre.

Lo expresó perfectamente Joan Baldoví, sin que sirva de precedente: “gracias Abascal por esta moción a Casado. Es un lujo ver a la derecha dividida y matándose entre ella”. No se podía haber resumido mejor. Al menos Baldoví nos soltó en la cara lo que Sánchez e Iván Redondo llevan haciendo durante dos años, dividirnos y enfrentarnos.

¿Y Abascal qué quiere? Lo mismo que quiso Rivera y Ciudadanos hace un año: desplazar al PP. Busca con la moción ese empujoncito en las encuestas que le haga conseguir la gesta que Rivera no pudo. Ahora bien, su hinchada, que es muy fiel por cierto y muy motivada (algunos rozan los dogmas de fe), puede que le haga crecer. Pero la legislatura aún tiene tres años más, y Abascal ha demostrado hoy una cosa: que para meter zascas a la izquierda y hacer un mitin es buen orador, pero que no es lo mismo eso que gobernar.

Abascal no ha presentado ninguna alternativa de Gobierno. Ninguna. Que es precisamente el objetivo de una moción, presentar un gobierno alternativo. Se ha limitado a hacer un mitin televisado a toda España y con atención mediática. Abascal será muy bueno dar titulares, no lo niego. Han sido tendencia frases que ha dicho como ‘República Islámica Catalana’ o las ‘las FARC’. Sabe como llamar la atención. Pero no ha dicho nada de que qué haría con España en el Gobierno salvo frases copiadas de Trump en tema inmigración, que ni en eso es original.

El PP, como es normal se siente entre la mortadela rancia del gobierno de coalición y el queso fuerte de Vox que le han montado en esta moción sándwich. Pero lo que debe hacer Casado es aguantar, tener su discurso y no ceder al chantaje. Ni al chantaje de uno con su reforma autoritaria del CGPJ ni al de los otros en que si no les votas que sí a la moción eres amigo de Otegi por votar no (este argumento es tan pueril que no se lo tragan ni ellos).

El PP tiene ante sí el reto de acaparar todo el flanco del centro y la derecha moderada ante los dos polos radicalizados que buscan construir los otros. Si acierta con la estrategia, saldrá de este sándwich que le han preparado fortalecido. Que en política los tiempos son muy largos y más ahora.