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Destruir el sentimiento de pertenencia

Hay pocos sectores que nos diferencien como pueblo a los españoles que no se esté aprovechando para debilitarlos, anularlos, en un intento de que puedan desaparecer

Destruir el sentimiento de pertenencia

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Tienen razón los que piensan que nos están destruyendo por fuera y por dentro. Cada vez es más evidente la estrategia diseñada por este gobierno, para destruir nuestra esencia, nuestro vínculo de pertenencia, ese sentimiento que nos identifica con el territorio y nos hace trabajar y caminar en una dirección con un objetivo común.

Prácticamente todos los ámbitos y sectores que nos definen como pueblo están en vías de destrucción, y por mucho que los ciudadanos nos resistamos, esta situación de pandemia y los sucesivos “estados de alarma” son utilizados por el presidente Sánchez para vaciar de contenido y anular las piezas que sustentan nuestra historia y por ello forman parte de nuestras vidas.

De los primeros en atacar fue al sector de la tauromaquia, con todas sus variedades y complementos, desde los más populares, hasta el arte profesionalizado, con toda la gran cantidad y variedad de manifestaciones artísticas.

Ha sido reiteradamente ignorado desde todo tipo de ayudas públicas, ya sea desde el ámbito de la ganadería, como de la cultura o el arte. Algo similar ha sucedido con todas la manifestaciones culturales, que además celebramos con contenido festivo, desde la Semana Santa a las Fallas, pasando por las fiestas populares …y si están relacionadas con el contenido religioso o de culto todavía más.

Hay pocos sectores que nos diferencien como pueblo a los españoles que no se esté aprovechando para debilitarlos, anularlos, en un intento de que puedan desaparecer. Esta semana han agredido al mayor referente de nuestra esencia en el modo de comunicarnos, ha sido el ataque e intento de anular al idioma en que nos expresamos, el español.

Sinceramente supone una amputación de un miembro de nuestra cultura, uno esencial, como nos expresamos, la lengua de nuestros padres y abuelos, con la que hemos nacido y crecido, y que además se habla en todo el mundo, hasta ser la segunda lengua mundial, después del inglés.

¡Qué vergüenza tengo al pensar lo que los millones de ciudadanos en todo el mundo, hablen o no nuestro idioma ( los que lo hablen todavía más), pensarán de nosotros!!

Evidentemente esto supone el colofón a la futura Ley de Educación, llamada Ley Celaá, que pretende generar españoles que no piensen, porque no sepan, porque no conozcan, porque no tengan ninguna base de formación. Una ley que generará todavía más desigualdades entre ricos y pobres, porque sólo los que puedan suplir con fondos propios una formación mejor tendrán más opciones en su vida, y el resto, la mayoría sin formación, serán más fáciles de controlar y dirigir. Un pueblo que no sabe y no piensa, es totalmente manipulable.

Y en este camino de autodestrucción, llega el llamado “Comité de la Verdad”, a modo de censura para cercenar la libertad de expresión, y anular la gran riqueza de la democracia, la diversidad de opiniones.

Espero y deseo como ciudadana que no permitamos cada uno desde nuestro ámbito, que todo esta hoja de ruta se vaya consumando, y activemos juntos las acciones judiciales, democráticas y de participación ciudadana que nos permitan volver a ser un pueblo unido, próspero y orgulloso de nuestra lengua, nuestra cultura y nuestras tradiciones, que como han hecho con nosotros seamos capaces de transmitir a nuestros hijos tanta riqueza.