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Llega el frío y urge revisar los sistemas de ventilación en las aulas

Hay medidas alternativas en invierno a las ventanas abiertas. No tomar las suficientes medidas que palíen las consecuencias de las bajas temperaturas en las aulas incumple la legislación

Purificador de aire en un aula

Publicado por
Lucas Ortega Salinas *

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Según la OMS, las principales vías de transmisión del COVID-19 son la vía respiratoria por la inhalación de gotas respiratorias, como las gotas al toser o estornudar (gotas respiratorias de más de 5 micras capaces de transmitirse a distancias de hasta 2 metros), y la segunda vía es a través del contacto con superficies en las que el virus pueda permanecer viable y que hayan sido contaminadas con estas pequeñas partículas de líquido originadas por la persona infectada. El contagio se puede producir al tocar superficies u objetos contaminados, y luego tocarse los ojos, la nariz o la boca.

Ante la situación que estamos sufriendo, la premisa fundamental de los centros educativos es el establecimiento de un entorno escolar seguro, implementando para ello las medidas de protección necesarias, especialmente para los colectivos más vulnerables.

Algunas de las medidas básicas para evitar la transmisión son:

- Disminución del número de personas y aumento de la distancia interpersonal.

- Uso correcto de la mascarilla -bien ajustada-.

- Higiene adecuada; de manos y respiratoria.

- Limpieza y ventilación de aulas y espacios de convivencia, para eliminar o reducir la concentración de virus en las instalaciones.

En este artículo me voy a centrar en este último apartado, concretamente en la ventilación y purificación del aire. Es necesario tener claros ambos conceptos, para ello me remito a la guía de ventilación de las aulas elaborada por el CSIC:

- Ventilación: se refiere a renovación de aire, es decir, sustitución del aire interior, potencialmente contaminado con aire exterior, libre de virus.

- Purificación del aire: consiste en la eliminación de las partículas en suspensión, susceptibles de contener virus. El método más sencillo y eficaz es la filtración.

La ventilación necesaria para reducir el riesgo de contagio depende varios factores: volumen de la sala, el número y la edad de los ocupantes, la actividad realizada, así como la incidencia de casos en la región y el riesgo que se quiera asumir. A modo orientativo, nos podemos basar en la guía de Harvard, en la misma se recomiendan 5-6 renovaciones de aire por hora para aulas de 100 m², con 25 estudiantes de 5-8 años.

Aunque el riesgo cero no existe, está claro que cuanto mejor sea la ventilación, menor es el riesgo de contagio.

Ante la bajada de las temperaturas, con la llegada del otoño e invierno es necesario actualizar los protocolos de protección frente al COVID-19 en los centros educativos. Corresponde a la Conselleria de Educación tomar las medidas pertinentes para reforzar y garantizar la seguridad y la prevención en los mismos.

La realidad de los centros docentes lleva asociada la necesidad de la apertura periódica de ventanas que garanticen la entrada de aire del exterior, para propiciar la imprescindible renovación del que circula en el interior de las aulas.

Existen algunas soluciones alternativas que si bien no anulan totalmente la necesidad de ventilación natural, combinada con esta evitarían la prolongada exposición a tan precarias condiciones térmicas en las aulas durante los meses de otoño e invierno, a la par que ayudarían a combatir la transmisión aérea del virus por aerosoles.

Se trata de los Sistemas de Filtración y purificación, equipados con filtros de alta eficiencia -HEPA-, que ayudarían a mantener el parámetro mínimo recomendado de 12,5 l/s por ocupante. Es importante destacar que el INVASSAT, en el documento técnico del Servicio de Prevención de riesgos Laborales, sobre la calidad del aire interior y ventilación, recomienda el uso de purificadores de aire con filtros HEPA.

Ante las bajas temperaturas que se alcanzan en nuestra comunidad en los meses de frío (especialmente en algunas zonas de interior, el conocido como “pirineo valenciano”), nuestros docentes y alumnos van a sufrir las consecuencias derivadas de permanecer quietos y sentados a lo largo de su jornada escolar con una temperatura demasiado baja. El RD 486/1997 -sobre seguridad y salud en el trabajo- específica que las condiciones ambientales de los lugares de trabajo deben oscilar entre 17° y 27ºC.

Para CSIF el hecho de no tomar las suficientes medidas que palíen las consecuencias de las bajas temperaturas en las aulas incumple la legislación en materia preventiva, poniendo en riesgo la salud de los docentes y alumnado, conculcando con ello el derecho del personal docente a una protección eficaz en materia de seguridad y salud establecido en el Art. 16 de la LPRL.

Por todo lo anteriormente expuesto, y en virtud de lo establecido en la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, y los procedimientos y guías dictadas por las autoridades sanitarias, desde CSIF solicitamos a Conselleria de Educación:

  • Que sean revisados y actualizados los protocolos de protección frente al COVID-19 en los centros educativos, esta labor debe ser llevada a cabo por personal cualificado del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales. La finalidad es adaptar sus medidas a las necesidades de ventilación y purificación del aire coincidiendo con la llegada de los meses de otoño e invierno.
  • La adquisición por parte de la administración de sistemas de filtración y purificación del aire homologados -filtros HEPA- garantizando la dotación de todos los centros. Se debe dar respuesta a las necesidades de ventilación y protección de alumnos y docentes frente al COVID-19, evitando someterlos a largas jornadas sufriendo bajas temperaturas con los consiguientes riesgos de salud de otra índole que ello conlleva.
  • Cualquier otra actuación en este sentido acorde a las medidas preventivas y de protección ante esta situación.

*Delegado de Educación del sindicato CSIF en la provincia de Valencia