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Las tres frases de la semana que marcarán esta legislatura en Les Corts

La consellera de Justicia, con su ya famosa sentencia, ha llevado a su cénit una disputa entre PSPV y Compromís que ha dejado a la sombra un importante anuncio en el PP

Bravo y Oltra, tan cerca en el Consell, tan lejos en las formas y el fondo

Publicado por
H. G.

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Las andanadas que lleva lanzando la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, subieron de intensidad en el inicio de esta semana con un comentario en redes desmereciendo un anuncio del Consell sobre la ya famosa reconstrucción y criticando que no había sido consensuado.

Hasta ese momento parecía un juego de poder, el reflejo de un desafío personal o una forma de mostrar sentimientos internos de Oltra. Trasladaba una particular cruzada. Hasta que, en una entrevista el pasado miércoles en la radiotelevisión pública valenciana, la consellera de Justicia, Interior y Administración Pública, Gabriela Bravo, profirió su famosa frase. Tras preguntarle por el conflicto, acabó de estrujar el avispero político con sus propias manos. Sin contemplaciones, expresó su premisa: "aporta o aparta".

Más contundencia, imposible. Ni el síndic del PSPV, Manolo Mata, habituado a los rifirrafes y quien hasta ahora había salido a replicar a Oltra, lo habría dicho tan directamente. De eso ya se ocupó Bravo. Porque el resto de consellers, tanto compromisarios como socialistas, por el momento parecen preferir abstenerse de esta disputa. Incluso Arcadi España, siempre tan ligado a Puig y ahora siguiendo su senda de dirigente moderado que apela continuamente al consenso y que evita meterse en trifulcas.

Con esa estrategia de estadista, la imagen presidencial de Puig sigue creciendo mientras la de su más belicosa vicepresidenta, con una conselleria cuya gestión parece pesarle como una losa, mengua día a día. El valor electoral incontestable que Oltra tenía en 2015 y 2019 resulta ahora más discutible. Y los más hábiles estrategas de Compromís lo saben.

La frase de Bravo consiguió espolear a un par de destacados dirigentes compromisarios para salir en defensa de la vicepresidenta. Eso sí, "sin dramatizar", como se ocupó de aclarar Aitana Mas, portavoz adjunta en Les Corts de la coalición, difuminada hasta ahora a la sombra del portavoz titular o síndic, Fran Ferri. Este último también apareció el viernes para apelar a más diálogo y participación en las dos formaciones y decir que se puede mejorar. Y ahí sí que le dio la razón Puig. A él, sí.

El anuncio de Bonig

A la par que toda esta tensión gubernamental llegaba a su apogeo, la presidenta del Partido Popular en la Comunidad Valenciana hacía un importante anuncio en una entrevista en la cadena SER: “Yo me voy a presentar y quien quiera presentarse, que se presente”. Fue su frase que, quizás, en el caldero de la pandemia y de la disputa entre los principales socios del Botánic, quedó como insulsa. O puede que fuera su intención que pasara más desapercibida.

La cuestión es que Isabel Bonig ya ha anticipado que volverá a optar a la presidencia del PP autonómico en 2021 -año en el que Puig también se juega su futuro como secretario general del PSPV-PSOE en el congreso de su partido-. En una formación como el PP, ser presidente equivale a ser prácticamente ungido como candidato electoral externo. Aunque en la entrevista de EsdiarioCV al máximo responsable provincial en Valencia de la formación, Vicente Mompó aclaraba que no tiene por qué ser así.

En cualquier caso, Isabel Bonig da un paso adelante cuando reiteradamente llegan cantos de sirena poniendo el nombre del presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, como candidato popular a la presidencia de la Generalitat en 2023. Con él, la máxima mandataria del PP regional ya ha aclarado que "me llevo fantásticamente”.

El turno de Cantó

Y la tercera frase llegó desde la bancada popular, en concreto la pronunció su síndic al señalar que "quedan pocas horas" para que sellen un pacto de presupuestos con el PSPV. Sería un hito en Ciudadanos ese acuerdo, porque supondría no solamente pactar con el grupo socialistas (aunque la formación naranja evitó hacerse fotos con Vox en Andalucía, Madrid o Murcia tras suscribir pactos con el PP y dijo que únicamente los firmaba con el partido de Pablo Casado), sino hacerlo consecuentemente con todo el Botànic, que incluye Compromís y con Podemos, dos antagonistas políticos históricos del grupo político de Inés Arrimadas.

Ciudadanos ha virado desde el desvío al que lo llevó su anterior presidente, Albert Rivera, enajenado por el espejismo de los resultados de las elecciones de abril de 2019. Está demostrando que puede pactar a diestra y siniestra, para sorpresa de muchos de los suyos, acostumbrados a los designios de su anterior presidente y hechos a sus imposiciones de "socios preferentes".

Se multiplican los augures que vaticinan como catastrófico ese giro. De momento, la encuesta publicada esta misma semana en el diario 20 minutos, ya con hechos demoscópicos, refleja un crecimiento de apoyo popular a Ciudadanos. El partido, tras la debacle electoral de noviembre de 2019, tiene poco que perder demostrando que ahora sí que es de centro y, sobre todo, "útil" y pragmático.