Embajada: Bla, bla, bla
A ese equipo de técnicos sólo debieron de ocurrírsele trece medidas. No podían dejarlo así, por aquello del mal fario, y entonces debió de llegar algún iluminado y puso la decimocuarta
Nuestra recuperación económica va a depender de cómo y dónde se invierta el dinero que ha de llegar de Europa. Y ahí es adonde a más de uno nos entra el tembleque.
Ximo Puig ha presentado un plan de rescate con trece proyectos. En realidad son catorce, pero el decimocuarto, “visión de género”, es una memez de tal calibre que no merece considerarse. Los otros trece proyectos suenan bien, tanto que serían igual de buenos para Extremadura, Sicilia e incluso Laponia.
Hablar de la digitalización del tejido productivo o de reforzar su resiliencia está muy bien. Suena bonito, políticamente muy correcto y muy del agrado de la burocracia europea. Pero si esas propuestas no van acompañadas de una memoria en la que se especifique qué se va a hacer, cómo, cuándo y quién lo hará, todo es papel mojado. Uno más de los cientos de proyectos ambiciosos que se presentan en rueda de prensa y de los que nunca más se vuelve a saber.
Acabar con la despoblación rural, es otro de los puntos. ¿Cómo van a hacerlo?, ¿qué van a hacer para llevar a la gente a vivir al Rincón de Ademuz? Si no nos lo dicen, mejor que se callen, que ya estamos hasta el pirri de postureos y puestas en escena para salir en la foto.
Y así podríamos seguir: arquitectura bioclimática, energía sostenible… Mientras no haya memoria, todo eso en un bla, bla, bla. Un documento escrito por algún técnico al que le han dicho: “el Presidente quiere medidas para la recuperación, tenemos que preparar un papel”. Y se pusieron a ello, no tanto pensando en las fortalezas y oportunidades de la Comunidad Valenciana, como en que la música suene del agrado de todos. Eso explicaría lo de la hablar de resiliencia, palabro muy de moda que sirve igual para Valencia que para la Guayana Francesa.
A ese equipo de técnicos sólo debieron de ocurrírsele trece medidas. No podían dejarlo así, por aquello del mal fario, y entonces debió de llegar algún iluminado y puso la decimocuarta “visión de género incorporada a la sociedad y a la economía digital”. ¡Perfecto!, era como el éxtasis final de un buen concierto. Pero la medida es una estupidez, vacía de contenido, que no hay por dónde cogerla y aún menos dedicarle un céntimo a poner en los ordenadores archivo/a o cosas similares.