La confederación de los burros o la conjura de los necios
Las bravuconadas separatistas de vascos y catalanes en sus delirios republicanos e independentistas, como en los ruines repartos del botín, se han producido con el cuerpo del delito caliente
Han querido la fortuna y el calendario -ese que se mide por el nacimiento de Cristo (Ayuso dixit)- que los pocos lectores que me soportan (amigos naturalmente) lo hagan hoy, día de la Constitución. Ese acontecimiento menor, tal vez en peligro, por el que se mide todavía la paz y la prosperidad de España.
Una rara -o no tan rara- asociación de ideas me evocó el título del Pulitzer póstumo de la novela póstuma del joven escritor americano con apellido de político, John Kennedy Toole, que se quitó de en medio sin llegar a conocer su éxito. Confieso que he tenido que recurrir a una sinopsis en la red para recordar los avatares de aquel Ignatius que, entre risas y llantos leí, apenas ganadas las primeras elecciones por Felipe González, en la biblioteca de mi padre. Y que la traducción literal de su título original -hasta donde llega mi precario manejo de la lengua inglesa- podría haber sido
la menos glamurosa “ La confederación de los burros” ( A confederancy of dunces).
Cómo es posible que se hable de dictar nuevas normas jurídicas que modifiquen, con retroactividad, sentencias y penas firmes.
Sea como fuere, mi particular memoria histórica se activó cuando se desató la euforia arrabalera de la ministra portavoz y de hacienda, tras la confederadamente partidaria aprobación de sus indignos presupuestos. Esos once partidos entusiastas de la deconstrucción de España (para seguir con los eufemismos), mientras recomiendan el abandono de la esperanza (de un gobierno sensato de centro derecha), desde el socio dominante hasta el insignificante y tramposo turolense, se han retratado.
Aunque en el retrato para las hemerotecas, debieran posar cada uno con su ignominioso trofeo conseguido a cambio. Sería más pedagógico … y más transparente.
Mi extrema ingenuidad sobrevenida en estos tiempos aciagos me hace preguntarme cómo es posible que se hable de dictar nuevas normas jurídicas que modifiquen, con retroactividad, sentencias y penas firmes. O me lo he perdido o no he escuchado ni leído doctas posiciones de togados y expertos. Esta presunta legislación judicial a la carta es, ya se sabe, propia de dictaduras sin control. Y va el segundo aviso de Europa en ese sentido … Poco parece importarle a Sánchez.
Con respecto a la traición al español, me remito al De summa linguarum stultitia recientemente publicado por la escritora malagueña María Elvira Roca (“Resígnense los forales. Somos los únicos que tenemos escritas leyes en piedra”). Esa Constitución que hoy celebramos se encargará del resto. ¿O abandonamos también en esto toda esperanza sra. Lastra?
La vicepresidenta egabrense, siempre tan desahogada, vuelve a hablarnos de la vida para desembolicar el concepto de allegado.
Lógicamente es unánime el alejamiento de los excesos retóricos de un chat privado de presuntos altos mandos militares retirados. No seré yo quien lo comparta ni siquiera justifique, pero -sigo ingenuo- ¿qué hay de la inviolabilidad de la correspondencia privada? Por execrable que resulte su contenido ¿qué hace la fiscalía investigándolo? ¿no sería más productivo el seguimiento efectivo y discreto de quien corresponda para evitar el más mínimo riesgo de una improbable asonada?
La vicepresidenta egabrense -¡la importancia del latín!- siempre tan desahogada, vuelve a hablarnos de la vida para desembolicar el concepto de allegado. “Nos va la vida” dijo Calvo el funesto pasado 8M … y ahora se descuelga con esta perla de “las personas que están en tu vida”, sin necesidad de “exégesis lingüística” para poner un tono culto del que suele carecer, y nombrando con desparpajo a la bicha de los setenta mil españoles que ya no están en nuestras vidas. Allegados o no. Es de una insensibilidad solo comparable a su propia ignorancia.
Las bravuconadas separatistas de vascos y catalanes en sus delirios republicanos e independentistas, como en los más ruines repartos del botín, se han producido todavía con el cuerpo del delito caliente. Y el gobierno humilla, como lo harán los camellos de las “cabalgatas estáticas” -nuevo neologismo además de oxímoron- de los próximos Reyes Magos o Epifanía (Ayuso dixit).