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La decisión política de Puig que frustra más la Navidad a los valencianos

El president de la Generalitat, después de una reunión con sus socios de gobierno, ha anunciado para la Comunidad Valenciana las medidas más restrictivas de España sin detallar el motivo

La foto de los responsables políticos que han restringido todavía más la movilidad de los valencianos

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Primero iniciamos en la cola de rezagados la desescalada, después de que la consellera de Sanitat Universal, Ana Barceló, hubiera anunciado que pasaríamos a la fase 1 porque el informe valenciano era de matrícula. Nos pusieron un cero, como la etapa previa en la que nos quedamos. Poco tiempo después, la Generalitat, después de anunciar que pediría el pase a la fase 2 y de ilusionar a los hosteleros a invertir sus ahorros en la reapertura, dio marcha atrás y volvimos a quedar enfangados en la fase 1.

A partir de junio, el Consell comenzó a presumir constantemente de su gestión poniendo a la comunidad de Madrid, por aquel entonces asolada por los contagios, como ejemplo de lo contrario. Han pasado los meses y los madrileños, con las medidas adoptadas por iniciativa autonómica mientras que en el territorio valenciano se limitan los test PCR, han rebajado la incidencia de la pandemia a tasa inferiores a las de la Comunidad Valenciana.

Ahora llega la Navidad, con las familias esperanzadas en reunirse bajo unos cánones de prudencia, con familiares y ´allegados´ teniendo los viajes más que planificados y con el sector de la hostelería habiendo hecho de nuevo una fuerte inversión para adaptarse, y el presidente de la Generalitat , Ximo Puig, anuncia las restricciones más duras de España.

Lo hace en una comparecencia nocturna con una hora de retraso sobre la convocatoria prevista, en la que no detalló las cifras que motivan esta limitación de movimientos y pese a destacar incluso en la misma intervención que la Comunidad Valenciana es una de las autonomías que mejor se ha defendido frente a la pandemia.

Si esto es así, ¿a qué viene aguar más la Navidad a una sociedad ya exhausta? Y si existen más motivos de preocupación que en el resto de autonomías, ¿por qué no los explicita para que comprendamos los causas reales para imponer tantos recortes de movimientos? De lo contrario, parece todo una contradicción.

La comisión de políticos que decide los recortes

La decisión la comunica Puig después de una reunión de la denominada Comisión Interdepartamental, un sanedrín compuesto únicamente por políticos, con un reparto proporcional al número de diputados del tripartito del Botànic II. Sin técnicos. Y lo hace después de que la vicepresidenta, Mónica Oltra, insistiera durante toda la semana en que hubiera más restricciones. También sin detallar por qué. Únicamente escuchamos hablar de "datos preocupantes". No existe una argumentación técnica y pedagógica que nos aclare el nivel real de riesgo y cómo las enormes restricciones adoptadas por el Consell lo rebajarán.

Al final, un grupo de políticos, el mismo que dijo que teníamos un informe sobresaliente para pasar de la fase 0 a la 1 o el que adelantó que pediríamos el salto a la fase 2 para luego retractarse, es quien ha decidido. Bueno, ahora con la inclusión y capacidad decisoria de la vicepresidenta, que la ha demostrado, y el acompañamiento del vicepresidente segundo, Rubén Martínez Dalmau.

Y el Consell ha tomado la decisión de restringir en la Comunidad Valenciana la movilidad y la sociabilidad en las fiestas navideñas más que a los ciudadanos de cualquier otra autonomía. ¿Discriminación autoimpuesta?

La anuncia el president Puig, que hizo una gira por televisiones nacionales en mayo acusando al gobierno nacional de haber adoptado una determinación política al no dejar a la Comunidad Valenciana pasar a la fase 1. Si, el tiempo ha demostrado que aquella fue una decisión política, de políticos, como la apretar todavía más ahora a los ciudadanos valencianos con mayores restricciones. No había comité de expertos antes a nivel estatal que determinara. Como tampoco lo hay ahora en la Comunitat.

Más limitados que el resto de españoles

Veamos algunos ejemplos de comunidades que durante estos últimos meses estaban a la cabeza de contagios y cómo afrontan ahora la Navidad con los datos conocidos hasta ahora. En Cataluña, a pesar de las restricciones, podrán juntarse 10 personas en Nochebuena y Nochevieja y llegar a su casa antes de la una y media de la madrugada. En Castilla-La Mancha, lo mismo; al igual que en el País Vasco, que se limita a recomendar y no obliga que sean de dos núcleos familiares máximo. En Aragón, igual a los horarios de las fechas clave. Murcia extiende ese permiso para juntarse diez personas del 23 al 6 de enero.

Madrid, presidida por la ya antagonista por antonomasia de los gobiernos socialistas, Isabel Díaz Ayuso, limita a seis personas esas citas, pero dejará brindar por el cambio de año, ya que tanto en Nochevieja como en Nochebuena el toque de queda no empieza hasta las 1,30. Además, permite salir y entrar de la autonomía para visitar a familiares y allegados, en la misma línea que la establecida por el Ministerio de Sanidad.

Alargar el toque de queda en Nochevieja de las 23 a las 24 horas, justo antes de traspasar el umbral de 2021, suena a risa o a recochineo.

La pregunta que plantean estos datos es: ¿Está la Comunidad Valenciana peor que todas las demás autonomías como para imponer y decretar más restricciones? ¿Tanto como para no permitir que dos personas que viven en distintas casas puedan compartir el cambio de año? Porque alargar el toque de queda en Nochevieja de las 23 a las 24 horas, justo antes de traspasar el umbral de 2021, suena a risa o a recochineo.

La gracia consiste en compartir ese momento, en felicitarse, en trasladar los mejores deseos. Con la precaución pandémica imprescindible, por supuesto. Si no existe ni la sensibilidad necesaria en el Consell ni para comprenderlo, por mucho que Oltra insista en más restricciones, poco o nada empatizan con una sociedad agotada y que atisbaba la Navidad como una pequeña luz en la oscuridad del túnel pandémico.

En la Comunidad Valenciana no tendremos ni esa tenue luz.