¿Quién nos defiende de políticos y bancos en este 2021 pandémico?
El político si está en la oposición machacará al que gobierna, y si luego llega al poder, es al revés, olvidará lo que decía cuando no mandaba
En primer lugar, feliz año a todos. Aunque desde el punto de vista del pensamiento humano la felicidad no es algo que debamos buscar o tener, en realidad es algo que debemos decidir ser con pandemia y sin ella, y es que desde muy pequeños a muchos les acostumbraron a la trivial idea de que ¨ser feliz¨ se relaciona con la cantidad de cosas que tenemos. En fin, allá cada cual con su concepto de felicidad.
El otro día leía que una gran empresa como un banco, en su declaración de intenciones, decía: “ BBVA tiene como uno de sus principales objetivos estratégicos establecer una relación duradera y recíprocamente satisfactoria con sus clientes. La consecución de este objetivo impone, entre otras actuaciones, alcanzar un elevado nivel de calidad en la prestación de servicios que satisfaga las aspiraciones de la clientela y destaque al Grupo frente a sus competidores.
El procedimiento de atención de las quejas y reclamaciones de los clientes constituye un elemento básico para mejorar la calidad del servicio, siempre que proporcione un cauce sencillo para resolver rápidamente y con garantías aquellos casos en los que el cliente considera que no ha recibido el servicio que esperaba y constituya una fuente sustancial de aprendizaje que permita corregir en el futuro los errores que pudieran haberse cometido. Todas las sucursales y todos los centros operativos que prestan servicio al cliente han de esforzarse en atender a éste con amabilidad y prontitud, esforzándose en proporcionar el servicio que el cliente espera de un grupo financiero como BBVA".
Y luego me encontré a alguien que me contaba que en la calle donde tiene su sede el Ateneo Marítimo en nuestro barrio del Canyamelar, en un oficina de dicha entidad ni la señorita que estaba en la caja, con cara de pocos amigos, ni un director siempre ausente porque ahora la pandemia ha obligado a acelerar el teletrabajo, y te da su mail, pero te insiste la fiel empleada ni te contestará. Y me decía mi interlocutor que se habrá leído eso de esforzarse para atender con amabilidad y prontitud. Yo le contesté que seguro que no. Además, le importa poco, pues, al igual que nuestros gobernantes de cualquier color o administración, son cortoplacistas o solo buscan vendernos su producto.
El político si está en la oposición machacará al que gobierna, y si luego llega al poder, es al revés, olvidará lo que decía cuando no mandaba y veremos que al final es quítate tú, para ponerme yo. Y ejemplos de esto hay en muchos partidos y administraciones, no sólo en nuestra querida España, sino a lo largo del mundo.
Y el banco, pasa lo mismo. Un banco es exactamente lo mismo que un concesionario de coches, un supermercado o una agencia de viajes: una empresa. Y como buena empresa, su principal objetivo es obtener el máximo beneficio.
Los empleados de un banco son exactamente lo mismo que los empleados de un concesionario, vendedores. Un empleado de un concesionario vende coches y un empleado de un banco vende productos financieros, ya sean depósitos, cuentas corrientes, fondos de inversión o hipotecas.
La tradición en España siempre ha sido la de ir al banco a ver a nuestro amigo el banquero y pedirle consejo sobre qué hacer con nuestro dinero, pero eso ya no es así. El amigo del banco ha dejado de ser tu amigo y ha pasado a ser un simple vendedor, un vendedor que vende lo que le dice su jefe, si quiere conservar su trabajo, y sus pluses a costa de freírte a comisiones.
Así que ni Onur Genç, Chief Executive Officer de BBVA, ni Carlos Torres Vila, Group Executive Chairman de ese gran banco ni cualquiera de sus directivos Luisa Gómez Bravo, ni David Puente, ni José Luis Elechiguerra, ni Juan Asua, ni Maria Jesús Arribas, les importa un pimiento lo que ocurra en una oficina de las suyas del barrio del Canyamelar de Valencia, con una señorita y su jefe que desconocen eso de que “uno de sus principales objetivos estratégicos establecer una relación duradera y recíprocamente satisfactoria con sus clientes”.
Por tanto, como en este nuevo año 2021 seguiremos buscando la felicidad, hoy no he querido hablarles de fiestas y tradiciones en la Valencia Marinera, sino de cosas que me cuentan los habitantes cercanos de estos queridos barrios que miran al mar desde tiempos inmemoriales.
Y es que decía alguien que la felicidades un concepto en apariencia sencillo, del que cada uno tiene una aproximación más o menos clara, pero tan lábil y único como nosotros mismos. La palabra deriva del latín felicitas, y tiene que ver con la fortuna, el placer, la alegría y la fecundidad.
La Real Academia la define como el «estado de grata satisfacción espiritual y física». Siete simples palabras, que se nos antojan tantas veces inalcanzables. ¿Somos felices? O, mejor: ¿por qué nos cuesta tanto serlo? A pesar de este COVID que nos acecha y ha cambiado tanto nuestras vidas, debemos intentarlo.
Pese a los intentos -y los logros- del Premio Nobel Camilo José Cela para incluir la palabra que usó nuestra vicealcaldesa para recordar lo maravillosas, increíbles e importantes que son las mujeres, en el Diccionario de la Real Academia de la lengua española, su pronunciación en el Congreso o en Ayuntamiento o donde los políticos la quieran utilizar, en público, y en la tribuna, demuestra que su «especial sonoridad» hace que esté lejos de considerarse una palabra «refinada», aunque sí es de uso habitual.
Ya saben que siempre les recomiendo escuchar a nuestro corazón, obrar el bien a los demás, y sentir estos lares marineros. Sean felices y nos vemos en la Valencia Marítima en este nuevo 2021, que esperemos encontrar a alguien, que nos defienda de los bancos y los gobernantes, y me imagino que será nuestro sentido común. Recuerden mascarilla, frecuente lavado de manos y distancia social, siempre es mejor prevenir los riesgos, el COVID sigue ahí, y nuestros hospitales están cada vez más desbordados CO…razón.