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La Covid obliga a modificar las medidas económicas de las sentencias de divorcio

La crisis del coronavirus ha supuesto un parón que retrasa numerosas causas de familia y la disminución de la capacidad económica de las familias obligadas apagar pensiones.

Una madre junto a sus dos bebés.

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ERTES indefinidos, desempleo inesperado, recortes de salarios y prestaciones, jornadas reducidas… Estos y otros cambios que ha traído el SARS-covid2 han arruinado la economía de muchas familias que al llegar el fatídico marzo de 2020 se encontraban en proceso de separación legal o de divorcio.

A la difícil tarea de, en muchos casos, mantener dos hogares en beneficio de los menores y para poder acogerse a fórmulas de custodia lo más beneficiosas para todos, se suma ahora la de no poder pagar las cuantías fijadas por el juez en la sentencia definitiva de divorcio.

Así lo explica desde Le Morne Brabant Abogados la letrada Maria Dolores Palomo, quien destaca que este contexto está produciendo la disminución de la capacidad económica de las familias obligadas a pagar pensiones de alimentos y pensiones compensatorias, por lo que "se ha producido un incremento muy elevado de los procedimientos judiciales destinados a modificar las medidas económicas que ya se habían establecido en sentencias anteriores".

A la hora de establecer el importe de las pensiones de alimentos, el juez tendrá en cuenta las capacidades económicas de cada progenitor para poder coordinar la contribución que cada uno ha de hacer con las posibilidades reales de pagar. Y dadas las circunstancias laborales y económicas generadas por la crisis sanitaria, aclara la abogada, se incluyen coletillas en las resoluciones judiciales permitiendo la posterior modificación de la cantidad establecida si los progenitores vienen a mejor fortuna.

Si los hijos son mayores de edad, añade, se tiene en cuenta la capacidad económica del progenitor y las posibilidades de ser económicamente independiente del hijo o hija, por lo que también se atiende por los juzgados a la situación económica al momento de decidir y a la proyección que pueda tener a corto y medio plazo.

A la vez, se está realizando un esfuerzo para adaptar las medidas de guarda y custodia al momento actual y, como siempre, para que el progenitor que cuente con menos medios económicos se vea compensada esa diferencia por parte del otro progenitor.

Estas causas de familia, por otro lado, están padeciendo el acusado parón del confinamiento, con un "acusado retraso", en palabras de Palomo, quien añade, además, los problemas de adaptación que está sufriendo la administración de justicia para adaptarse a la vía telemática. Estos juicios de divorcios, señalan en Le Morne Brabant, se celebran de forma preferente por la vía presencial porque los jueces necesitan un trato más directo tanto con los abogados como con las partes en conflicto.

Precisamente han sido las fórmulas para trabajar a distancia las que han modificado la manera en que las parejas y las familias se relacionaban hace un año entre sí y con su propia rutina. Mientras que a algunos les ha venido bien para pasar más tiempo juntos y repartir tareas y obligaciones, a otros ciertas exigencias en torno a horarios impuestos por las empresas, les han supuesto un esfuerzo extra para conciliar la vida familiar con la laboral.

El resultado: las clásicas situaciones de tensión que pueden generar en separaciones y divorcios en aquellas parejas a "quienes faltaban recursos emocionales y psicológicos suficientes para sobrellevarlos".

Y, finalmente, la inevitable pregunta: ¿se ha divorciado más gente desde el confinamiento hasta ahora a raíz de todo lo mencionado? Para María Dolores Palomo, no se puede comparar la situación actual a la de los meses de septiembre, al término del verano, tras unas vacaciones en las que se detectan problemas importantes de convivencia. El contexto actual ha sido y es un reto para todas las familias y parejas "que llevaban un estilo de vida que les permite verse lo justo." Sin el margen liberador del exterior, la relación inevitablemente se rompe. Ahora bien, a quienes un teletrabajo organizado y bien distribuido les ha permitido conciliar y, también les ha otorgado más tiempo juntos para solucionar problemas y diferencias de la pareja.

*Le Morne Brabant Abogados

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