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La pinza de Cantó y Argüeso, la opción televisiva del síndic y más claves de Cs

Dos sectores enfrentados en el último año han protagonizado una curiosa coincidencia que tiene bastante trasfondo y que pueden marcar el nuevo rumbo del partido

Cantó y Cuadrado, en la constitución del comité autonómico de Ciudadanos

Publicado por
H. G.

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Después de meses de distanciamiento, en algunos casos más tácito y en otros más explícito, el síndic del grupo parlamentario de Ciudadanos, Toni Cantó, y el único senador por la Comunidad Valenciana, Emilio Argüeso, han coincidido en algo públicamente. Ambos, cada uno por sus propios motivos, han arremetido contra la dirección de su partido por los pésimos resultados en Cataluña.Argüeso, ex secretario de organización y persona más acostumbrada a mover ficha entre bambalinas, lanzó el lunes un tuit contundente: "Tras el fracaso electoral de ayer es momento de abrir un debate interno y que los afiliados digamos qué estrategia y modelo de partido queremos". Lo hizo, curiosamente, expresándose como militante de a pie a pesar de ser uno de los únicos tres cargos nacionales del partido por la Comunidad Valenciana junto a las congresistas Marta Martín y María Muñoz.

Desde el sector que lidera, del que forman parte diputados autonómicos como el activo Jesús Salmerón o la castellonense Cristina Gabarda, entre otros, las críticas y la reclamación de responsabilidades fueron la constante del día.

Mientras, el síndic, algo insólito en él, guardaba silencio en redes sociales. Se alternaban los comportamientos habituales de Argüeso y Cantó. Quien suele estar más en la sombra se expresaba en público y quien acostumbra a hacerlo por redes o desde la tarima guardaba silencio.

Las alabanzas a Cantó

No obstante, personas próximas a él, a Cantó, ensalzaban su figura y lo consideraban como revulsivo, a escala nacional, para el partido en estos tiempos convulsos. Además de en grupos de whatsapp de concejales, había algún comentario público como el que escribió en su perfil de Facebook José Monserrat, colaborador del ex diputado Vicente Ten al frente de la secretaría autonómica de Programas del partido. En un texto que luego modificó. "Con la energía y el tirón necesario solo veo a Nuñez Feijóo o a Toni Cantó junto a Inés al frente. Veía en su día a Albert Rivera, pero no pudo ser...", concluía Monserrat un largo mensaje sobre la debacle electoral.

Con esos avales y el de su silencio, el síndic participó en la reunión de la comisión ejecutiva nacional de Ciudadanos celebrada en la tarde noche del lunes. En ella se convirtió, como Argüeso lo había hecho en público, en uno de los críticos. No obstante, los motivos resultan diferentes. El senador y su entorno se mantienen fieles a la anterior estructura, construida por Rivera y que tenía a su primer valido en el ex secretario de organización, Fran Hervías. Apelan al pasado como un tiempo mejor. Que en la historia de Ciudadanos, por resultados, lo fue.

Mientras, Cantó anduvo más en la línea de cuestionar a quien, en la práctica, ha heredado el mando de Hervías, a Carlos Cuadrado, vicesecretario primero de Ciudadanos, una persona que levanta ampollas entre muchos militantes y que cuenta con la confianza parece que inquebrantable de Arrimadas. En la práctica, tanto Argüeso como Cantó critican a la dirección actual, les une ese enemigo interno común.

Las palabras de Cantó también tienen su poso: el de ascender en el escalafón y reclamar más mando para los líderes autonómicos. La complejidad para construir las estructuras regionales, que tienen una supervisión estricta de Madrid, no ha ayudado. Más bien ha ralentizado el proceso y ha generado ciertas heridas. Uno de los ejemplos más claros lo constituyó los meses que estuvieron negociando las diferentes ´familias´ para encontrar a la persona idónea para dirigir la secretaría de organización autonómica. Al final cantaron bingo con Teresa Ortiz.

Inés Arrimadas ya anunció al mediodía de este martes que no habrá cambios, a pesar de las múltiples preguntas de diferentes periodistas en esa línea. Ha insistido en el mensaje de que "Ciudadanos tiene que volver a ilusionar y va a volver a ilusionar no solamente en Cataluña, sino en toda España". Y para ilusionar cuenta con el mismo equipo, con Carlos Cuadrado en el subliderazgo. "Tenemos que seguir sumando, no es un problema de que sobre gente".

A corto plazo rechaza variaciones, pero el doble mensaje en el que han confluido Argüeso y Cantó ha calado. Por una parte, existe un sector crítico interno, con líderes destacados y poderosos, que no se va a ocultar para pedir responsabilidades y recordar constantemente la figura del anterior presidente, Albert Rivera; por otro lado, un grupo de referentes autonómicos, entre los que se encuentra Toni Cantó, reclaman más mando, independencia y protagonismo. Ya sea para sustituir a quienes están -Cuadrado y Espejo, sobre todo- o para situarse a la misma altura de ellos. Y Arrimadas ha tomado buena nota de todo esto.

En T5 y no en Les Corts

Ese protagonismo Cantó no solo lo pide, sino que lo toma. A ello ayuda, desde luego, su relevancia nacional y su capacidad de comunicación. Y se lo toma hasta el punto de que ayer por la mañana, en lugar de participar en junta de síndics -a la que ha remitido a la portavoz adjunta, Ruth Merino-, intervenía en el programa de Ana Rosa, en Telecinco, para analizar la situación de su formación. "Si recuperamos la fuerza y la valentía, el partido tienen futuro", señalaba para augurar que "ahora tocan días de reflexión para no decidir en caliente".

Se trata de una tensa calma que la cúpula Ciudadanos no puede alargar mucho sin cambios ni medidas que la militancia observe como contundentes. Una de las más visibles podría consistir en la incorporación de nuevos rostros. O de caras ya conocidas. Y en esa línea Cantó tiene mucho camino recorrido. Cuenta incluso con sus ´groupies´, como Monserrat, que han sacado a relucir su figura. Y también, indirectamente, se beneficia del ataque a la dirección del otro sector, el que busca igualmente una metaformosis. De Argüeso, a pesar de que se deba a otros motivos. Aunque, paradójicamente por sus cuitas pasadas, acaben confluyendo.