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Las dos almas de Ciudadanos y el verso de Cantó ante el órdago de Arrimadas

La confirmación por parte de la presidenta de que lo sucedido en Murcia no se expandirá ha frenado la tensión. Ahora existe una mezcla de expectación a los movimientos y miedo a otra debacle

Cantó exige explicaciones a la ejecutiva nacional, aunque él no reúna a todo el grupo parlamentario para hacer su valoración

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H. G.

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Ciudadanos tiene dos almas bien definidas: la que se iluminaba cuando Albert Rivera decía que el PP era socio preferente (en su mayoría está configurada por ex de esa formación) y la que confía en que el centro es el centro, el de "la política útil" por la que apuesta Inés Arrimadas, sin flexionarse a izquierda o derecha.Y en medio de ambas en la Comunidad Valenciana se sitúa un verso libre, brillante pero sin estar sujeto a rima ni medida, que se llama Toni Cantó, al que fichó Rivera y que ahora se encuentra bajo el liderazgo de Arrimadas. Con el primero tenía plena sintonía, con la segunda hay respeto a la valía política por ambas partes.

Cantó, por su carácter más personalista, ha venido chocando con los ex del PP, sobre todo desde la debacle de noviembre de 2019. La configuración del comité autonómico llevó meses de negociaciones entre el reconocido como referente autonómico y las dos ´almas´.

Al final, encajaron la última pieza del puzzle con Teresa Ortiz en la Secretaría de Organización, aunque las discrepancias entre Cantó y, principalmente, el senador Emilio Argüeso, muñidor de la estructura de Cs en 2014 y plenipotenciario secretario de organización hasta el desastre de finales de 2019, proseguían.

Hasta que coincidieron el miércoles en sus críticas a la moción de censura en Murcia. Argüeso incluso tuiteó -algo que parecía inimaginable hasta hace dos días- el mensaje de Cantó en Twitter en el que anunciaba que pedía una reunión urgente de la ejecutiva y advertía de "las consecuencias que acarreará la moción de Murcia". De momento lo que no ha hecho Cantó es convocar la ejecutiva autonómica, que coordina y cuya citación resulta competencia suya.

Parecía una curiosa confluencia de fuerzas contra la dirección nacional reprochando a Arrimadas y a su alter ego, Carlos Cuadrado, que despierta tanta inquina en sus detractores como lo hacía el anterior secretario de Organizacional nacional, Fran Hervías. Después del tuit el siguiente movimiento del coordinador autonómico fue reunir a una porción del grupo parlamentario a última hora de la tarde del miércoles.

No obstante, el acercamiento no daba para más. Entre los citados no estaba ninguna de las personas de confianza de Argüeso, como podrían ser la castellonense Cristina Gabarda, el valenciano Jesús Salmerón o la alicantina Yaneth Giraldo, entre otros. Se trataba del habitual sanedrín, con Ruth Merino, Mamen Peris, Carlos Gracia, Emigdio Tormo y, por supuesto, el coordinador del grupo parlamentario, Fernando Llopis, uno de los pocos de confianza plena de Cantó. Sin formar parte de ese núcleo de Cantó, fueron incluidos Vicente Fernández y Luis Arquillos, que estaban también en Les Corts. En esa reunión, valoraron alguna posibilidad y habrían llegado incluso a plantear qué pasaría si la dirección nacional decidiera cambiar al síndic, por su manifiesta oposición a la medida de Murcia.

Al día siguiente, este jueves, tanto Cantó como Vicente Fernández aprovecharon su intervención en la tarima de Les Corts para lanzar indirectas no pedidas sobre el futuro de Ciudadanos. Esa misma mañana los grupos de whatsapp ardían con comentarios de concejales y coordinadores. Mientras unos arremetían contra la decisión de la moción de censura murciana, otros la defendían. En lo que más coincidían era en las formas, en el malestar por las decisiones presidencialistas heredadas de Albert Rivera y que han mantenido sus sucesores. En ese aspecto no se ha producido viraje.

No obstante, las posteriores declaraciones televisivas de Inés Arrimadas aclarando que lo de Murcia, tanto a nivel regional como de capital, constituye una decisión puntual y que no conlleva un efecto dominó en otras autonomías, fueron atemperando los ánimos a lo largo de la tarde de ayer. Ejercieron como una suerte de bálsamo. En cualquier caso, "existe un gran confusión interna", frase definitoria de un cargo del partido. El órdago de Arrimadas ha removido la formación hasta sus cimientos.

Y, sobre todo, mucha expectación a lo que pueda suceder y temor a lo que ocurra con unas elecciones en la Comunidad de Madrid que, de convertirse en una catástrofe, supondrían un jaque a Ciudadanos de difícil escapatoria para que no se convirtiera en mate. O para que una parte de las bases y, principalmente, de cargos (los del alma pro PP. Los del alma procentrista están dispuestos a resistir más; algunos, hasta el final), no lo entendiera como tal e iniciara una estampida que podría llevarse por delante todo el proyecto.

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