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Retrato místico de Pablo Iglesias

Aburrido de los despachos, alérgico a la gestión, ebrio de amenities y caprichos, es cierto, tiene mono de calle, de acción, aunque toque autoinmolarse.

Retrato místico de Pablo Iglesias

Publicado por
José María Lozano

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Se me admitirá esta extravagancia de dedicar mi modesta opinión semanal a tan desagradable personaje, contaminados -vacunados o no- como estamos por un continuo diario de extravagancias de indeterminadas virulencia y cepa de origen. Más atrevido por mi parte resulta esta suerte de autocita (nunca aconsejable) del vértigo, del precipicio, de la cohabitación imposible, de lo que me he ocupado en anteriores ocasiones. Me disculpo, por supuesto.

El episodio que explotó en una madrugada de la fértil huerta murciana, con sus resignados agricultores (electores) ya al tajo y con mascarilla, ha devenido -es muy sabido- en una carcasa de acontecimientos que han resbalado entre las zarpas de sus mentores, produciendo efectos, si no diametralmente opuestos, bien distintos de los pretendidos.

El más llamativo, que no más importante, es el anuncio del vicepresidente segundo del gobierno Pablo Iglesias de su interés en ser Presidente (nada de vice) de la Comunidad de Madrid. Y como en su ideario de cabecera el fin justifica los medios, anuncio canalla (“es más que probable que cuando se investigue de verdad a Ayuso acabe en prisión” sic.) desde el despacho de Moncloa, manchando la enseña nacional y la europea. En su TVE, las cosas claras, dos tazas y un desliz -“la próxima presidente (sic) del gobierno será Yolanda Diaz”- y mucho de vivienda social y alquiler limitado, sin nombrar la bicha de Galapagar. Tono bronco y calmo, muy ensayado.

(Por los modos me ha recordado los vídeos que graban los fundamentalistas para su difusión posterior a la gesta heroica. Yo es que estoy poco ducho en series televisivas de élite y canal de pago o plataforma)

No parece probable que creyera de verdad que Mónica García le iba a poner la alfombra (roja) de Más Madrid, ni que previniera a su ex colega Errejón (¡ay, aquél beso bíblico en la boca!). Siquiera que esté convencido de que su liderazgo sobrevenido, agarrado a su poltrona -como él criticó de Illa-, desplazando a una mujer (condenada por cierto) y sin primarias, permita salir a sus Unidas del agujero en el que parecen haber caído.

Patria o muerte, venceremos. Madera de líder populista

¿Qué mueve a Iglesias para quererse tanto?

Aunque tampoco parece probable que conozca el famoso soneto anónimo del directorio franciscano, tengo para mí que ha pasado por un episodio de misticismo revolucionario que ya describió Lenin en 1920 como “enfermedad infantil del izquierdismo”, entusiastamente prologado mucho más tarde por Alan Woods en múltiples ediciones en todas las lenguas.

Aburrido de los despachos, alérgico a la gestión, ebrio de amenities y caprichos, es cierto, tiene mono de calle, de acción, aunque toque autoinmolarse. Che Guevara de pacotilla, abandona su falso ministerio (de industria le toco a áquel) y pone rumbo a su particular Bolivia para resetearse. El original fue un misógino por su extremo machismo y un asesino probado, cuyo retrato de la autoría del magnífico fotógrafo cubano Alberto Korda se erigió perversamente en símbolo de libertad. No acabó en manos de la justicia como debiera haber sido, sino víctima de su propio aventurerismo.

Y del abandono del Jefe.

Desde el despacho de Moncloa, manchando la enseña nacional y la europea

En ese ataque de misticismo revolucionario, enfermo de izquierdismo según la canónica doctrina leninista, pertrechado por la colección habitual de palabras gruesas, que encabeza la acusación de criminalidad al adversario, y amparado por el mantra del antifascismo, sin bajarse del coche oficial ni renunciar a su sobredimensionada escolta, el líder supremo, el ungido por el pueblo, saltará a la arena para luchar en su nombre y para su regocijo. No contempla la derrota pese a la oscura sombra de una victoria imposible. Patria o muerte, venceremos. Madera de líder populista. Enfermo de

izquierdismo. Dispuesto a la autoinmolación pública.

Mientras tanto, el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) del Ministerio de Trabajo y Economía Social, ha pedido voluntarios para resolver esa brecha informática que pone en peligro las nóminas. Y me he acordado, mira por donde, de mi querida Cuba, en la que hice más de un “trabajo voluntario”. Parece que la inmediata vicepresidenta, designada también por Iglesias como futura number one del orbe, ya va ensayando fallidas recetas comunistas en auxilio de la ineficacia y el fracaso propios.