Embajada: Primero te arruinan, luego te ayudan
La última estratagema de las administraciones públicas para cobrar la deuda de las pequeñas empresas: embargan las TPV, tanto físicas como digitales.
Para quien no lo sepa, les cuento la última estratagema de las administraciones públicas para cobrar la deuda de las pequeñas empresas: embargan las TPV, tanto físicas como digitales. Dicho de otra manera, cada vez que un cliente paga con tarjeta, el dinero va directamente a la Administración acreedora. Y no crean que tardan mucho en aplicarla, a los dos meses de devolver un recibo llega la orden al banco.
Eso para una pequeña empresa, por ejemplo un bar, es como esas escenas de película en las que algún malvado pega una patada a la banqueta sobre la que se sostiene quien tiene una soga al cuello. Esto lo hacen, en plena pandemia, quienes venían a ayudar a los más débiles del sistema, quienes comparecen ante las cámaras diciendo que nadie se va a quedar en el camino. Quienes luego prometen ayudas que nunca llegan.
No han pagado una nómina en su vida. No saben lo que es perder el sueño porque falta dinero para pagar el alquiler del mes o por el temor a que el banco no les renueve la póliza de crédito. Nunca les ha llamado un proveedor rogándoles que este mes atienda el recibo porque sino tendrá que cerrar. Y por supuesto no saben que muchas veces las pequeñas empresas prefieren demorar el pago de un recibo de la Seguridad Social, aunque luego tengan que pagarlo con recargo.
Cristobal Montoro ya inició el camino de la voracidad recaudatoria; y lo que hasta entonces se podía demorar varios meses, incluso un año, lo redujo considerablemente. Ahora estos han dicho, pues si no quieres caldo, dos tazas. No es que te vaya a embargar la cuenta, es que te voy a coger la pasta antes de que llegue a tu cuenta. De paso voy a instar a los consumidores a que paguen con tarjeta en vez de con efectivo.
No hay nada más inmisericorde con el necesitado que una administración pública a la hora de cobrar lo que le corresponde. Les da igual que tú y los tuyos os muráis de hambre. Si acaso, ya irán a pedir alguna ayuda pública y entonces te darán cuatro perras con la condición de que siempre les quedes agradecido.