Carta a Mónica Oltra
Has hecho mucho daño a mucha gente, incluido los tuyos -recuerda a Glòria Marcos-. Has actuado sin escrúpulos y el boomerang algún día debía volverte. Dimite y ahórranos tu cinismo.
Hola Mónica ¿Qué tal? ¿Te sorprende que te escriba? Lo que tengo que decirte no cabe en un 280 caracteres. Veo que haces vídeos de pucheritos como víctima de un complot cuando la única víctima es la niña.
No Mónica, no eres víctima de nada, eres una persona que has hecho mucho daño a otra gente y algún día tenía que volverte el boomerang. Has actuado siempre sin escrúpulos. Y no lo digo (sólo) por como has perseguido a gente del PP inocente. Lo has hecho hasta con los tuyos.
Tus fans de la generación Z que van de ‘hermana yo si te creo’ y ahora ocultan lo de tu ex no lo recordarán, pero yo y muchos sí. Y tú también. Recuerda como a Glòria Marcos, entonces líder de EU, le dio un jamacuco y se desmayó en medio del pleno de Les Corts tras haberle traicionado tú para hacerte con el control del primer Compromís.
Ahí empezó tu carrera, como transfuga y traidora, hacia el estrellato por el camino de baldosas amarillas de extender la ignominia hacia los demás. Pregunta a los históricos de Esquerra Unida, nada sospechosos de ser del PP, qué opinión tienen de ti. O pregunta a tu socio Ximo Puig o a tu compañero Enric Morera, al que quitaste de en medio de candidato, si cuando llegan todos los días a casa no se miran la espalda en el espejo por si tienen algún puñal clavado. Que a la cara te reirán las gracias pero saben de qué palo vas.
No voy a entrar en las famosas camisetas, pero solo voy a poner un ejemplo de hasta donde llegó tus ganas de hacer daño. Recuerda cómo llamaste hijos de asesinos y torturadores a los diputados del PP consiguiendo un encontronazo con alguien tan cabal al que intelectualmente no le llegas ni a la suela del zapato como Alejandro Font de Mora. Aún no existía Podemos ni esta política circo, pero tú eras la avanzadilla. Juez de los demás, dispuesta a destruir a quien fuera.
Hiciste auténticas barbaridades con el aplauso de La Sexta y los medios que te coreaban entonces cuando eras una perroflauta ‘lady Samarreta’ porque había que derribar al PP de su feudo fuera como fuera. Lo lograste, enhorabuena, pero ahí no se detuvo tu ansia.
Recuerda como ya siendo vicepresidenta has señalado públicamente a un educador de Segorbe al que le arruinaste la vida y luego salió absuelto de tus acusaciones. No era político, para ti solo una pieza más que destruir en tu particular gambito de dama.
Has hecho mucho daño para llegar a donde estás. Ahora no pidas clemencia. Dimite y ahórranos a los valencianos tu cinismo. Dimite y aplícate la medicina que tú exigías a otras mujeres por los actos de su marido como decías de Ana Mato. Dimite porque tú, tan feminista que se desgarra las vestiduras por la manada de Pamplona, fuiste incapaz de proteger a una niña de un lobo de manada que dormía al lado tuyo en la cama.
Dimite porque cuando descubriste el pastel te dio igual el ‘hermana yo te creo’ que tanto vendéis e hiciste por ocultar el caso. Dimite y así pasaremos página de ti y de tus palmeros a sueldo para dejaros en el olvido. Si no lo haces ahora, no te preocupes, te lo haremos nosotros en las urnas.