¿Por qué todo es brutal y no simplemente impresionante?
Se ha lanzado a nuestro léxico social, como escupitajo atrapado en una mascarilla, el adjetivo brutal en una acepción que nada tiene que ver con las que realmente ofrece la palabra
Parece que no exista otro adjetivo para definir algo sensacional, fenomenal, increíble, que nos sorprende de manera exagerada, que supera nuestras expectativas... Estamos en la época de los neologismos apresurados y de las palabras que varían de significado al gusto del usuario o del político en el poder de turno.En 2020 comprendimos el término confinamiento en una acepción curiosa, abducida desde el Gobierno, a modo de eufemismo de encierro. En realidad, en términos jurídicos -más propios de un estado de alarma- significa, tal como define la Real Academia Española de la Lengua (RAE), "pena por la que se obliga al condenado a vivir temporalmente, en libertad, en un lugar distinto al de su domicilio". Nada que ver con lo que sufrimos entre marzo y junio del pasado año.
Luego se añadió la singularidad del calificativo perimetral, que simplemente expresa contorno de una superficie, para denominar el encierro o la reclusión de una autonomía, una comarca, un municipio o incluso un barrio. Ese sustantivo que responde más a la realidad, el de encierro, lo han rehuido constantemente nuestros responsables políticos. No suena igual, aunque resulte mucho más familiar. Mejor utilizar una palabra que no forma (o formaba) parte de nuestro vocabulario cotidiano y que no tenía connotaciones peyorativas.
Y en esos cambios de significado andamos cuando se ha lanzado a nuestro léxico social, como si fuera un escupitajo atrapado en una mascarilla, el adjetivo brutal en una acepción que nada tiene que ver con las que realmente ofrece la palabra.
Vamos a repasarlas para que quede claro que brutal significa, según esa biblia del castellano que es la RAE:
1. Propio de los animales por su violencia o irracionalidad.
2. adj. Dicho de una persona: De carácter violento.
3. adj. Propio de una persona brutal. Una paliza brutal.
4. adj. Muy grande. Una oscuridad brutal.
5. m. desus. bruto (animal irracional).
De esas cinco acepciones, ninguna resulta positiva. Si queremos forzar, podemos quedarnos con la cuarta, aunque el ejemplo nos aclara que ese "muy grande" responde a "oscuridad" o, por extensión, a cuestiones sórdidas y de poco agrado.
No obstante, nos hemos topado con una pléyade de presentadores televisivos que destacan más por su sonrisa perenne que por elocuencia verbal o brillantez oratoria y que se empeñan en repetir el término "brutal" y, con ese lexicamente inconsciente desparpajo, atribuirlo a cualquier circunstancia que les sorprenda en positivo. Progresivamente van extendiéndolo a cualquier situación que no sepan describir y que forme parte del espectáculo.
En lugar de emplear brutal como sinónimo de devastador, irracional o aniquilador, lo trastocan y lo convierten, con una mueca de alegría en los labios, en palabra alternativa a impresionante, increíble, espectacular, fenomenal o sensacional, que el abanico de opciones resulta muy amplio. Pues no. Significa todo lo contrario.
El contagio, al igual que con los términos confinamiento o desescalada, ha sido acelerado entre la sociedad. En este caso, y aunque determinados políticos que no sobresalen por su pulcritud en el lenguaje se han sumado, el origen de la deformación procede más de televisiones nacionales, del ámbito del espectáculo, para extenderse rápidamente a periodistas y portavoces regionales y, definitivamente, a usuarios locales.
Quizás porque resulta un vocablo más breve, contundente y estruendoso. Posiblemente, por ello, de mayor sencillez de uso para el espectáculo y para el ahorro de letras e ideas.
No obstante, por mucho que se repita, su significado original no cambia. Calificar de brutal algo increíble o fenomenal simplemente es, efectivamente, brutal, destructivo. propio de un bruto, como la palabra indica. Ni más ni menos.