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La Comunitat: el Consell entra en campaña

Puig ha encontrado en la Comunidad de Madrid y en su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, su contrincante ideal. La regla del reconocimiento por antagonismo es vieja y garantiza protagonismo

Puig busca el enfrentamiento diario con la presidenta de Madrid

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Que nadie se lleve a engaño con el título del presente artículo. Ximo Puig no está por la labor de retomar la campaña por la financiación justa esa que literalmente se descolgó de los balcones de los Ayuntamientos con la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa.

Tampoco piensen en un ataque de sensibilidad hídrica para con los agricultores y regantes de la Vega Baja a los que recientemente se les ha vuelto a negar el trasvase Tajo – Segura. Tampoco esperen una campaña reivindicando los retrasos en el desarrollo del corredor mediterráneo. La campaña es electoral y no precisamente sobre elecciones en las que los valencianos nos tengamos que pronunciar.

Seguramente ya lo habrán averiguado. La campaña es la de las elecciones a la Asamblea de Madrid. Puig ha encontrado en la Comunidad de Madrid y en su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, su contrincante ideal. La regla del reconocimiento por antagonismo es tan vieja como efectiva y Puig y sus asesores saben que le garantiza un papel destacado en la agenda nacional, hecho que le consolida como barón territorial a los ojos de Ferraz.

La sociedad valenciana, desde que me alcanzan los recuerdos, siempre ha vivido con un ojo mirando a Madrid y el otro a Barcelona. Dos ciudades, dos Comunidades Madrid y Catalunya que por motivos políticos y económicos ejercen con sus decisiones una influencia considerable sobre la Comunitat Valenciana. Las relaciones comerciales son tan necesarias como innegables en ambos casos, pero ni el enfrentamiento territorial, ni la polémica partidista supone en ningún caso que los intereses valencianos se posicionen en la agenda política nacional más bien todo lo contrario al quedar eclipsados por los enfrentamientos.

Mientras la deuda autonómica alcanza cifras récord, los planes de rescate a los sectores productivos son manifiestamente insuficientes, dos motores de nuestra economía como la hostelería y el turismo caminan desamparados por el Consell.

El president Puig mira a Madrid para continuar con su campaña personal a la que no dudan en adherirse sus socios de Compromis y los de Unidas Podemos que, en una actitud disciplinada cercana al centralismo democrático, recientemente han defendido de forma disciplinada la posición inmovilista del Gobierno Central contraria a abordar la reforma del sistema de financiación.

En estas fechas de abril, en la que en multitud de municipios se celebra el lunes siguiente al de pascua a San Vicent Ferrer, conviene recordar que fueron sus milagros los que le condujeron a la santidad, pero que fue su acción política en defensa de los intereses valencianos tomando partido por la casa de Trastámara en el Compromiso de Caspe lo que le convirtieron en el patrón del Reino y hasta nuestros días padre del pueblo valenciano.

Sólo la agenda valenciana podrá labrarse un espacio en la general cuando los representantes de la Generalitat Valenciana asuman un papel institucional promoviendo alianzas estratégicas e impulsando acuerdos para que se aborden desde el Gobierno Central los asuntos autonómicos inaplazables. Esto desde luego no se logra haciendo campaña en las elecciones a la Comunidad de Madrid o adoptando un papel partidista en sus relaciones con los gobiernos de otras comunidades autónomas.

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