Oltra denuncia que su escrache fue una "gran falta de respeto antidemocrática"

La vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra, descarta que el escrache que sufrió el pasado lunes junto a un centro de la mujer maltratada 24 horas tuviese una finalidad política y lo tilda de “falta tremenda de respeto”. De hecho, lo vincula con una “muestra de menosprecio” hacia las mujeres que sufren violencia de género, a las cuales “no se le puede perturbar la entrada y salida del centro”. Es así como pasa a centrar el debate en la protección del anonimato de todas las víctimas para que no puedan ser identificadas por sus acosadores o vean amenazadas las garantías que se les ofrece. “A mí no me hace sufrir el incidente, le hace sufrir a las mujeres que tuvieron que esperar para no salir en una cámara”, declaraba tras el pleno del Consell. También insiste en dejar de utilizar el término escrache como definición de lo ocurrido para sustituirlo por el de “acoso” porque, reitera, no hubo finalidad política. Algo que dista de las imágenes en las que se podía ver a una joven junto con una anciana exigiendo a la vicepresidenta un encuentro para hallar una solución a esta última, que se había visto en la calle sin recursos tras ser desahuciada. Sin embargo, Oltra desmiente las acusaciones y asegura que se reunió con el colectivo el pasado 13 de febrero para atender todas sus peticiones. Por lo tanto, sitúa el incidente fuera de “las actuaciones y dialéctica democrática”.

De igual modo, desmiente que la ministra Irene Montero hubiese aprovechado su viaje a Valencia para tantearle sobre un posible acercamiento a Podemos en la nueva etapa que se abre tras la salida de Pablo Iglesias. Así, defiende que toda la jornada fue exclusivamente de “carácter institucional”.En relación a la encuesta electoral de Sigma Dos que certifica al Partido Popular como la primera fuerza política, por delante de Compromís, Oltra la interpreta como un “estado de ánimo” en el que se centra más con los datos “cualitativos” que los “cuantitativos”. Por tanto, le resulta interesante la “satisfacción” que tiene la ciudadanía con las políticas del Rialto.