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Ecuador de legislatura en Valencia entre monolitos y bragas de tres euros

Ribó espera exhibir gestión con las obras de las plazas del centro en marcha mientras Catalá se refuerza como alternativa con las encuestas de cara

Concejales del Ayuntamiento de Valencia el día de la constitución del pleno

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E. M.

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Dos años después de las elecciones municipales, pandemia y crisis económica mediante, el debate principal que hay encima de la mesa en la ciudad de Valencia en sobre un monolito del 15M y sobre el mercadillo que se monta en la plaza del Ayuntamiento, ese cajón desastre o ‘arroz con cosas al que el gobierno municipal del Rialto no ha sabido darle un enfoque, más allá de meterlo ahí todo sin orden ni concierto.

Pese a estos sobresaltos y los desencuentros con sus socios del PSOE, el alcalde Joan Ribó está tranquilo. Ni el robo de 4 millones de la EMT o del Palau, ni qué va a pasar con las Fallas de septiembre, anunciadas antes en julio y luego en marzo del 21, le han desgastado. Tampoco sube o gana popularidad. Pero Compromís se mantiene a la espera de poder exhibir gestión en estos dos años que quedan.

El Rialto se ha puesto las pilas y ya tiene en marcha proyectos como la remodelación de la plaza de la Reina, de Brujas y del Mercado, que esperan tener antes de 2023, junto al impulso de otros proyectos como la línea 10 del metro o la apertura del Caixa Fórum en el Ágora, que aunque no dependa del Ayuntamiento, darán una imagen de ciudad.

El Rialto podrá presentar ante los valencianos un balance de obras hechas que vaya más de los carriles bici de Grezzi o de plantitas en los alcorques. Y eso les puede favorecer. La pregunta es a quién de los dos socios. En principio a Compromís, que sobre todo a través de la figura de Ribó capitaliza el gobierno municipal.

El PSOE, pese a que pueda estar detrás de algunas delegaciones importantes como urbanismo, es incapaz de rentabilizar su presencia en el gobierno municipal y cada vez está más lejos su deseado sorpasso a Compromís en la ciudad. Por cierto, veremos quién es el candidato de Compromís o si en la lista de Ribó se apunta a un sucesor -Morera aguarda, Oltra podría desembarcar-.

En el lado de la derecha, el PP vive un momento dulce tras unas elecciones hace dos años complicadas donde María José Catalá logró retener 8 concejales tras cuatro años de sobresaltos judiciales y encuestas nada favorables. Ahora éstas le sonríen y vuelven a colocar al PP como fuerza más votada, a un paso de poder lograr la alcaldía.

Catalá lleva dos años de pico y pala, forjando un liderazgo y un PP de Valencia a su medida. Ahora se ve reforzada con la apuesta de Carlos Mazón para ser secretaria general del PPCV. Un cargo que le dará más visibilidad en estos años que quedan para lograr los votos necesarios que den al bloque de la derecha los deseados 17 concejales. Tras la división pasada, el PP de Valencia ahora respira unidad y tranquilidad.

Todo lo contrario le pasa a Ciudadanos. El trabajo que puede haber hecho Fernando Giner estos dos años se ve completamente eclipsado por el declive de la marca que se disuelve como un azucarillo. De seis concejales podrían pasar a cero, desapareciendo del mapa municipal, y cediendo buena parte de ese voto al PP.

En Vox, dos años donde a veces han primado más los desencuentros entre sus dos concejales que las propuestas. Parece que ahora se han puesto las pilas y presentan más iniciativas. Tienen dos años por delante para demostrar que Vox, encabezado por José Gosalbez, puede aportar algo al Ayuntamiento de Valencia más allá que una marca política de moda.

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