El salto reivindicativo de Compromís que empieza a incomodar al PSOE
La coalición ha incrementado la exigencia de la financiación y achaca decisiones de las áreas que gestiona, como el despido de docentes, al Gobierno
El rifirrafe de esta semana en el Congreso entre el único diputado de Compromís, Joan Baldoví, y el Ejecutivo, con el presidente Pedro Sánchez a la cabeza dándole réplica y afirmando que "la Comunidad Valenciana nunca ha tenido mejor financiación", ha sido la espoleta que provocará una batería continua de críticas del principal socio de gobierno del PSOE en el Botánic.La coalición compromisaria da cada vez más muestras de que tiene claro su camino de vivir con una suerte de esquizofrenia política o de discurso dual. Por una parte, dirige la Comunitat Valenciana con el PSPV-PSOE; por otra, le critica, y no solamente orientando su discurso hacia Sánchez, sino retándole a que mantenga las protestas por la financiación y afeando públicamente la nueva pirueta de ese equilibrista de la política que es Manolo Mata, capaz de compaginar la portavocía del PSPV en Les Corts y de, a la vez, codefender a un empresario detenido por una presunta trama de corrupción urbanística conocida como caso Azud, que implica a políticos socialistas. Imposible practicar mayor funambulismo político.
Compromís ya no solo reivindica la financiación justa y proporcional para la Comunidad Valenciana en función de su población y arremete para ello contra su socio, sino que ha dado un paso más al achacar al Gobierno los fallos o medidas impopulares que puedan cometer o asumir altos cargos compromisarios.
Para ello no ha dudado, por ejemplo, en exculpar al conseller de Educación, Vicent Marzà, de la no renovación de 3.000 plazas de docentes contratadas este curso como refuerzo covid, una decisión que ha correspondido a su departamento. No obstante, el síndic de Compromís, Fran Ferri, ha señalado directamente al Gobierno al atribuirle el peso de esa decisión exigiéndole que reparta un fondo extra para contratar docentes y monitores de comedor.
Más aún, ha comparado esa reclamación con una exaltación de la Conselleria de Educación, evidentemente gobernada por Compromís, al afirmar que "es la única que compró mascarillas FFP2 para docentes" (realmente no lo hizo hasta superada más de la mitad del curso) y que "adquirió masivamente purificadores de aire con filtro HEPA para complementar la ventilación" (los instaló en 8.000 aulas de las alrededor de 40.000 que hay en la Comunidad Valenciana, por lo que el "masivamente" no lo sería tanto).
Mientras, el alcalde de Valencia, Joan Ribó, también de Compromís, continúa desviando la atención hacia Conselleria de Sanitat, dirigida por la socialista Ana Barceló, sobre el retraso en la normativa de apertura de casales y, en general, de la celebración de las próximas fiestas falleras en septiembre. Con un colectivo fallero hastiado, el primer edil coloca a Barceló en el epicentro de las críticas.
Los ejemplos son numerosos y se multiplicarán en este salto cualitativo de reivindicación y de desgaste hacia el PSOE-PSPV que está empezando a incomodar a numerosos cargos de esta última formación, que consideran esas críticas como una deslealtad de sus socios de gobierno.
Adelante Ximo Puig o no las próximas elecciones autonómicas, Compromís ya ha empezado a mostrar su estrategia y a dejar claro que el PSOE, además de socio en el Botánic, constituye un rival electoral de primera magnitud para competir por un nicho importante de electorado.