El cese de Ábalos deja descolocado a sector del socialismo valenciano
La pérdida de poder del ex ministro deja en una situación complicada a los numerosos cargos que ha colocado en los últimos años
Ábalos, del todo a la nada
El adiós de José Luis Ábalos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana no supone simplemente la marcha de un militante socialista. En la práctica, representa la caída de un plentipotenciario del socialismo valenciano, de alguien que ha logrado nombrar en su puesto a la delegada del gobierno en la Comunidad Valenciana, Gloria Calero, o colocar en puestos de mandos de Adif, la matriz de Renfe, a Juan Carlos Fulgencio o, muy recientemente, a Francesc Romeu.
A lo largo de sus años de ministerio, Ábalos se ha convertido en el principal rival de Ximo Puig -de hecho, logró conformar una candidatura contra él en 2017 encabezada por el alcalde de Burjassot, Rafa García- por su mando en el PSOE al frente de la poderosa secretaria de organización. Por ejemplo, en la candidatura al Ayuntamiento de Valencia logró colocar a dos peones: Aarón Cano y Elisa Valía, detrás de y marcando a Sandra Gómez, con puestos destacados en el reparto de concejalías.
Ábalos ha desplegado su poder estos años de la mano de la secretaria general en la provincia de Valencia, Mercedes Caballero, que ha decidido el nombre de la inmensa mayoría de diputados provinciales en la provincia de Valencia y ha acorralado al presidente de la Diputación, Antoni Gaspar.
Ahora cambia la situación, sin Ábalos de ministro plenipotenciario y con su rol de secretario de organización en bambalinas, las decenas de peones que dependen de él y que ocupan puestos de responsabilidad y alta remuneración, empezando por la delegada del Gobierno, Gloria Calero, y siguiendo por ex delegado y actual relaciones públicas de la entidad ferroviaria Adif, Juan Carlos Fulgencio, quedan plenamente en entredicho.
La caída de Ábalos, representante por antonomasia del denominado ´sanchismo´, tiene un importante efecto dominó que deja descolocado a gran parte del PSPV y refuerza las tesis de su antagonista, el secretario general, Ximo Puig, distanciado y hasta ahora cohibido por el ya caído ministro de Transportes. Puig puede volar más libre.