La Comunitat: ¿Y del empleo qué?
Ni siquiera el repunte de los datos de población activa estival ha propiciado una recuperación en La Comunitat Valenciana, cuyos números siguen estando a la cola del conjunto de España
La maquinaria de cabezas pensantes del Palau se puso en marcha y todavía ha sido capaz de estirar más la estrategia de confrontación frente Díaz Ayuso y así desviar el debate a un terreno alejado de las cuestiones prioritarias de la agenda valenciana; financiación, agua e infraestructuras, y huir de la cuestionable gestión de la pandemia marcada por la infra vacunación y el desbordamiento evidente que sufre el sistema sanitario.
Calculado ha sido, con desautorización posterior incluida, la ocurrencia premeditada de Puig con Escrivá de interferir en la autonomía fiscal y grabar de manera especial desde el Estado Central a la Comunidad de Madrid. Si de por si explicar la infrafinanciación es difícil, si la confundimos con la fiscalidad se pierde más en la niebla el hilo conductor explicativo y acaba reduciéndose todo a un esquema de controversia entre territorios donde indexando el nombre de la presidenta de la Comunidad de Madrid la polémica adquiere carácter viral, dejando en un segundo plano el alcance del resultado de la propuesta incluso, consiguiendo reavivar la dinámica de construcción del enemigo exterior en la que vienen trabajando los asesores del president Puig.
Y mientras esto sucede uno se pregunta ¿Y del empleo qué? Ni siquiera el repunte de los datos de población activa estival ha propiciado una recuperación en La Comunitat Valenciana, cuyos números siguen estando a la cola del conjunto de España. Precisamente el empleo es en sí mismo un factor clave para el aumento de la recaudación impositiva.
Si la fiscalidad es interpretada como un instrumento de recaudación y no de penalización o confiscación, sin duda la creación de puestos de trabajo es como tópicamente se afirma la mejor de las políticas sociales y además ayuda a llenar las arcas públicas.
En medio de una terrible crisis de paro y con estadísticas tan alarmantes como los del desempleo juvenil, tal y como advirtió hace un par de meses el Presidente Popular en la Comunitat Valenciana, Carlos Mazón, el gobierno de Puig y Oltra sigue exhibiendo una alarmante parálisis permanente que se acentúa por el sometimiento a un ideario visionario de elites, como señalo con acierto el Concejal Socialista Borja San Juan, que dedican sus esfuerzos a la paralización administrativa de cualquier proyecto que pueda aportar al desarrollo en suelo valenciano.
Conocida es la actuación de Compromís respecto a la ampliación del puerto, intu mediterráneo, la variante sur de Pedralba o el reciente proyecto hotelero en El Saler. Hace seis años el conseller Climent nos anunció el tránsito hacia un nuevo modelo productivo. Ya entonces muchos nos preguntábamos de que íbamos a vivir aquí si esa transición venía aparejada de la paralización de proyectos orientados al crecimiento. Seis años después el resultado es catastrófico y del nuevo modelo todavía no sabemos nada.
Estaría bien en estos días en los que se habla de la ampliación de El Prat que Compromís se posicionara al respecto tal como hizo Esquerra en relación a la del puerto de Valencia sin que eso fuera considerado como una intromisión, no alberguen esperanzas eso que planteamos no sucederá.
La Comunitat Valenciana puede ser un lugar para el desarrollo personal y colectivo, un territorio transformador generador de puestos de trabajo y crecimiento, pero para que ello sea posible precisa de un cambio político que deje paso a una administración económica que no pierda esfuerzos en la imposición de un credo basado en axiomas que sólo se pueden permitir el lujo de aplicar aquellas élites que no priorizan en sus políticas la creación de puestos de trabajo.