Ximo Puig: la promesa incumplida que confirma su mando absoluto en el PSPV
El liderazgo de Puig resulta tan incuestionable, con el abalismo decapitado, que con una firma y un tuit basta para ganar un congreso y ser reelegido secretario general
Finales de julio de 2017. Elche. XIII Congreso del PSPV-PSOE. Ximo Puig vence a la candidatura de Rafa García y logra la reelección como secretario general. Anuncia que no se volverá a presentar a un cargo orgánico. "Esta es la última vez", asegura.Diciembre de 2019. Puig empieza a contradecir sus palabras pronunciadas en el cónclave ilicitano. "Quiero liderar claramente el proyecto de progreso para la Comunidad Valenciana", indica en una entrevista en la Cadena SER.
En febrero de este año, en la entrevista que le realiza ESdiarioCV, Puig confirma esa decisión, que rompe del todo su compromiso de 2017, y la justifica apelando su "liderazgo coherente", que "genera confianza". Del mismo modo, pide "cohesión", una manera de tender la mano y solicitar el favor y la tregua del por entonces todopoderoso ministro y secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos.
Las tornas han cambiado. Ya sin la sombra del ex responsable ministerial valenciano, defenestrado por el presidente Pedro Sánchez en la remodelación gubernamental del pasado mes de julio, Puig tiene el camino totalmente expedito. Tanto que se ha esperado hasta el último día de plazo para presentar su candidatura a secretario general y ni se ha molestado en hacer una demostración de fuerza ni de apoyos, como la que sí que llevó a cabo cuando se enfrentó a Rafa García. Por entonces acudió a la sede el día marcado rodeado de relevantes cargos de su partido y con carpetas llenas de rúbricas de apoyo.
Este miércoles lo ha hecho con un sencillo mensaje ("Acabo de formalizar la presentación de mi candidatura como secretario general del PSPV-PSOE. Una enorme responsabilidad. Un inmenso honor representar al socialismo valenciano. Es la hora de la respuesta justa a la peor crisis que hemos conocido. Convicción, diálogo y determinación") y con una foto que recuerda más a su labor institucional. Simplemente firmando un papel, como si de un mero trámite cotidiano se tratara.
En la práctica, en uno de los procesos más tranquilos que recuerda el PSPV-PSOE en décadas (posiblemente desde los tiempos de Joan Lerma no existía tanta calma interna), su formalización de la candidatura constituye un trámite para ser elegido en loor de multitudes socialistas en el XIV Congreso Nacional del PSPV, que tendrá lugar los días 12, 13 y 14 de noviembre en Benidorm.
El liderazgo de Puig resulta tan incuestionable que con una firma basta para ganar un congreso y con su solo anuncio y un abalismo decapitado recibirá el apoyo prácticamente unánime de sus conmilitones en un par de meses. Con el plácet del presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que sí ha cumplido, pese a los altibajos en la relación de estos cuatro años, su afirmación en el cónclave de Elche dirigida a Puig de "eres mi secretario general". Y lo seguirá siendo.
Al igual que el de cientos de cargos de un socialismo valenciano que vive una época dorada, con extenso poder en las principales instituciones. Les ha ido bien con Puig al frente y esperan que, con sus destinos unidos y pese al crecimiento del PP en los sondeos, el hecho de que el presidente de la Generalitat continúe como secretario general implique que la buena racha continúe. Se la juegan con Ximo.