Caso IVAM: De Santa Coloma a Antwerpen pasando por Nueva York
Un coleccionista belga adquirió un Gran Relieve por 800.000 dolares. El IVAM pagó apenas un año antes 360.000 euros acompañados de una donación de trece obras.
La jornada previa a la ronda de peritos, que se estará desarrollando mientras leen esta crónica, resultó breve pero abundante en precisiones. Más breve hubiera resultado si a sus inicios no se hubiera enredado en tecnicismos jurídicos e informáticos a propósito de documentos propuestos por la defensa de José Luis Rueda.
El primer testigo fue el comprador en 2006 de una escultura monumental, pendiente de producción, con destino al espacio público de Santa Coloma de Gramenet, fruto del correspondiente compromiso de un convenio urbanístico. Por ella se pagaron 500.000 euros. Esta modalidad de pago en especie, en ocasiones recogida como mejora en los pliegos de condiciones, no era al parecer inusual en la práctica urbanística de la época.
Un periódico local daba cuenta la instalación de la escultura de Rueda.
El plato fuerte de la sesión de este juicio que se sigue en la Audiencia de Valencia por la adquisición de obra póstuma de Gerardo Rueda por el IVAM fue el segundo. Ángel Enciso, en representación del fondo de capital riesgo Solomon que opera en el mercado secundario canadiense, declaró de forma didáctica y precisa acerca de la diferencia sustancial entre serie (que incluye las pruebas de autor) y múltiple, la indisoluble identidad entre originalidad y autenticidad, la legitimidad de herederos y fundaciones, hasta llegar a afirmar: “este debate (el de la originalidad de la obra póstuma) es debatir el arte contemporáneo”. Bien lo debe saber quien gestiona un fidecomiso que cuenta entre sus fondos de arte con más de una docena de esculturas monumentales de Rueda -cuyo valor ha estimado que podía alcanzar el millón de euros por unidad-, dos Julio González, Picassos y Mirós.
Y lo que demostró saber muy bien y de primera mano es lo que acredita el documento que hoy publica ESdiario debidamente autorizado para hacerlo, de la operación de venta en 2011 al importante coleccionista belga R. J. Le Clercq de un original del Gran Relieve que Solomon adquirió dos años antes en Nueva York a través de Barbara Rose y la intermediación de Sothebys en su función comercializadora de arte. No es de extrañar que dada la importancia de la cifra abonada por el coleccionista, 800.000 USD (el IVAM pagó apenas un año antes 360.000 acompañados de una donación de trece obras) con la primera difusión en prensa del objeto de la Instrucción -por razones económicas, reputacionales y legales, repitió en varias ocasiones- preocupara al vendedor una posible reclamación de su cliente. Pero no ha sido así.
El testigo no ocultó que se analizó la oportunidad de presentarse como perjudicado -acusación, dijo literalmente- en esta causa. Tras las respectivas consultas a la Agencia Tributaria (sobre el IVA) y al Departamento de Propiedad Intelectual del Ministerio de Cultura, y un Informe del profesor Javier Herrera, que fue jefe de documentación del Reina Sofía hasta 2002, tras "comprobar" la legitimidad de lo actuado por gabinete jurídico externo y especializado, “no había causa”. Decidieron apartarse
del litigio con las cautelas pertinentes, due diligence incluidas. El contenido de las respuestas obtenidas fue objeto de litigio por la tajante oposición de las acusaciones a que formara parte de la causa, por “interesantes” que pudieran presumirse por la presidenta del Tribunal Concepción Ceres, que así lo indicó en dos ocasiones. ESdiario ha tenido acceso a las contestaciones de Hacienda y Cultura y, pese a la insistencia de la letrada de la acusación particular por considerarlas genéricas, parecen corresponderse de manera fidedigna con lo argumentado por el testigo.
Muy enérgica, la fiscal Virginia Abad interrogó de forma incisiva e irónica en algunos momentos -como advirtió la magistrada- dando ocasión a interesantes respuestas sobre la diferencia entre generación de obra de arte, que es función exclusiva de su autor, y la producción que es competencia también de sus herederos. O cuestiones sustanciales que distinguen un portal de obra menor -como Art Price- de un proveedor habitual de coleccionistas y museos como Sothebys por ejemplo. Lo que incide prematuramente en los Informes periciales que se estudian en la sesión de hoy.