Caso IVAM: En la recta final
El juicio, además de un sinfín de curiosidades y anécdotas propias del complejo mundo del arte contemporáneo, ha dejado negro sobre blanco dos cuestiones básicas a favor de los acusados.
MonEl generalmente conocido como caso IVAM -algunos, y algunos medios se esforzaron en su día en llamarlo capciosamente caso Consuelo Císcar- que se sigue en la Audiencia de Valencia por el Tribunal de la Sección 5ª que preside la magistrada Concepción Ceres de acuerdo con la instrucción dirigida por la juez de refuerzo Nuria Soler, y sienta en el banquillo de acusados a la exdirectora, al entonces director económico Juan Carlos Lledó y a José Luis Rueda, heredero universal del artista
Gerardo Rueda, autor de la obra póstuma adquirida por el museo entre 2005 y 2006,entra en su recta final y, a partir del próximo martes estará listo para sentencia.
Fue iniciado por la denuncia efectiva que, simultáneamente, presentaron UGT (sindicato de conocida influencia socialista) y el propio IVAM de la mano de su Administrador Joan Llinares (en la actualidad, director de la Agencia Antifraude) hace algo más de seis años. Con el levantamiento del secreto del sumario que duró muchos meses, se conocieron los primeros investigados, así como una extensa denuncia anónima (un insidioso libelo repleto de falsedades, datos y nombres propios ajenos a cualquier hecho real en opinión de los acusados y de las personas que maliciosamente se citan en el) guardada desde tiempo atrás en los cajones del fiscal Vicente Torres, que ha sido responsable del grueso de la Instrucción hasta su huida hacia delante incorporándose a la Magistratura, y su sustitución por Virginia Abad, antes fiscal de menores.
En la larga instrucción, reiteradamente calificada como prospectiva por las defensas, a propuesta de la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales (UDEF) y como resultado de sus propias investigaciones e interrogatorios (algunos exclusivamente en sede policial), aparecieron hasta un total de catorce investigados -diez más que los iniciales- incluido el hijo escultor de la ex directora, luego definitivamente archivado, y el del artista, José Luis Rueda, vendedor y heredero universal de la obra póstuma adquirida. Ello dio lugar a una nueva pieza que es la que ahora se está juzgando -pese a haber concluido su instrucción hace más de un año- ya que la inicial se vio antes del verano en un juicio corto resultado del allanamiento de los tres únicos acusados en esa ocasión.
El desarrollo de esta causa, además de un sinfín de curiosidades y anécdotas propias del complejo mundo del arte contemporáneo, ha dejado negro sobre blanco dos cuestiones básicas a favor de los acusados. Ni testigos, ni expertos, ni peritos (interventores y auditores incluidos) han puesto sobre la mesa razones de ilegalidad grave y manifiesta, más allá de simples irregularidades y consideraciones pretendidamente éticas o deontológicas, cuyo alcance jurídico y penal -como repetidamente han manifestado las defensas- determinará en su sentencia el Tribunal.
Y la “ecuación de oro” en la que la suma de las valoraciones de las donaciones efectuadas durante los años 2005 a 2009 por los profesores Brihuega y Pérez Segura - ahora peritos judiciales- y las realizadas recientemente por las peritos Begoña Torres y Rosario Peiró, a petición de la Fiscalía, de las correspondientes a obra hecha en vida por el artista, duplica la cuantía de lo pagado por el IVAM por la compra, incluidos los costos de fundición. Es decir, no solo no hubo dolo o quebranto para las arcas públicas, sino que la operación supuso un objetivo beneficio económico de más de tres
millones de euros.
Todavía resuena en la sala Tirant la contundencia de Tomás Llorens que respondiendo al Abogado de la Generalitat Josep Pla, constató tres veces consecutivas la autenticidad del Gran Mural del IVAM (“no me líe” respondió Llorens entre amable e irónico ante la repregunta de aquel tras interrumpir la Instructora, “es que me he liado yo, disculpe” … y más tarde “ahora si que me ha cogido usted” …
terció el letrado de la acusación).
ESdiario ilustraba ayer su crónica con la foto del merecido homenaje que el Ministerio de Cultura y los tres referentes museísticos del arte moderno en España (Reina Sofía, Thyssen e IVAM) le dedicaron el pasado 29 de septiembre tras su triste fallecimiento. No faltaron sus directores, Villel, Solana y Enguita. Tampoco la baronesa Carmen Thyssen, la directora General de Bellas Artes María Dolores Jiménez-Blanco, ni el profesor Brihuega, entre otros muchos. En su presentación oficial se dice “Llorens estuvo a cargo de la creación y dirección de los centros museísticos que marcarían el
nuevo ecosistema artístico de la España democrática …”. Nunca le faltó autorictas ni reconocimiento en vida. Su particular legado en este caso es la palanca con la que acusados y sus defensas creen posible acabar de mover la losa que las acusaciones han puesto sobre sus cabezas.