Estas son las consecuencias de no dormir bien
Uno de los primeros síntomas que notamos de un mal sueño es la fluctuación del estado emocional
Uno de los problemas de salud a los que nos enfrentamos a día de hoy es la falta de sueño. La ansiedad, la depresión, los problemas para mantener la atención en una actividad, la baja productividad… Muchos de los casos que manifiestan algunos de estos problemas se deben principalmente a la falta de sueño. ¿Sabes cómo lidiar con ello?
Los efectos de la privación del sueño
El sueño afecta directamente a la salud en general. No dormir bien ocasiona cansancio, afecta el rendimiento, cambia la forma de pensar y disminuye la capacidad de reaccionar y de memorizar. En la práctica, conlleva a la inclinación de la mala toma de decisiones, mal humor y problemas para recordar eventos.
Cambios emocionales
Uno de los primeros síntomas que notamos de un mal sueño es la fluctuación del estado emocional. Irritabilidad, problemas en las relaciones interpersonales, episodios de depresión y/o ansiedad (no ninguna de las enfermedades, sino un período puntual) y un estado de alerta constante.
A largo plazo, también es posible que se presente un cuadro doloroso, potenciado por las emociones negativas. La condición física empeora al mismo tiempo que aumenta la sensibilidad al dolor, por lo que se vuelve más difícil soportarlo.
Adicionalmente, la capacidad cognitiva se ve afectada. Como consecuencia, se vuelve difícil reconocer los pensamientos y, por tanto, las emociones que se sienten. Comunicar los pensamientos y expresarse de forma apropiada se vuelve un reto, así que es más fácil caer en la discordia.
Problemas de memoria y de concentración
La capacidad para almacenar información a corto y largo plazo se ve comprometida. Se asocian típicamente con un mal desempeño académico o laboral, ya que se empieza a notar dificultad para comprender textos escritos o hablados, lo que se intensifica si se trata de procesar grandes cantidades de información.
Durante el sueño REM, se procesa lo aprendido y se asienta la información adquirida durante el día. Por ello, a una persona que le cueste dormir presentará problemas para guardar nueva información.
Por otro lado, la inhibición del sueño altera el campo perceptivo, lo que implica que aumenta el tiempo de respuesta y disminuye la capacidad de concentración. Las personas se empiezan a sentir abrumadas en ambientes saturados con elementos que compiten por su atención. A la vez, no se presta suficiente atención para comprender información y se entorpece la memoria a corto plazo.
Riesgo de enfermedades y trastornos
Los ciclos circadianos dependen en gran medida del sueño. Así, no dormir lo suficiente afecta la salud física y aumenta el riesgo de padecer enfermedades. Hay otros factores que aumentan este riesgo como una dieta desbalanceada y la falta de actividad física, aunque el sueño sigue teniendo impacto.
Así, las personas con trastornos del sueño tienen más posibilidades de sufrir presión arterial alta o baja, enfermedades del corazón, problemas en los riñones y en todo el sistema digestivo, entre otras complicaciones.
Además, durante el sueño se liberan hormonas que ayudan a crear la masa muscular, reparar las células y combatir infecciones. Sin esta ayuda, el individuo se vuelve más propenso a contraer enfermedades. Los niños que no duermen lo suficiente pueden ver afectado su crecimiento porque también disminuye la producción de hormonas que los hacen crecer.
Lo que puedes hacer para mejorar tu sueño
Dormir bien se trata principalmente de hábitos. En el blog del descanso señalan varias estrategias para favorecer el sueño, como meditar antes de dormir y utilizar ruido de blanco de fondo poco antes de acostarse. También se menciona la ingesta de infusiones relajantes como tila y lavanda.
¿Qué tienen en común estas acciones? Juntas relajan la mente y el cuerpo, pero no es su punto fuerte principal. Más bien, la implementación de ellas a lo largo del tiempo asocian la relajación con el sueño, de manera que el cuerpo se prepara para dormir una vez que está relajado.
Existen aplicaciones para relajarse, especialmente pensadas para ayudar a conciliar el sueño. Unas se enfocan en enseñar respiración y estiramientos para relajarse. Otras, ayudan a organizar la rutina con recordatorios y controles para los estados de ánimo. También están las que guían meditaciones que calman la mente.
Otras acciones que puedes hacer para relajarte son practicar ejercicio. Para algunos, ejercitar en la mañana despeja la mente y comienza a cansar el organismo para quemar las calorías antes de la noche, mientras que otras personas lo toman como una actividad relajante.
Establece rutinas
Lo más importante es hacer un espacio en tu día a día para dormir las suficientes horas, y que forme parte de tu vida diaria. Esto implica que el dormitorio sea cómodo, la cama sea apropiada, e incluso necesitas que la temperatura sea de tu agrado para tener un buen descanso.
Evitar el café y las siestas en la tarde evitan que el sistema se agite durante la noche. En cambio, tomar un baño, leer o escuchar música suave son señales para que el cuerpo empiece a relajarse. Hay que evitar las luces de las pantallas porque son estimulantes, lo que implica dejar de lado el móvil y el ordenador al menos 20 minutos antes de la hora de dormir.
No existe una fórmula para dormir bien, aunque el objetivo es el mismo: relajar el cuerpo para tener un descanso profundo y reparador a una misma hora. Y esto se logra con la implementación constante de elementos en pro de ello, y no tanto en una técnica que haga dormir a alguien.