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La vicepresidenta demediada

No se han defendido los intereses públicos. Por el contrario se han servido de las instituciones, de sus recursos humanos y económicos, para sus intereses partidistas y electorales

Pablo Casado, Nadia Calviño; el rey Felipe VI en el acto de entrega del XVIII Premio Nacional Joven Empresario,

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José María Lozano

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Apenas tenía catorce años José María Calviño, el abogado de Lalín -donde se encuentra la mágica Carballeira del arquitecto César Portela- que dirigió la televisión pública del primer mandato de Felipe González, cuando el escritor italiano nacido en Cuba, Italo Calvino, el de las Ciudades Invisibles, publicó su divertida y profunda novela fantástica El vizconde demediado.

No tenía yo pensado, tras hablar la semana pasada de la vicepresidenta “consumista”, ocuparme hoy -en la otra esquina del ring- de la económica, la sensata, la presunta garantía para el capital y la empresa, la auspiciada por Bruselas aunque a la baja, el mal menor para la derecha y el único asidero aparente de Sánchez a la realidad. Nadia Calviño no había nacido cuando el autor italiano desdobló en Gromo el malo y Buono el bueno, al vizconde Medardo de Terralba.

No ha sido la similitud fonética entre los apellidos del escritor de Santiago de las Vegas y la economista coruñesa la que me ha llevado a hacer esta asociación de ideas, o de actores, sino el rifirrafe parlamentario y extraparlamentario de esta semana entre la doña y el Jefe de la Oposición.

Asco, descomposición y desequilibrio pudieran resultar fruto de espontaneidad o nerviosismo -lo que viene a ser igual- y en ningún caso corresponden a una profesional de la política

Ya lo han dicho otros, mucho, y mucho mejor que yo. Verdaderamente dan asco, un asco profundo y un desprecio infinito quienes como en Baleares, en Valencia o en el propio Gobierno, eluden responsabilidad e impiden investigarla en asuntos de la gravedad de abusos a menores. Simplemente repugnante. Claro que repugnó oírlo en boca de Pablo Casado en su airado reproche. Pero no por la forma, ni por insolencia, sino por su contenido cierto y fehacientemente probado. Lo repugnante es que haya ocurrido. Y repugnante es ocultarlo.

“Asqueada” se dijo que se sintió la vicepresidenta primera al oír a su oponente. “Descompuesta”, creo que precisó la interesada en alguna intervención posterior. Ignoro si ya recompuesta y recuperada de náusea alguna, fue cuando espetó a Martínez Almeida lo de “tu jefe es un desequilibrado”. Asco, descomposición y desequilibrio pudieran resultar fruto de espontaneidad o nerviosismo -lo que viene a ser igual- y en ningún caso corresponden a una profesional de la política, tan bragada y experimentada como es la protagonista de esta semblanza. Definitivamente contaminada por un Gobierno que ha hecho de la mentira bitácora, ha llevado el embuste a la categoría contable y, contagiada de bipolaridad funcional, demediada, va de buena o de mala según circunstancia y lugar. Y ahora, por el momento, sin mascarilla.

...Venían acusados en base a una denuncia “a la catalana” de móviles políticos que se sirvió de la UDEF, de la Policía Nacional y de las instituciones públicas

El prestigioso abogado madrileño Santiago Milans del Bosch, que ha defendido a José Luis Rueda en el juicio celebrado en Valencia contra él, Consuelo Císcar y Juan Carlos Lledó, los tres felizmente absueltos de toda culpa, tras conocerse la sentencia favorable -y temprana, como pidió en sus conclusiones definitivas- ha publicado una nota en la que afirma “… que venían acusados en base a una denuncia “a la catalana” de móviles políticos que se sirvió de la UDEF, de la Policía Nacional y de las instituciones públicas para vilipendiar a la que fuera Directora del IVAM, Consuelo

Ciscar, y llevarse por medio a su director financiero, Juan Carlos Lledó, y al hijo del gran artista Gerardo Rueda, José Luis Rueda, su heredero universal, poniendo en vilo todo el sistema museístico internacional …” Coincido plenamente. Han sido la Generalitat de Ximo Puig y la Fiscalía de Pedro Sánchez, con la colaboración “estelar” de la Agencia Antifraude Joan Llinares, quienes han sostenido esta farsa durante seis largos años.

No se han defendido los intereses públicos. Por el contrario se han servido de las instituciones, de sus recursos humanos y económicos, de su nombre, para sus intereses partidistas y electorales. Y esta vez ha quedado contundentemente probado. La justicia independiente y alejada del mangoneo político es ya la única garantía de libertad en España. Jueces y fiscales no pueden ser los colaboradores necesarios de un gobierno tan demediado como su vicepresidenta.

Asqueado por sus propias acciones, descompuesto por los resultados, este gobierno en permanente decadencia y caída libre, ha superado la ficción del vizconde de Terralba. Este gobierno ha generado dos Gromos.

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