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Carbón para todos. O para casi todos

La inteligencia comunista del economista Garzón -ese extraño, inocuo e inicuo ministro de consumo- no para de producir desmanes.

El Rey emérito en una imagen de archivo

Publicado por
José María Lozano

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2022 ha empezado de forma muy convulsa. Veremos si entre unos y otros somos capaces de remediarlo. La ya famosa variante Omicron nos ha situado en un escenario complejo de infecciones generalizadas -incluso entre vacunados jóvenes o no tan jóvenes-, mercado casi negro de test de antígenos y dificultad de PCRs, siempre a costa del magro bolsillo del contribuyente quien también empieza a acusar un fuerte descenso del ahorro forzado durante los confinamientos y la ausencia de actividad económica. Por si faltaba algo, llega la alerta de Flurona, combinado de la gripe común con el bichito de marras. Y con el ciudadano de a pie agotado y hasta el gorro de tanto inútil dirigiendo.

La inteligencia comunista del economista Garzón -ese extraño, inocuo e inicuo ministro de consumo- no para de producir desmanes. Primero fue el turismo, luego los juguetes y ahora la carne de nuevo (recuérdese el chuletón de Sánchez). Ya he tildado de consumista a su reconvertida vicepresidenta -¿qué hay, por cierto, de su anunciado proyecto/escucha? algo debo haberme perdido con tanto contagio- pero he de reconocer que éste, no lo es. Por el contrario representa la cuadratura del círculo ideológico, o el oxímoron del consumo sostenible: el “anticonsumismo” del ministro del ramo. Es como si Darias se despegara ahora en plan negacionista, que todo es factible con estos, solo para joder al personal. Ignoro qué tal le ha sentado a la gallega esta nueva afirmación, a la espera de alguna diatriba contra el pulpo o los percebes.

Lejos estamos de que en el Tribunal de la Aguas se hable catalán, como pretende la Casa de la Moneda en su curiosa explicación. Y es que no paran.

Acabo de visitar el Pabellón de España en la Expo 2020 del que son autores los madrileños Amann, Cánovas y Maruri (Temperaturas Extremas Arquitectos) cuya propuesta arquitectónica, con el lema Personas y lugares, fue la ganadora del concurso. Muy visitado y aplaudido, incluye la también muy interesante instalación de Daniel Canogar y Francisco López, asimismo madrileños. (Aunque amablemente me informaron de que se trataba de arquitectos catalanes … hasta en esto es recalcitrante el Gobierno en sus concesiones catalanistas). No creo que lo afirme así, hoy domingo,

la ministra de transporte en una visita oficial que el Rey Juan Carlos -tan cerca de aquí y tan lejos de allí- no ha podido realizar ni se espera que realice. Estará mejor informada, es de suponer (sobre la autoría, quiero decir, no sobre la indignante orden de no acercamiento del Monarca a cargo de Dña. Dolores, Raúl del Pozo dixit).

Cuando es un clamor el abandono de menores al que se ha entregado con fruición la vicepresidenta valenciana (ya he comprado un par de camisetas “Oltra bad girl”) se dedica sello postal a nuestro histórico Tribunal de las Aguas, y aunque el “calle vosté, parle vosté”es puro tópico y no forma parte del protocolo, lejos estamos de que en él se hable catalán, como pretende la Casa de la Moneda en su curiosa explicación. Y es que no paran.

El académico Luis Miguel Romero, quien fuera Decano de los abogados valencianos, vicepresidente de la abogacía española y presidente de la Federación de Colegios europeos, escribía ayer mismo acerca de los intentos de apropiación de nuestra cultura por parte de los hermanos del norte y del “meninfotisme” que lo consiente. “Enorgulleciéndose” dels Furs de Jaume I, del Consulat del Mar, del Hospital del padre Jofré, de Ausias March, Joanot Martorell, Vives, Sant Vicent … y del propio Tribunal que data del siglo X. Mientras tanto, Ribó, Marzá o el propio Puig se apuntan a la matraca de los països catalans (“el país valencià no existe, idiotas”) para su particular secesionismo. (Esto soy el que lo digo, que el letrado académico es más fino y elegante que un servidor).

...Estará mejor informada, es de suponer (sobre la autoría, quiero decir, no sobre la indignante orden de no acercamiento del Monarca a cargo de Dña. Dolores, Raúl del Pozo dixit).

La cosa es que este año los Magos de Oriente han traído carbón para todos. O para casi todos los que nos portamos bien obedeciendo a ciegas tanta estupidez y tanto desvarío. Tal vez convenga animarse para que el año próximo, año electoral, el marrón del pan duro no se lo coman los camellos sino esta panda que nos desgobierna. Y a nosotros ciudadanos de a pie -y al Rey Juan Carlos- vuelvan a traernos esperanza, ilusión y el restablecimiento de la unidad de España.

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